martes, 25 de octubre de 2016

Barbara Trapido- El hermano del famoso Jack. Una crítica.






Intercambiar libros es un gran invento. Dejarse guiar por el gusto de quien tan gentilmente te los cede es una gran oportunidad para descubrir tesoros de los que no tenías referencias. Así, en un intercambio, llegó a mis manos El hermano del famoso Jack de la sudafricana Bárbara Trapido, libro que de otra manera posiblemente nunca hubiese leído.


La acción nos sitúa en la Inglaterra de mediados de los años 70 donde Katherine, una inteligente y avispada muchacha, está a punto de entrar en la universidad y para lograr una plaza es entrevistada por el profesor de Filosofía, Jacob Goldman. Un docente de gran carisma y arrolladora personalidad que no deja indiferente en un mundo tan conservador como el de la enseñanza. Como no podía ser de otra manera, Jane queda gratamente impresionada con su interlocutor.


Cuando un amigo le propone asistir a una fiesta en el campo y acaba recalando en la casa rural de los Goldman, Katherine queda conmocionada por el curioso y desinhibido ambiente que reina en la casa, habitada por Jacob, su divertida esposa Jane y sus cinco hijos, fijándose especialmente en los dos mayores, de edades similares a la suya: el perfecto Roger y el salvaje y sensible Jonathan. El influjo de los Goldman conquista totalmente a la muchacha, que cada vez pasa más tiempo con ellos en su casa e inevitablemente se acaba enamorando de Roger, con quien vive su primer y gran amor, viéndose absorbida de tal manera por este sentimiento que acaba anulándose a sí misma para convertirse en un apéndice de su novio. Éste ante su posición de fuerza se convierte en un perfecto mentecato, deteriorando la relación hasta que llegar a romper con nuestra protagonista. Ésta totalmente rota y desolada, se aparta de sus amigos y acaba huyendo del país para poder superar su tristeza y vacío interior.


Tras este arranque, que posiblemente no sea el más original de la historia de la literatura, hallamos una buena historia en la que destacan lo bien configurados que están los personajes: el extravagante Jacob que tras su huraña apariencia esconde un gran corazón, la cáustica y risueña Jane que mantiene el equilibrio familiar, el hijo modelo y bastante gilipollas Roger, la promesa de tipo encantador por pulir que es Jonathan y la adaptable esponja inteligente que protagoniza la novela. Personajes bien construidos y muy coherentes durante toda la duración de la novela a los la autora consigue que se quiera con facilidad. Bueno, a todos no pero eso empieza a ser más que evidente.


En cuanto a su estructura, El hermano del famoso Jack se divide en tres partes: la primera en que la autora nos muestra como influye en la protagonista los cambios en su vida, tanto Oxford como, especialmente, la influencia de la familia Goldman. La segunda, en la que la joven totalmente deprimida deja el país para empezar de nuevo y la tercera, en que nuestra heroína ha conseguido recomponer sus pedazos y vuelve a tomar las riendas de su vida. El ritmo de la narración sigue fielmente el estado de ánimo de Katherine. La primera parte se lee con avidez gracias a sus deslumbrantes personajes y los mordaces y divertidos diálogos que mantienen entre ellos. La segunda parte es plomiza, farragosa, viéndose afectada por un exceso de sentimentalismo, mientras que la tercera recupera el ritmo, haciendo olvidar la fatiga anterior, añadiendo inteligencia a sus ya de por sí, vivaces diálogos. Barbara Trapido es hábil al no rebozar demasiado a Katherine en las consecuencias del mitificado primer amor frustrado (exceptuando la parte central), sino que logra dejarlo atrás con madurez, juicio y humor, sin que suponga un lastre ante las nuevas oportunidades que ofrece la vida.



El hermano del famoso Jack puede que no sea la joya de la literatura inglesa que anuncia la portada del libro pero no es tampoco un relato iniciático más sino que nos ofrece un texto repleto de encanto, ritmo y trufado de ingeniosos y punzantes diálogos que consiguen una lectura provechosa y agradable. 

Barbara Trapido en la Wikipedia

Recomendación: 
Apostar, en ocasiones, por libros de los que no se tienen referencias, aunque a veces no se acierte y nos toque un tostón de consideración.

Mientras escribía esta reseña he escuchado Dog Man Star y Night Thoughts de los fantásticos Suede tanto en su deslumbrantes primeros discos como en sus inspirados últimos trabajos.


domingo, 23 de octubre de 2016

Trentemøller- River in me



There's a river in me
Running to the sea
There's a river in me
A river when she holds me

I am a rock
She is the sea
Shaping each other's forms

As time goes by
And waves go forth
Her face is relaxed
Her body Climaxed

Now the river is dry
Left me unsatisfied
There's no river in me anymore
No more kisses on the shore

Feels like loosing my head
Footprints deep in the sand
As I cast about my option (I see)
Close to the shore
A diver who descends
To the ocean
He may come back with my girl
Or he may never never return

Feels like loosing a leg
Something on which you stand
As I cast about my option (I)
Become aware
I'm the diver who descends
To the ocean
I may come back with my girl
Or I may never never return

Whatever you choose
Don't choose to look away
Whatever you choose
Don't choose to fade away

 

miércoles, 12 de octubre de 2016

Chucho- Los Años Luz. Una crítica.

