miércoles, 29 de agosto de 2018

HAZTE LAPÓN - TU SIEMPRE GANAS. PARTE 1. LA VIDA ADULTA (Instrucciones de uso). Una crítica

Después de un LP soberbio como No son tu marido, esperábamos expectantes el siguiente capítulo en la discografía de Hazte Lapón. El anuncio de su nuevo trabajo venía acompañado de una doble noticia: por un lado, lanzarían un disco doble publicando la primera entrega de inmediato -con el título Tu Siempre Ganas. Parte 1. La Vida Adulta (Instrucciones de Uso)- con su continuación varios meses después y por otro y más amargo, irremediablemente sería el último disco de Hazte Lapón.
En las entrevistas promocionales han especificado los motivos de la renuncia: un cierto desencanto ante el circuito musical; la dificultad de compatibilizar la dedicación a la música con la vida profesional; la complejidad de mantener un grupo con integrantes viviendo en distintas ciudades y las obligaciones familiares impuestas por la vida adulta. Uno de los motivos esgrimidos ya se ve plasmado en esta entrega ya que su creación ha recaído totalmente en la pareja formada por Lolo Lapón y Saray Botella, ayudados por Ferrán Resines y Cristian Pallejà a los mandos y arreglos varios, mientras que el magnífico diseño gráfico ha ido a cargo de Mapi Pérez.


En este Parte 1. La Vida Adulta (le llamaremos así para abreviar) Hazte Lapón da otra muestra de su abundante variedad estilística, siempre orbitando alrededor el pop-rock y un poco como Klaus & Kinski, su gran referente, que no dudaban en meterse en charcos como el folklore o la copla. En esta entrega encontramos desde el desarrollo indie-pop épico a lo Arcade Fire de la inicial La Bolsa o la Vida, pasando por el rock noventero de guitarras agresivas siguiendo la estela de Pixies, Superchunk o Dinosaur Jr. en La Vida Adulta, el piano clásico que vertebra El Punto Ciego, el picoteo en el lo-fi y la americana con aroma a Will Oldham, Kurt Vile o Bill Calahan de la parte central del disco (Carrusel, Las Mujeres que no amaban a los hombres, Como Vera y Vladimir o Walter Disney Corp), sin olvidar el rock indie noise de Suiza o Fantasías Brutalistas. Cabe mencionar que en esta última Saray actúa como vocalista principal por única vez en toda la entrega. Como ya ocurría en su trabajo anterior, uno de sus grandes méritos es integrar todas las referencias mencionadas (sumando a Fernando Alfaro en todas sus manifestaciones, el indie planetario, Magnetic Fields, la cotidianeidad de Manos de Topo y Vainica Doble, entre otros) consiguiendo un sonido propio, rico y distintivo.
Tras este título ligeramente pretencioso encontramos un disco conceptual que da vueltas sobre la aceptación de la llegada de la madurez – la “vida adulta” del título- y el abrazo de las responsabilidades aparejadas dejando atrás periodos más disolutos. Todo esto encuentra reflejo en textos como en “hay algo que se estructura como una nueva cotidianeidad” referido a la reciente paternidad en La Bolsa o la Vida o en La Vida Adulta “los viejos conceptos se tambalean, las nuevas lenguas se balbucean”.  El miedo a la incertidumbre y la muerte reflejado magníficamente en Sabes la Noche.  Las responsabilidades en “estamos solos, solos los dos” en El Punto Ciego y el dejar atrás la eterna juventud y tomar decisiones en aras de una estabilidad: “ya he decidido con quién quiero estar toda mi vida, no me hagas ahora cambiar de planes” en Fantasías Brutalistas o el “Como Véra y Vladimir” en la canción del mismo nombre, sirviéndose de la metáfora del matrimonio Nabokov como imagen de relación duradera en la que el hombre se apoya en la mujer. Mención aparte para el título Las Mujeres que no amaban a los hombres que explicita el miedo masculino a perder a la mujer de la que dependen y que, además de jugar con el título inicial de una famosa saga de novelas, cierra el círculo con el Tu Siempre Ganas del título. A toda esta temática lírica, le suman una serie de referentes en el mundo lapón como podría ser la obra literaria de Nabokov, Francis Scott Fitzgerald, Tesla, Walt Disney y la psiquiatría para acabar de conformar su imaginario.
Tu Siempre Ganas. Parte 1. La Vida Adulta (Instrucciones de Uso) es otra gran colección de canciones acertadas, con unos textos brillantes e inteligentes, casi insolentes por su precisión y aparente sencillez. Desde Urano destacamos temas como La Bolsa o la Vida, Suiza, La Vida Adulta o Walter Disney Corp aunque el conjunto se resienta ligeramente de una excesiva languidez que se supera por sus magníficos textos. Esta entrega supone un nuevo aldabonazo en la trayectoria de un grupo especial, singular por su imaginario calidoscópico e inteligente, clave en el pop de los últimos años y al que echaremos muchísimo de menos. Aunque para lamentarnos de esto esperaremos a escuchar la segunda entrega de su testamento.
LA VIDA ADULTA 

