domingo, 10 de julio de 2016

Love of Lesbian- El Poeta Halley. Una crítica.


El Poeta Halley es ya el octavo disco en la carrera de Love of Lesbian, quinto desde que cambiaron el inglés por el castellano. Decisión a la que nunca le estarán lo suficientemente agradecidos ya que pasaron de no comerse un colín a ser el grupo con mayor repercusión del “indie” español –aún a varias cabezas de los pelmazos de Vetusta Morla-, incluso consiguiendo en un prodigio de multiubicuidad, estar presentes en todos los festivales que se organizan en este país.



Se esperaba con ganas este disco después del mal regusto de boca que dejó su obra anterior, el mastodóntico y vacuo La noche eterna. Los días no vividos. Puede ser que ellos también se dieran cuenta de que habían llevado demasiado lejos su fórmula de canciones con bases machaconas y abundante palabrería graciosa y sorprenden al anunciar que El Poeta Halley es un disco conceptual, con canciones largas y muy trabajadas.



Y el disco empieza bien, francamente bien, con temas como Planeador, Bajo el volcán y Cuando no me ves, aunque pequen de una cierta repetición, y se corona con Los Malos Pasajeros –sin ninguna duda, la mejor canción del disco- a pesar sus excesivos 7 minutos. De todos modos, este inicio hace albergar buenas esperanzas.



Buenas esperanzas que no solo no se confirman sino que se entierran definitivamente al transcurrir el resto del álbum. La debacle empieza con I.M.T.-Incapacidad Moral Transitoria, con un Santi Balmes que se pasa la canción gritando (quién le ha dicho a este hombre que gritar se le da bien? Si parece que esté graznando…) envuelto en unos coros de instituto. Intentan retomar el tono con En Busca del Mago pero su pretenciosidad e insustancialidad lo impiden. Océanos de Sed irrita en su ampulosidad y, otra vez, por los gritos del cantante, Psiconáutas (con sus 9:35 minutos) quiere llevar a los Love of Lesbian por los caminos del rock progresivo y claro, un desastre. Lo mejor de la siguiente, Canción de Bruma, es que rebaja el tono después del despropósito anterior. Para Contraespionaje recuperan el manual de canciones acertadas by Love of Lesbian y tirando de piloto automático consiguen una canción cercana y acertada, casi de lo mejor del disco.



Todo lo contrario que El Yin y el Yen, otro tema que pretende ser gracioso y consigue ser molesto. En este preciso momento recuerdan que estaban haciendo un disco conceptual y se revisten de trascendencia para las dos últimas canciones –El ciclo lunar de Halley Star y El Poeta Halley-, para hablarnos de poetas, escritores y del proceso de creación, aunque ni reclutando al gran Joan Manel Serrat para que recite unos versos logran levantar el vuelo.



Siendo positivos hemos de decir que Love of Lesbian son chicos listos y se han dado cuenta de que las bases machaconas y la instrumentación excesiva asfixian la voz de Santi Balmes y en El Poeta Halley, ésta respira y se le entiende mucho mejor.



A pesar de este acierto, El Poeta Halley es, claramente, un disco fallido. Desmesuradamente largo (13 temas para un total de 72 minutos en un disco pop es una barbaridad) y, sobretodo, muy autoindulgente: letras que no transmiten, no emocionan en absoluto posiblemente porque la temática donde su inspiración brilla es en el desamor, chirriando en otros territorios, sin darse cuenta de que la de voz de su cantante es idónea para un tono confesional, íntimo, que cree ambientes cómplices y cercanos, y fuera de este registro llega a volverse desagradable. Se excede en el uso de juegos de palabras que brillarían si fuesen esporádicos y por repetitivos acaban recordando, con horror, a Mecano y denota una pretenciosidad que les evita ver que no por poner muchas cosas en una canción consigue que ésta sea mejor. O como ellos mismos dicen en su canción Planeador: “Que alguien los pare, empieza a cansar tanta ambición”.



El Poeta Halley no ha sido el Ziggy Stardust particular de Love of Lesbian, de hecho la mera asociación produce rubor. Este disco es como un chicle de esos grandotes que empieza con sabor sorprendente y, poco a poco, se va diluyendo hasta que se convierte en insípido y acabas tirándolo porque es absurdo seguir masticando. Una buena dosis de tijera tanto en número de canciones como en la duración de las mismas hubiese mejorado el resultado final de este olvidable disco. 

BAJO EL VOLCÁN 

I.M.T. INCAPACIDAD MORAL TRANSITORIA

LOS MALES PASAJEROS

EL POETA HALLEY EN SPOTY



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