Fernando Alfaro es, desde hace muchísimo tiempo, un referente claro en la música -llamémosle así- independiente de este país y, después de cuatro discos con los seminales Surfin Bichos, cuatro con Chucho y tres con su propio nombre, sigue estando en forma, mucho. Tan solo un año después de su última obra, Saint- Malo, vuelve a reunir a sus queridos Chucho (doce años después de su último trabajo), bajan al estudio del gran Paco Loco y nos entregan un nuevo trabajo, el espléndido Los Años Luz.


En el disco podemos observar una clara bipolaridad entre las canciones, de una parte temas de rock guitarrero e intenso que, por momentos transitan por caminos blueseros y/o picotean del punk y recuerdan a los Chucho de sus discos iniciales, y por la otra temas que se asientan en el pop luminoso y delicado. Por la estructura del disco incluso podemos afirmar que los temas se agrupan de tres en tres alternando ambas tendencias.


El primer bloque empieza con la reconocible sintonía de Thames TV que abre Esto es un error, la espléndida Flores sobre el Estiércol (primer single) contraponiendo su aire de blues sórdido con un estribillo claramente pop y Nadie es Inocente con sus raíces en el psychobilly y su letra rabiosa y vengativa. El siguiente bloque, de claro cariz melódico, lo forman la delicadísima Cosas Hermosas, Un Inmenso Placer con su divertida letra que ensambla perfectamente con la juguetona línea de bajo que protagoniza la canción (y que la empareja con facilidad con Magic de su genial Tejido de Felicidad) y la muy melódica Oso Bipolar.


Cambio de tercio con un grupo de cuatro canciones (como excepción) que se inicia con Predicar en el Desierto, de tono apocalíptico y oscuro gracias a sus enloquecidas guitarras y una percusión insistente. Desidia que enmascarada en un tono delicado, posee una letra ponzoñosa que reclama el derecho al desinterés y a una cierta misantropía. En Fuego Fatuo, recuerdan a los mejores Surfin Bichos con sus riffs de guitarras omnipresentes y con un Fernando Alfaro escupiendo sus visuales textos para dar paso a Banderas Negras, posiblemente la mejor canción del disco, con una lírica nihilista y una tensión creciente hasta el límite, a la que contribuye decididamente un magnífico trabajo a la batería.


El último bloque, en este caso mucho más ligero, lo forman Viva Peret, un experimento rumbero pop que no acaba de encajar, la sorprendente Rayos que al inicio y por su percusión, recuerda al Rompehielos de The New Raemon aunque luego toma otras derroteros gracias a la aparición de un banjo saltarín y la postrera y más anodina, Las Chicas del Calendario.


Los Años Luz es un gran disco y certifica que la reunión de Chucho ha sido todo un acierto. Se hallan en un momento dulce, consiguiendo en todo momento un sonido robusto, equilibrado y de mucho empaque. El disco brilla especialmente en los momentos de mayor agresividad con un Fernando Alfaro cantando airadamente con la música encapotando el discurso debido a las rápidas guitarras y a las persistentes bases rítmicas. Solo al final se percibe una cierta sensación de fatiga provocado por el menor nivel de las 3 últimas canciones. El perruzo ha regresado, tan fiero, amenazante y agresivo como siempre y eso es una gran noticia para el oyente.


De todos modos, y para rizar el rizo con la exigencia, no dejamos de pensar que si el productor hubiese aplicado un poco de tijera y hubiese cerrado Los Años Luz con Banderas Negras estaríamos ante un trabajo todavía más redondo.


 FLORES SOBRE EL ESTIERCOL

UN INMENSO PLACER

BANDERAS NEGRAS

LOS AÑOS LUZ EN SPOTI


domingo, 9 de octubre de 2016

Oliver Sacks- El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Una crítica.

Estando de vacaciones lejos de casa puede ocurrir que te quedes sin libro que leer. Eso es precisamente lo que me pasó este pasado verano, por lo que no tardé en entrar en una bonita librería. Librería en la que, como curiosidad, no tenían mesa con chillonas novedades y los libros estaban ordenados por editorial, consiguiendo un logrado efecto cromático (interesante tema de discusión, si los libros deben ordenarse por autor o por editorial). Después de un buen rato en que el Síndrome de Stendhal tomó el mando, finalmente recurrí a la siempre efectiva Colección Compactos de Anagrama para hacerme con un título de los que llama la atención: El hombre que confundió a su mujer con un sombrero de Oliver Sacks.


No había leído nada del famoso neurólogo y divulgador y lo cierto es que tenía bastante curiosidad por introducirme en su obra aunque nunca encontraba el momento. Supongo que el contexto y la repercusión de su reciente defunción influyeron en mi decisión aunque también una cierta atracción hacia las disfunciones mentales.