WALTER DISNEY CORP. 

SUIZA

 Tu Siempre Ganas. Parte 1. La Vida Adulta (Instrucciones de Uso) en Spoti


OTRAS RESEÑAS DE HAZTE LAPÓN: NO SON TU MARIDO

domingo, 26 de agosto de 2018

WILD MEADOWS - WILD MEADOWS. Una crítica.

El pasado mes de marzo, el shoegazero grupo de Melbourne, Wild Meadows, publicó su disco debut de título homónimo. Anteriormente, en 2015, ya habían lanzadon un EP de presentación pero de la formación inicial actualmente solo quedan el bajista Donovan Pill y el guitarrista James Ross, destacando como cambio más significativo la entrada de la nueva vocalista, Jennifer Lawrence, que caracteriza el sonido del grupo por su cálida voz.
En la bandcamp del grupo destacan como influencias el garaje rock, psych-pop jangle sixties, la electrónica ochentera y el noise pop de los 90s. Lo cierto es que en el disco se encuentra con facilidad rastro de todo ello. Noise pop garajero en Stay for a while y la inicial First Exit, con sus poderosos riffs de guitarra y una batería desbocada. Jangle con reminiscencias las canadienses The Organ en la bonita These Days. Pop luminoso con vocación de single en Evergreen, en la que tiene el protagonismo vocal James Ross.
Pero lo que predomina en el álbum es el shoegaze; vaporoso en Feel the Noise, primer single, imponiéndose la vocalista sobre las trenzadas guitarras. Denso y rítmico en Fever y delicado y brumoso, virando hacia dream pop, en las dos canciones finales: Sunshine y Uzi, con sus etéreas capas de guitarras que llegan a recordar a los legendarios Cocteau Twins.
Wild Meadows tiene ocho canciones y sus treinta escasos minutos se hacen realmente cortos. Su sonido, compacto y vigoroso, es muy atractivo gracias al excelente trabajo en la producción por parte de Paul ‘Woody’ Annison que logra encajar perfectamente todas las piezas, contrastando las tormentas instrumentales con la dulce voz de la vocalista, para entregar un magnífico disco de inflamado shoegaze y aguerrido noise pop. Un gran debut de los australianos.
 FEEL THE NOISE

 STAY FOR A WHILE
EVERGREEN
WILD MEADOWS EN SPOTI

Fotografía del grupo tomada de Tomatrax, an independent online music magazine

viernes, 24 de agosto de 2018

J.L. CARR - CÓMO LLEGAMOS A LA FINAL DE WEMBLEY

Cuando hice la lista de libros que quería comprar en la pasada Diada de Sant Jordi, uno de los que tenía marcados con la etiqueta de máxima preferencia era Cómo llegamos a la final de Wembley. Aunque tan solo había leído una pequeña referencia, su tremendamente atractiva portada (con cuatro personajes ataviados con “equipaciones” futboleras de hace casi un siglo) y el hecho que tratase de fútbol me atraía poderosamente. Cabe destacar que pese a que la edición de Tusquets Editores sea de este 2018, el libro se escribió en el ya lejano 1975 y su autor, J.L. Carr, falleció hace ya unos cuantos años.

