Tenemos la suerte de seguir la
carrera de Víctor del Árbol desde hace años y hemos podido comprobar cómo su
popularidad y repercusión han ido creciendo paulatinamente con la publicación
de sus diferentes obras. Desde las iniciales La Tristeza del Samurai o Respirar por la Herida, todavía en Alrevés Editores, pasando por la magnífica Un Millón de Gotas (ya en Destino), hasta su último trabajo La Víspera de Casi
Todo. La reciente concesión del Premio Nadal por su último libro le dará el último
empujón para pasar a un primer plano de las letras españolas. Posición por otra
parte, totalmente merecida.
La Víspera de Casi Todo trata de
2 historias destinadas a entrecruzarse. Por un lado, el inspector de
policía Germinal Ibarra sale de su coche en un páramo parecido al desierto, en
un asfixiante verano en la provincia de Málaga, arrastrando a un hombrecillo
que le guía hasta las ruinas de una cabaña de pastores para encontrar entre
ellas el cuerpo semienterrado de una niña de 10 años. Abatido y agotado por el
macabro descubrimiento y el sofocante
calor, ciego de ira, empieza a golpear a su acompañante, hasta reventarle el
cráneo con su pistola.
Por otro lado y tres años después,
Paola una elegante y enigmática mujer llega en su Mercedes descapotable a un
pequeño pueblo de la Costa da Morte con el pretexto de hacer fotos. Allí se
hospedará en casa de Dolores, una mujer solitaria, y conocerá a Mauricio, un
anciano argentino que tiene a su cargo a su nieto Daniel después de que en un
trágico incendio pereciera el resto de su familia. Rápidamente se crearán los
lazos de amistad entre ellos a pesar de los muros de silencio que les separan y
el peso de la evidente incógnita: de qué huye Paola yendo a refugiarse en un
pueblo perdido de la costa gallega?.
Cuando al poco tiempo y en medio
de la noche, ingresen en el hospital a una mujer con el cuerpo machacado
después de una brutal paliza y ésta reclame la ayuda de Germinal, se
entrecruzarán las dos historias, actualizando un doloroso pasado y trazando
ramificaciones que irán desde los traumas y secretos personales más recónditos
hasta la exposición pública de las familias de la jet set, desde los secretos
de los pueblos pequeños hasta las miserias y los abusos de la Dictadura
Argentina y la Guerra de las Malvinas.
Víctor del Árbol tiene,
principalmente, dos grandes virtudes. Es un gran narrador de historias y un
excelente constructor de personajes. Tiene la gran habilidad de hacer encajar
las diferentes tramas y situaciones con naturalidad y sin artificio, sin
importar la distancia física o temporal entre ellas. Sus libros se convierten
en ecosistemas en que las consecuencias de las acciones de unos afectan a las
realidades de los demás y el escritor consigue que no se vean los costuras sino
que todo se resuelve con precisión milimétrica y sin lastres evidentes.
Leer a Víctor del Árbol duele,
sus personajes pululan con apariencia estoica por sus novelas mientras, parafraseando
al mismo autor, respiran por sus heridas, traumatizados por pérdidas y heridas
del pasado que no consiguen restañar, conviviendo y sobreviviendo a con
dignidad y sin caer en el sentimentalismo, esperando impacientes y a la vez con
temor el día en que deban pagar penitencia por ellas, sabiendo de antemano que
tienen la batalla perdida y que sus fantasmas siempre van a alcanzarles.
La Víspera de Casi Todo se devora
con fruición aunque como todas las obras del autor exige un esfuerzo por parte
del lector, vencer la congoja que provoca la narración en ciertos pasajes. Aunque
al principio ya nos descubre sus cartas, el desarrollo de las diferentes
acciones conduce a un frenético clímax final logrando que el interés se acreciente
mientras avanzan las páginas del libro. Como no podía ser de otra manera, con la aparición del cadáver de una niña ya al
inicio, el tono de la historia es sombrío, tono que se adecua perfectamente a
las nubes que pueblan el cielo de Costa da Morte y que actúan perfectamente
como metáfora del devenir de los acontecimientos, cargando las páginas de
tensión hasta que rompen en la tormenta que supone el clímax final
Como es habitual en el autor,
tanto las descripciones como el vocabulario son muy precisos otorgando fluidez
a su lectura. Los únicos peros (menores, eso sí) que le podemos poner a la
novela es que si se conoce la obra anterior de Víctor del Árbol ésta no
sorprende ya que transita por terrenos comunes del escritor y, especialmente,
le exigiríamos que hubiese profundizado más en la represión de la dictadura
argentina ya que es un tema que se toca de soslayo sin profundizar demasiado (al
contrario de la magistral descripción de la staliniana en Un Millón de Gotas).
Quien conozca a Víctor del Árbol
con La Víspera de Casi Todo descubrirá un escritor magnífico y correrá sin
dudarlo a buscar su obra anterior. El lector que ya conocía al autor,
reconocerá sus patrones habituales de escritura y reafirmará convencido sus
votos y su fe en el mismo.
Víctor del Árbol en la Wikipedia
Víctor del Árbol
Recomendación:
A los afortunados que no conozcan su obra anterior, descubrirla y gozarla. A los que ya la conocemos, esperar la publicación de un nuevo libro del autor.
No he hecho los deberes: todavía no he leído nada de Víctor del Árbol. Pero hace un año le regalamos a mi padre 'Un millón de gotas' (animados por tu reseña, entre otros comentarios positivos) así que cualquier día de estos se lo cojo.
ResponderEliminarY veo que te has atrevido a ponerle peros a esta novela, aún sabiendo que el propio Víctor se podría dejar caer por el blog, como la otra vez.
Pues después de leerte algún libro ligero, debutas con Víctor del Árbol y nos cuentas.
ResponderEliminarLa ventaja de un blog como este - o el tuyo- es que no estamos ni encorsetados ni condicionados por intereses, por lo que se puede decir lo que se piensa, siempre y cuando se argumente en condiciones. La crítica porque sí no tiene ningún sentido. Si Victor se pasa por aquí, será muy bienvenido, claro que sí.
Lo que te decía antes, anímate con el autor y creo que te gustará.