sábado, 24 de julio de 2021

JOHN O'CONNELL - EL CLUB DE LECTURA DE DAVID BOWIE

Me gusta David Bowie. Mucho, de hecho. Reverencio alguno de sus discos aunque no soy un fan fatal y no me duelen prendas en reconocer que su etapa americana resulta bastante indigesta y que afirmarr que su “trilogía berlinesa” es lo máximo, es una expresión mucho más posturil que real. Aunque adore su música nunca me hubiese comprado un libro como El Club de Lectura de David Bowie, escrito por John O’Connell, ya que huele claramente a expolio de su nombre, pero, pero, pero, resulta que me lo regalaron y claro, la edición de Bookie Books es, como de costumbre, irresistible y no tardé demasiado en leerlo.

En marzo de 2013 se inauguró en Londres la exposición David Bowie Is en el Victoria & Albert Museum. Una exposición sobre la vida y obra del artista, que contaba con multitud de cuadros, trajes, letras manuscritas y otra serie de enseres que daban a conocer a la persona que había detrás del mito y a la vez lo retroalimentaban. La expo era itinerante y después de Londres se dirigió a Ontario, donde el mismo museo publicó la lista de los 100 libros que Bowie consideraba más importante e influyentes, aunque el puñetero no explicaba el por qué de su inclusión. Cabe decir que el Duque Blanco tenía fama de ser un gran lector y que incluso, durante muchos años le acompañó una biblioteca ambulante en la que se sumergía con cierta frecuencia y, por tanto, nos creemos la lista por más que haya manifestado en muchas ocasiones que no recuerda en absoluto ciertos periodos de su vida.

El título no engaña en absoluto; El Club de la Lectura de David Bowie es la enumeración de los 100 textos elegidos en pocos menos de 300 páginas, incluyendo introducción, bibliografía y agradecimientos. Esto nos da una media de 2,5 páginas por libro en los que intenta explicar el contexto y la sinopsis del libro, en muchos casos su desenlace (spoilereando de lo lindo) y la posible relación del libro con el artista inglés.

Por qué digo intenta? Como he mencionado antes, David Bowie no dijo por qué incluía estos libros por lo que es fácil imaginar a John O’Connell intentando clasificar motivaciones. A ver, qué le gustaba al artista o qué le caracterizaba?. Lo raro, lo oculto, la ciencia ficción, también tomó drogas, la cultura beat, los antitotalitarismos (pero si hizo el saludo nazi -bueno, eso da igual-), la vida, la historia, y los muchísimos referentes que un artista tan camaleónico pudo llegar a tener durante su carrera y su vida.

La enumeración empieza hábilmente con dos títulos tan prestigiosos y llamativos como La Naranja Mecánica y El Extranjero, pero cien es una cantidad muy elevada y sí, hay casos de clara concordancia, pero hay otros muchos en que vuelve a ser fácil ver al autor sudando para encajar sus hipótesis. Se nota claramente en el uso de expresiones como: puede que el hecho; es muy probable; todo ellos asuntos que le obsesionaban; sin duda le habría parecido; es fácil imaginar: habría leído; puede que también influyera; habría disfrutado con esta red de conexiones; etcétera… Como puede verse: mucho condicional, probabilidad y una cierta sensación de atropello y falta de fundamento. Realmente hacía falta querer justificar toda la centena? Rotundamente no y, de hecho, las reseñas en que no busca relacionar el texto con el cantante son las mejores ya que no las estropea con el deux et machina.

En tiempos de consumo rápido, de permanencia efímera, de buscar el mínimo esfuerzo para demostrar conocimientos, un libro que reseña 100 obras en menos de 300 páginas es todo un acierto y, además, te introduce en un mar de conocimiento sobre el creador de Ziggy Stardust. Evidentemente esta afirmación es irónica, pero que sea su intención real es la sensación que me deja la lectura de El Club de Lectura de David Bowie de John O'Connell. Un libro totalmente superfluo y que no aporta nada más que ser un catálogo de libros más o menos interesante que se aprovecha claramente del reclamo publicitario del nombre del cantante. 

David Bowie en la Wikipedia 

David Bowie

Recomendación: 
Recurrir frecuentemente a la obra del Duque Blanco. Se puede ser más obvio?.

Mientras escribía esta reseña he disfrutado y me he vuelto a sobrecoger con Blackstar, el testamento sonoro de Bowie. También me he deleitado con el novedoso e hipnótico Aspides de Índice de Inviernos así como con los guitarrazos de Moral Panic II, el novísimo EP de Nothing but Thieves.

domingo, 18 de julio de 2021

BEN ELTON - POPCORN. Una crítica.

 

Un domingo de estos tontos en que el vermut se alarga y acabamos yendo a comer a casa de un amigo, Alfred para más señas, le volví a dar un repaso a su estupenda colección de libros y le cogí prestado Pop Corn de Ben Elton. Por cierto, desconfiad de quien va a una casa y no se fija en los libros ni pregunta nada sobre ellos.