La historia se ambienta a mediados de los años setenta en Steeple Sindeby, un pueblecito agrícola situado en Yorkshire, en la zona Norte de Inglaterra, en un medio totalmente rural, de tan solo 547 habitantes y al que el resto de ingleses no duda en calificar de paletos o pueblerinos, en el mejor de los casos. El equipo de fútbol del lugar -Steeple Sindeby Wanderers- decide inscribirse para competir en una de las competiciones más prestigiosas que existe, la FA Cup. Por ello, hacen un equipo totalmente nuevo basándose en las indicaciones de su mejor jugador, Alex Slingsby, que llegó a debutar con el Aston Villa, y que por circunstancias personales ha acabado en esta pequeña aldea. Éste pide ayuda al Doctor Kossuth, un filósofo húngaro que reside en el pueblo, para que aplique sus ideas al fútbol. Con sus enseñanzas teóricas y el apoyo incondicional de su excéntrico presidente, el Sr. Fangfoss, conformarán un equipo que gana partidos e irá pasando rondas de la competición hasta llegar a la final de la competición.

El narrador de la historia es el Sr Gidner, secretario del club y escritor a ratos libres. Este tiene un puesto privilegiado ya que es pieza indispensable en el devenir del equipo aún a pesar de no vestirse de corto. Se vale de sus propias experiencias, de las crónicas de los periódicos deportivos y de las actas de las reuniones de la Junta del club para explicar las peripecias del equipo.

Quien piense que la historia va sobre una sucesión de partidos de fútbol está totalmente equivocado. Evidentemente se narra el crecimiento de los Wanderers pero los partidos en sí no son el núcleo del libro, incluso se pasa totalmente de corrido en alguno de ellos, sino que lo interesante es cómo se crea el grupo (reclutando al párroco, al lechero y a varios mineros entre otros), como de un pueblo insignificante se consigue tener un equipo que llega a plantarse en la final de una competición tan importante y, sobre todo, tanto el impacto que tiene esta pequeña hazaña en todo el Reino Unido como ésta afecta a la aburridísima vida cotidiana de los habitantes de Steeple Sindeby. 

La novela tan solo tiene unas doscientas páginas que se devoran con rapidez. Su lectura es una delicia por sus párrafos cortos, sin adornos innecesarios, repletos de un jovial humor inglés que se filtra incesantemente entre sus líneas (es de agradecer la gran traducción llevada a cabo por Puerto Barruetabeña). No es un humor de provocar carcajadas pero sí de tener continuamente una sonrisa dibujada de oreja a oreja -la que aparece al contemplar algo que nos atrae irremediablemente- tanto por el estilo del autor como por la empatía que provocan este tipo de proezas deportivas (Alcorconazos varios o el equipo de bobsleigh de Jamaica en Calgary88, por poner algunos ejemplos) protagonizadas por equipos en clarísima desventaja competitiva.


J.L. Carr trató de reflejar su experiencia en un equipo amateur durante su juventud y el resultado es Cómo llegamos a la final de Wembley. Un regalo, una absoluta delicia de lectura ya convertida en clásico de la literatura moderna y no solo de la deportiva, como denota el hecho de que haya sido reeditado recientemente por Penguin Modern Classics en lengua inglesa, recomendado tanto para futboleros irredentos como para lectores en general.