En el libro, Oliver Sacks enumera y explica una veintena larga de casos con los que se ha ido encontrando durante su vida profesional. Desde el del paciente que da nombre al título hasta el de Ray, un hombre con tics tan continuados y violentos que condicionan totalmente su vida, pasando por Madeleine que tiene unas manos que no siente como suyas o por Los Gemelos, dos hermanos deficientes capaces de calcular en un instante en qué día de la semana caerá cualquier fecha que se les proponga. Nos presenta a Natasha, nonagenaria que a sus edades se vuelve lujuriosa aunque también a Jimmie, que treinta años después del final de la II Guerra Mundial sigue creyendo que sirve en la Marina dentro de esa contienda.


Cito estos sin ningún orden ni concierto pero podría enumerarlos todos, ya que cada uno es de ellos es –como poco- curioso cuando no aterrador. El enorme acierto de Oliver Sacks y su gran virtud estriba en que los detalla con un lenguaje inteligible sin perderse en vericuetos médicos, recurriendo a un lenguaje técnico sencillo y sin extenderse en exceso. Nos presenta los casos de sus pacientes desde una perspectiva muy humana, sin tratarlos en ningún momento como atracciones de feria –porque no lo son, lógicamente- y con sumo respeto tanto por ellos como por las tortuosidades de la mente humana. Además, no presenta curaciones milagrosas ni remedios infalibles sino que explica la evolución de la enfermedad y el tratamiento seguido, que no siempre funciona, y en muchos casos solo consigue paliar sus síntomas pero al menos mejora la vida del paciente.


Me ha convencido Oliver Sacks en el primer encuentro con sus escritos y reincidiré en otros. De todos modos, leer de forma seguida los 24 casos que expone el libro puede ser una tarea ardua provocando una cierta confusión entre todos ellos, por lo que sugeriría alternar la lectura de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero con otros libros para evitar al sensación de empacho que puede llegar a producir. 

Oliver Sacks en la Wikipedia


Recomendación: 
Atreverse con libros, llamémoslos así, diferentes. 
Nick Cave and the Bad Seeds, el pop destartalado de Hefner.

Mientras escribía esta reseña he escuchado el abrupto Gore de Deftones (por cierto, carrera ejemplar la de los americanos), el irregular por su propia naturaleza Boxing Hefner de los fantásticos Hefner y el abrumadoramente triste Skeleton Tree de Nick Cave and the Bad Seeds. 

miércoles, 5 de octubre de 2016

Nada Surf- You Know Who You Are. Una crítica



You Know Who You Are es ya el octavo disco en la carrera de Nada Surf y aparece veinte años después de su disco de debut High Low. Cuál es el secreto de una carrera tan longeva? Ir siempre a la suya huyendo de modas y conseguir que el éxito de Popular, un temazo mayúsculo al inicio de su carrera, no se los llevase por delante ni los endiosase más de la cuenta.


En su nuevo trabajo el productor vuelve a ser su habitual Tom Beaujour que sigue en su línea de conseguir un sonido muy nítido y cristalino. La principal novedad estriba en la incoporación de Doug Gillard procedente de Guided by Voices, como segundo guitarrista, después de tantos años sin cambios en el trío formado por Matthew Cavs, Daniel Lorca e Ira Elliot. Nueva formación que, por cierto, ha durado poco ya que el guitarrista volvió con su antigua formación después de unos meses de gira.



Nada Surf siempre han militado en las filas de un power pop con aristas aunque en sus últimos discos se han ido decantando, de manera progresiva, hacia un pop melódico favorecido por la cálida voz de un Matthew Cavs cada vez mejor cantante y en este You Know Who You Are no hacen más que confirmar esta ambivalencia. Bonitas canciones pop como el primer single Believe You’re Mine, Friend Hospital, la preciosa Rushing y la muy calexiconiana Out of the Dark,  se alternan con pildorazos guitarreros como New Bird, la inicial Cold to See Clear o la frenética canción que da título al álbum. Por cierto por aquí somos mucho más partidarios de su faceta acelerada que de la reposada.



Bien sabido que esta fórmula no es la más original de la historia de la música e incluso provoca una cierta linealidad en algunos temas, pero nos gusta y a estas alturas de la película ni esperamos, ni queremos, que Nada Surf vuelvan a dar un campanazo como hicieron con Popular sino que deseamos que sigan siendo ese amigo con quien compartes confidencias y con el que retomas la confianza en el punto justo en que la habíais dejado, sin impostar en absoluto ni importar el tiempo transcurrido. You Know Who You Are no cambiará nuestras vidas pero, a cambio, logra pintar en nuestras caras una sonrisa de satisfacción gracias a sus 40 bellos minutos y eso es más que suficiente en estos tiempos de artificios efímeros.

COLD TO SEE CLEAR

RUSHING

YOU KNOW WHO YOU ARE

 YOU KNOW WHO YOU ARE EN SPOTI