En una librería se hace difícil no reparar en el estante en que se hallan los libros de la colección
Compactos de Anagrama. El efecto que producen sus chillones colores (uno de las mayores aciertos de marketing de
los últimos años) y lo asequible de su precio provocan que fácilmente te lleves
alguno a casa. Por 8 euros uno se puede arriesgar, sin miedo al error, a
descubrir autores e historias. También es cierto que es el típico libro que
dejas en su sitio –al lado de sus lustrosos hermanos de colección- y que,
normalmente, lees cierto tiempo después.
Este ejercicio promocional viene a cuenta porque exactamente eso me pasó
con Black, Black, Black de Marta Sanz. No recuerdo con que otro libro lo
compré, pero tengo bien claro que era el “de propina” y más teniendo
en cuenta que no había leído nada de esta autora. Pues bien, un tiempo después y llegado el momento
mágico de elegir libro, su llamativo color amarillo influyó para ser el elegido. Para que luego digan que el diseño
de las colecciones y las portadas no son importantes.
Conocemos a Arturo Zarco,
investigador privado no demasiado lúcido y homosexual enamoradizo con exceso de
pluma que es contratado por los padres de Cristina Esquivel, una doctora a la
que encontraron estrangulada en su casa un año atrás sin que la policía haya
sido capaz de resolver el caso. El deseo de los padres es que la investigación
apunte directamente al esposo de su difunta hija, un albañil marroquí en paro,
que para agravar la situación ha enviado a su nieta a Marruecos. Zarco empieza
a frecuentar con asiduidad el edificio para conocer a los vecinos, entre ellos a la misteriosa Luz y a su hijo Olmo, joven estudiante coleccionista de
mariposas del que se enamora perdidamente. A pesar del inicial rechazo de
su madre, establecen lazos de amistad y el detective se convierte en inseparable
del joven e inquietante efebo. La investigación empieza a avanzar a la par que se intensifica su relación con el joven y
su madre. El descubrimiento de ciertos aspectos ocultos de su personalidad le
confunden y solo logran centrarle las diarias conversaciones telefónicas que
sigue manteniendo con Paula, su exmujer
que a pesar de seguir dolida con él, sigue enganchada a su rutina de
comunicación que aprovecha para escupirle su resentimiento por
abandonarle.
Tras este aparentemente clásico
inicio de novela en búsqueda de culpable de asesinato, Marta Sanz, sorprende al
dividir el relato en 3 partes: la primera protagonizada por Zarco, la segunda
que consiste en la lectura del surreal diario de Luz y la tercera en que quien
toma el mando de la narración es la propia Paula.
Gracias a esta estructura en
porciones, la lectura es sorprendente y la escritora nos va aportando luz sobre
el caso con la información que nos añade cada uno de los narradores. Aunque esta
luz en muchos momentos sea oscuridad, ya que con cada punto de vista vemos a los
diferentes personajes bajo un nuevo prisma y algunos de los que considerábamos
inocentes vuelven a entrar en la ruleta de los sospechosos. Cada parte tiene su estilo acorde
a la personalidad de su narrador. La primera en voz de Zarco, es romántica y con un punto de ingenuidad acompañando a una sensación de esterilidad y confusión en el proceso de investigación.
El diario de Luz es el reflejo de una mente compulsiva y con cierto
distanciamiento de la realidad. La parte final en ojos de Paula es mucho más
práctica, cínica y resolutiva, quizá como reflejo de la indignación y cierta
desesperación que consume a su narradora.
Aunque situar la
acción en una comunidad de vecinos no es precisamente novedoso, -indudablemente
nos viene a la cabeza la película de Álex de la Iglesia- y a pesar de que se
trata de una historia con asesinato el foco principal se cierne en las
relaciones existentes entre los integrantes de “esa, su comunidad” y las que se
crean con el ya habitual Zarco. Marta Sanz utiliza un lenguaje y un tono cercano, costumbrista y, por momentos, irónico pero sin olvidar en ningún momento una cierta sensación de asfixia al focalizar la acción en el interior de un edificio consiguiendo esta dualidad dotar de gran atractivo a la lectura de la novela.
Una grata sorpresa descubrir a Marta Sanz mediante este Black, black, black, un muy recomendable libro que desde un inicio clásico se convierte en un ejercicio de estilo con una historia donde nada es lo que aparenta y que, entre anécdotas de cotidianeidad espiadas por la mirilla, la investigación avanza sorteando los meandros causados por las envidias, celos y rencillas entre vecinos que provocan que bajo su vulgar apariencia todos puedan ser culpables.
Marta Sanz en la Wikipedia
Marta Sanz
Recomendación:
Evidentemente continuar descubriendo la obra de Marta Sanz y las posteriores correrías de Zarco.
Hace mucho que tengo ganas de estrenarme con Marta Sanz, siempre dudo con qué libro suyo empezar. Y que tengo dudas. Me consta que es de las autoras que ahora mismo están en una liga aparte en el panorama actual. Pero he visto alguna (poca) crítica que siempre me hace dudar. Le llegará su turno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto que últimamente he visto diferentes libros de esta autora, habitualmente bien colocados en los estantes. Yo he empezado con un libro pequeño aunque, por ejemplo, Farándula ha tenido mucha repercusión.
EliminarAbrazo.
Me parece, con diferencia, el mejor libro de la autora. La verdad es que le guardo muy buen recuerdo a este libro.
ResponderEliminarBesos
Disculpa, se me había quedado oculto tu comentario. Tengo otro de ella en espera debido a la buena impresión que me produjo este Black, Black, Black.
EliminarBesos.
Me la compré hace tiempo pero todavía no le he dado ninguna oportunidad. Ahora le tengo muchas más ganas. La pasaré a preferentes. Ya te contaré.
ResponderEliminarDe bolsillo y acompañando a otro comprado como principal?. Ahora de cara al verano creo que es buen momento. Ya dirás que te parece.
ResponderEliminarAbrazo