RECOMENDACIÓN:
Hablando de fútbol; el enorme Fiebre en las Gradas de Nick Hornby y la trilogía futbolera del recientemente fallecido Philip Kerr. 

Durante la redacción de esta reseña he escuchado el fabuloso retorno de Slowidve de título homónimo, el disfrutable power pop de Fountains of Wayne en Welcome Interstate Manager así como Swoon de los magníficos Silversun Pickups.

miércoles, 15 de agosto de 2018

SARA MESA- CUATRO POR CUATRO. Una crítica.

Creo que es una buena costumbre acompañar la compra de libros seguros, esos que tienes marcado en fluorescente, con alguno en edición de bolsillo de autores que todavía desconoces pero que quieres probar con ellos. Apuesta de bajo riesgo le podríamos llamar (a nivel monetario, claro está). Así, como acompañamiento, llegó a mis estantes Cuatro por cuatro -de Sara Mesa de quien había leído interesantes referencias- y una vez al lado de sus compañeros en Compactos de Anagrama ya solo cabía esperar el momento adecuado para leerlo. Momento que siempre acaba llegando.
Cuatro por cuatro sucede en un único escenario; un colegio elitista llamado Wybrany College, un internado exclusivo situado fuera de la ciudad, contando además con un bosque y un enorme cercado para lograr el aislamiento que quieren sus propietarios. Presume de seguir un selecto y eficiente modelo educativo y además cuenta con un programa de inserción de jóvenes becados (hijos de empleados o chicos muy inteligentes de clase social baja) que de otra manera no tendrían accesos a una educación privilegiada.

Su estructura consta de dos partes y un epílogo. En la primera parte se asiste al devenir del curso dando voz tanto a los alumnos de buena familia, como a los becados y a los directivos del centro. En la segunda, que sucede pocos años después de la primera, el protagonista principal es un inseguro profesor sustituto que llega al colegio una vez empezado el curso y va descubriendo poco a poco el funcionamiento del centro y las normas que marcan las relaciones entre alumnos, profesorado y cuadro directivo. Conforme pasan los días, descubre apesadumbrado que bajo la idílica postal educativa habita una implacable y corrosiva podredumbre que le hará plantearse su papel en el centro y su comportamiento.   

Para diferenciar ambas partes, la escritora utiliza estilos diferentes. En la primera parte usa capítulos muy cortos, de 3 o 4 páginas, narrando escenas muy concretas con diálogos y acción y como he plasmado anteriormente, con un planteamiento coral. En la segunda, en cambio, se vale del diario del profesor sustituto para detallar el día a día del centro. Entradas largas, llenas de dudas, miedos e incertidumbres. Conforme pasan los días y el profesor empieza a sospechar el verdadero funcionamiento del centro y la existencia de unas desconocidas reglas no escritas que se cumplen inflexiblemente, su escritura se vuelve taciturna y claustrofóbica como reflejo del sentimiento de asfixia y control creciente que experimenta.

El libro cuenta con grandes virtudes como su dinámica primera parte que genera adicción en el lector al sucederse los capítulos con gran rapidez. En un plano más metafórico, Cuatro por cuatro no deja de ser un espejo aumentado de nuestra sociedad en la que los trapos sucios del poderoso se lavan en casa bajo un manto de opacidad y aunque se utilice un bonito lema de integración, la realidad es totalmente diferente con una constante separación de clases e impermeabilidad entre ellas (a los alumnos becados se les llama especiales). Además de las citadas, destaca poderosamente la elaboradísima forma de escribir de Sara Mesa y el desarrollo de la trama; cada vez que alumbra algún paraje genera una nueva incertidumbre. El libro está lleno de zonas oscuras, de insinuaciones e interpretaciones. Como dice uno de sus personajes: “Todo lo que ocurre en el colich no pasa con palabras” con lo que consigue que el lector mantenga una atención constante para no despistarse. Por el contrario, su principal inconveniente es la duración y el tono apesadumbrado de la segunda mitad, en que la lectura se vuelve árida y fatigosa siendo excesivamente larga y provocando una cierta sensación de hastío que contrasta con la adicción que provoca la parte anterior. Cierto que es un tono buscado para reflejar el estado de ánimo del profesor conforme avanza la historia, y que recuerda a El país de las últimas cosas de Paul Auster, pero se le acaba yendo excesivamente la mano a la autora.