Bruce Delamitri es el cineasta del momento. Su película Americanos Corrientes ha tenido un gran éxito y también ha provocado una enorme controversia debido a su ingente violencia y a la cantidad de asesinatos más o menos gratuitos que contiene. Hoy es el día de la entrega de los premios Oscar y Delamitri es el principal favorito al premio a Mejor Director. Ante ello, los programas de televisión y la prensa escrita llenan espacios y hacen correr ríos de tinta sobre la idoneidad de premiar una película tan extrema.

Estrechando el cerco; Wayne y Scout, una joven pareja de inestables delincuentes, se dirigen a Los Angeles en una enloquecida carrera de asaltos y asesinatos injustificados que les ha granjeado el apodo de “Los Asesinos de los Centros Comerciales”, para conocer a su adorado realizador favorito. Conseguirá Delamitri el premio anhelado y a su vez evitar a sus pirados admiradores?.

PopCorn transcurre durante las 24 horas del día de la entrega de los Oscar, tiempo en el que el protagonista vive el éxtasis celestial del triunfo y también transita por el infierno. Detrás de esta narración situada en el mundo del cine, Ben Elton realiza una cáustica crítica a la falsa moral e hipocresía de la sociedad norteamericana al querer culpar de la violencia cotidiana a las películas (y por extensión también a la música), a las que acusa de que las motivaciones de los actos de los delincuentes son culpa suya. "Crímenes por Imitación" les llaman. Como afirman los jóvenes asesinos en un momento de la novela: Aquí no se castiga a nadie porque nadie tiene la culpa de nada. Entonces, ¿por qué coño tenemos que pagar por lo que hicimos?. En lugar de analizar otras causas como la falta de educación, la escasez de presupuesto para educación o la desemesurada proliferación de armas y la facilidad en conseguirlas. Igual tiene algo que ver que los lobbies de poder no están dispuestos a afrontar este diálogo y puede que también influyan las grandes cantidades de dinero que los fabricantes de armas aportan a la financiación de los partidos políticos en USA. O igual es casualidad.

Aunque el enfoque del escritor pueda parecer trivial e hinchado, no lo es en absoluto. Para contextualizar cabe decir que PopCorn se publicó en 1996. Un tal Quentin Tarantino presentó su opera prima Reservoir Dogs en 1992 y la siguiente Pulp Fiction en 1994. Asesinos Natos de Oliver Stone también se estrenó en 1994 y aunque fueron aclamadas de inmediato (especialmente las de Tarantino) recibieron feroces e iracundas críticas por su violencia. Es fácil relacionar a Bruce Delamitri con el de Knoxville. Por si alguien no conoce el argumento de Asesinos Natos, esta trata de la alocada carrera de 2 jóvenes prófugos por varios estados asesinando gente a su paso de manera aleatoria. Por cierto, para cuadrar el círculo, el guión de Asesinos Natos lo firma Quentin Tarantino. Un apunte más: en 1994 apareció Portrait of an American Family, el disco de debut de Marilyn Manson, al que siguió un par de años después el magnífico Antichrist Superstar, obras ambas masacradas por ciertos sectores de la prensa por los presuntos mensajes perversos de las letras de las canciones. Este contexto fue un perfecto caldo de cultivo para las encendidas proclamas de los exacerbados predicadores adalides de la moral, habitualmente republicanos y, como se ha ido revelando, con bastantes trapos sucios que esconder.

Y ya que cito a la prensa, Ben Elton también dirige sus envenenados misiles hacia los medios de comunicación. Dispuestos a magnificar noticias hasta extremos inauditos con tal de conseguir los índices de audiencia deseados. 25 años después de la publicación del libro, todo esto no solo no ha menguado, sino que el sensacionalismo y el amarillismo imperan en la mayoría de cadenas de televisión. La parte final del libro es un claro reflejo de la intención crítica del escritor.

La lectura de PopCorn es una gozada, además de por el vitriolo que rezuma en sus páginas, la mezcla de estilos que usa el autor ayuda a un mayor dinamismo. Desde la narración clásica, dando voz alterna tanto a Delamitri como a los jóvenes delincuentes, al uso de estructura de guión para algunos diálogos hasta llegar a plantear situaciones como escenas cinematográficas, con los encuadres y decorados más apropiados. Todo ello enriquecido con un tono exagerado y frenético para dar la sensación de que pasan muchas cosas en poco tiempo, a imagen y semejanza de una película.

PopCorn de Ben Elton me ha parecido una lectura deliciosa y muy divertida por su corrosividad que plantea una reflexión ante la hipocresía de la moral de la sociedad americana (y occidental) y el poder de los medios de comunicación. Aspectos que no se han querido afrontar y, por tanto, no han dejado de crecer en las casi tres décadas transcurridas desde la publicación de la novela.


Ben Elton en la Wikipedia 

Ben Elton

Recomendación: 
Leer el resto de obras de Ben Elton.

Mientras escribía esta reseña he disfrutado del excelente tratado pop Father, Son, Holy Ghost de los desaparecidos Girls, del excelente debut de Biznaga; Centro Dramático Social así como de Loveless, la obra capital del shoegaze y de My Bloody Valentine (aunque puede, solo puede, que esté pelín sobrevalorado).