En mi última incursión en la Biblioteca Pública, las ganas de leer una
novela negra clásica, el querer un libro que fuese acierto seguro así como el
efecto amplificador de la película, considerada una de las mejores de la
historia del cine, provocaron que La Jungla de Asfalto (W. R. Burnett) fuese la obra
escogida para llevar a mi mesita de noche.
Y el libro tiene un inicio de lo más prometedor narrando como Erwin Doc
Riedenschneider sale de la cárcel. Éste, un genio planeando atracos, ha urdido dentro
de ella su próximo golpe; el robo a una joyería hasta la fecha inexpugnable y
como botín una cantidad jamás antes alcanzada. Para ello forma una banda de
especialistas: el conocedor de los secretos de todas las cajas fuertes, el chofer
escurridizo y el hombre duro perfecto; distante, contundente y equilibrado. Estos
hombres, reclutados en los bajos fondos de una ciudad que bien podría ser
Chicago, atesoran la esperanza de poder iniciar una nueva vida con el reparto
del botín, dejando atrás la que se han visto abocados a llevar hasta el
momento.
A la vez propone la financiación de la operación al prestigioso y bien
relacionado abogado Alonzo D. Emmerich para poder colocar posteriormente las
joyas.
Hasta aquí el planteamiento inicial de la historia. Al transcurrir la misma,
el lector contempla como el apriorísticamente plan perfecto se va desmoronando
por varios motivos: la situación de ruina financiera que provoca la codicia del
todopoderoso abogado (debido a su pasión por las jovencitas caprichosas), el
azar traducido en mala suerte en el rebote de una pistola contra el suelo así
como la tenacidad y el fino olfato del comisario de la ciudad, Theo J. Hardy.
Todo esto provoca que a pesar de conseguir robar las joyas la colocación de las
mismas sea imposible fracasando todo el plan.
Como ejemplar novela negra clásica – escrita en 1949- la narración en La
Jungla del Asfalto es seca, concreta y poco (o nada) dada a sentimentalismos. Los
personajes están llenos de defectos e imperfecciones pero a su vez, tienen una
lealtad inquebrantable hacia sus compañeros de fechorías exceptuando el abogado
Emmerich, personaje repulsivo al que le han vencido sus bajas
pasiones.
Destacaría el excelente perfil psicológico que traza el autor de cada uno
de los personajes así como el perfecto ensamblaje de todas las piezas de la
historia hasta desembocar en el final de la misma.
Qué gratificante es confirmar un anticipado acierto seguro.
W.R. Burnett
en la Wikipedia
Recomendación:
en ocasiones
parar de golpe y volver la vista atrás recurriendo a la novela negra más
clásica: Dashiell Hammet, Raymond Chandler,
Jim Thompson y Vernon Sullivan.
Escribiendo
esta reseña escuché Dualize de L.A., Casanova de The Divine Comedy (soberbio)
así como el maravilloso Mask de Bauhaus.
Amen!
ResponderEliminarMe encantó, no se pierde en tonterías y tienes la seguridad de estar leyendo una novela negra.
Una gran elección
Besos
Gracias por el aporte, exacto, tiene ese toque seco, áspero y concreto de la novela negra más clásica.
ResponderEliminarBesos.