Cuatro por cuatro me ha parecido una buena historia sobre las relaciones de poder y la sumisión a ellas en el entorno de un exclusivo colegio privado, brillante por momentos, aunque acabe deshinchándose en su parte final. Y sobre todo, me ha permitido descubrir a una gran escritora, Sara Mesa, que valiente, demuestra no tener miedo a atreverse a mezclar diferentes estilos.

RECOMENDACIÓN:
Como he dicho anterioremente, profundizar en la obra de Sara Mesa en busca de más historias interesantes.

Durante la redacción de esta reseña he escuchado el oscuro Naturaleza Fractal de Antiguo Régimen, el hallazgo llamado Vietnam de los neozelandeses del mismo nombre y, en plan homenaje por su 30 aniversario, el maravilloso Surfer Rosa de los ya legendarios Pixies.

lunes, 6 de agosto de 2018

COLIN BARRETT - GLANBEIGH. Una crítica.




Realmente elegir un libro como Glanbeigh era una obviedad. En primer lugar, el hecho de que su joven autor, Colin Barrett, narre en breves relatos, o cuentos llámenlo como quieran, las andanzas y desdichas de los jóvenes moradores de un pueblo siempre resulta atractivo. Segundo, que esté editado en España por Sajalín Editores es garantía de calidad y buena puntería y tercero, y en mi caso decisivo, que el prólogo haya corrido a cargo del gran Kiko Amat. Para reforzar mi elección, en la vitola se enumeran varios premios a mejor debut, entre ellos el importante National Book Award.

Glanbeigh contiene siete relatos. Seis de ellos son breves, sin alcanzar las treinta páginas y solo uno de ellos, Tranquilo entre Caballos, se extiende hasta casi noventa. En todos ellos la acción transcurre en el imaginario pueblo que da título al libro, que se podría situar en el irlandés condado de Mayo, bien cerca de Knockmore el lugar donde transcurrió la infancia y adolescencia del autor.

El magnífico prólogo de Kiko Amat le quita el sentido a cualquier reseña que quiera hacerse sobre Glanbeigh, ya que apunta y desarrolla atinadamente todas las claves del libro. Desde la voluntad de Colin Barrett de identificación universal con el lugar, iniciando para ello el primer relato, El chico de los Clancy, con las siguientes palabras: “No conoces mi pueblo, pero seguro que te suena. Con su rotonda en la carretera nacional, su polígono industrial"  Tanto si eres de Almendralejo, Sant Fost de Campsentelles, Laredo o cualquier otro sitio la conexión con Glanbeigh se hace evidente. Pasando por el hecho de sentirse encerrado, cautivo en una jaula invisible, en un sitio donde nunca pasa nada y todo el mundo te conoce desde siempre. Donde los apodos, defectos y estigmas, muchas veces heredados, son inquebrantables a pesar de que muy posiblemente ya hace años que dejaron de tener algún sentido: “Se decía que Sarah era una niña expósita descendiente de gitanos o una huérfana de Chernobil” como leemos en Carnada. Un lugar en que los días siempre son iguales para no llevar a ninguna parte. También refleja la condescendencia de los que lo tuvieron claro y se fueron del pueblo a toda velocidad, a los que siguen en él y la resignación con que estos la aceptan; “nos dejan a los tontos del culo en este poblacho” del relato titulado En su propio pellejo.

El tono del libro es ciertamente sombrío y desesperanzado. No toda la vida en los pueblos es así pero el escritor sitúa el núcleo de sus narraciones en personajes jóvenes, de clase baja que, o son delincuentes o ocupan su tiempo en trabajos de mierda esperando a que llegue la noche del viernes para reunirse con sus amigos para emborracharse, drogarse, intentar ligar en los pubs de siempre y ahondar. mediante bravuconadas y peleas, en las rivalidades con otros jóvenes tan desesperados y a la deriva como ellos. Semana tras semana, mes tras mes, año tras año y vida tras vida, provocando una cierta desazón en la lectura que aumenta la sensación de cautiverio de los personajes en su mismo pueblo. Esta literatura localista centrada, copiando a  Amat, sobre gente del arroyo y el aluvión le empareja con Alan Sillitoe, Harry Crews, Hubert Selby Jr, Donald Ray Pollock, Nelson Algren. Por la actitud resignada y autodestructiva de sus protagonistas también podemos encontrar ciertos paralelismos a la escritura de Barrett con grandes como John Fante y Charles Bukowski, especialmente en el cuento Diamantes en que la actitud de su protagonista puede recordar al mítico Hank Chinaski. Desde aquí queremos destacar el relato que más nos ha gustado: Les ruego que se olviden de mi existencia, por su tono abatido y sus personajes conscientes de que dejaron atrás hace ya tiempo lo mejor de sus vidas.

Glanbeigh no ofrece una lectura fácil. No es complaciente en absoluto con sus violentos personajes, a los que hace transitar por caminos que nunca conducen a un final feliz mientras el lector, encariñado con ellos, quisiera estérilmente que escapasen de su marcado destino. Colin Barrett hace gala de una gran fuerza narrativa, de un lenguaje preciso, con acertado uso de calificativos y símiles pero sin florituras innecesarias– es de agradecer la impecable traducción de Celia Filipetto- para entregar un debut deslumbrante en que destaca la universalidad de su localismo. Esta colección de relatos nos deja ávidos de nuevas publicaciones de su autor.

Recomendación:

Sumergirse en la obra de los autores mencionados en la reseña. Mención especial para Donald Ray Pollock y Alan Sillitoe.

Durante la redacción de esta reseña he escuchado el implacable Sángrala de La Débil (por cierto, qué se ha hecho de estos chicos), el magnífico Dance on the Blacktop de Nothing y el recopilatorio Broken Record Prayers de los imprescindibles Comet Gain.

sábado, 4 de agosto de 2018

VIVA SUECIA - ELYELLA. Amar el Conflicto (Todo lo que Importa)

Y sigues y sigues y sigues, y le das vueltas y vueltas y vueltas (tu punto de vista retorcida que diría La Bien Querida) sin dar nunca marcha atrás. Amas el conflicto?. Supongo que será casi siempre culpa mía pero cuando te parapetas bajo tus escudos romanos y cartagineses para pasar al ataque, no sirve ni la Línea Maginot. Un plan? Pueden blocarse los fuegos artificiales? Pues eso. It's never enough. Flotar al margen, genial. Por cierto, vaya temazo.


Tengo más de lo que quise ser
Que lo que he conseguido
Ya no está tan mal visto restar el valor añadido
Quiero que hasta la próxima vez que tomemos partido
Haya más soluciones que ganas de amar el conflicto
Ten un plan
Luego haz caso a nadie

Flota al margen
Todo lo que importa está en el aire
Aunque tenga más fobias de peso
Que buenos motivos
No hay dolor
Nunca pegan tan fuerte
Ni es tan destructivo

Ten un plan
Luego haz caso a nadie

Flota al margen
Todo lo que importa está en el aire

Llegan tarde
Todo lo que importa está en el aire

Ten un plan, luego haz caso a nadie
Ten un plan, ten un plan
Ten un plan, luego haz caso a nadie

Flota al margen
Todo lo que importa está en el aire

Llegan tarde
Todo lo que importa está en el aire