En la vida hay que tener asideros,
referentes que te den seguridad, y hablando de literatura, Charles Bukowski es
un agarradero perfecto porque nunca decepciona. En un período de descanso
después de varios libros absorbentes, me apetecía sumergirme de nuevo en los
relatos del maestro irreverente y para esta finalidad Erecciones,
eyaculaciones, exhibiciones es un libro perfecto.
Los cuentos de este libro se
sitúan a a finales de la década de los sesenta y inicios de los setenta, justo
cuando el escritor deja su trabajo en Correos (US Postal, supongo) y quiere
dedicarse íntegramente a escribir. Como es bien sabido, habitualmente los
relatos de Charles Bukowski son autobiográficos y en esos años tratan temas
como; la dificultad para vivir de la literatura, su enorme y poderosa afición a
beber sin ningún tipo de mesura, el sexo y los ocasionales trabajos en la más
baja escala de la cualificación laboral que va desempeñando para financiar su
mencionada afición a la bebida y, si sobra algo, a las carreras de caballos.
Trabajos meramente ocasionales porque duran hasta que tras cualquier noche de
borrachera deja de acudir a ellos.
De entre estos diecinueve cuentos,
todos ellos de extensión inferior a quince páginas, destacaríamos Quince centímetros, en el que el protagonista
se casa con una mujer con fama de bruja y poco a poco, va disminuyendo de
tamaño hasta llegar a la medida del título. Cuento con indudable reminiscencia
a El Increíble Hombre Menguante de Richard Matheson; La chica más guapa de la ciudad, donde homenajea cariñosamente a
una muchacha tan bonita como inestable, tan tierna que siente atracción por los
feos pero gobernada por una preocupante tendencia suicida; El asesinato de Ramón Vásquez, en el que dos ladronzuelos golpean hasta
la muerte a un viejo galán del cine mudo que amablemente les había recibido en
su mansión; Un 45 para pagar los gastos
del mes, relato en que habla de la relación de un atracador con su hija de
6 años y de su imposibilidad para renunciar a su vida delictiva, a pesar de los
peligros que esto supone; La gran boda zen,
donde un Bukowski excesivo y desatadamente borracho actúa como padrino en la
boda zen de unos amigos suyos y la lía mientras se ríe del montaje de la
ceremonia y de los asistentes a ella; Nacimiento,
Vida y Muerte de un periódico underground, en el que narra su colaboración
con el periódico alternativo Open City, evidentemente con nombre cambiado,
haciendo hincapié en el ascenso del periódico hasta que su mismo editor no pudo
controlarlo. Las columnas que escribía en dicho periódico se recogieron
posteriormente en Escritos de un Viejo Indecente; Un compañero de trago, o de cómo Bukowski halla al mejor compadre
de bebida que haya encontrado nunca, aunque al ponerse violento éste se
comportase de manera violenta y fuese algo sádico; Una ciudad maligna, relato extremo sobre la presencia del sexo en
la cotidianeidad, pintando como obsesos a sus conciudadanos; Kid Stardust en el matadero, donde en
una exagerada y divertida narración detalla el primer día de trabajo en un matadero.
Una jornada laboral tan exageradamente sobrehumana que no es más que el reflejo
de la imposibilidad del escritor de desempeñar un trabajo normal; Doce Monos Voladores que no querían
fornicar adecuadamente, alucinado cuento donde se refleja su desesperación
ante la dificultad del despegue de su carrera como escritor y el escaso éxito
de sus inicios.
Es fascinante la facilidad que
tiene Charles Bukowski para crear libros y relatos a partir de sus propias
experiencias. Como he dicho antes, la gran mayoría de los cuentos son autobiográficos
aunque, tal y como aclara el escritor por si acaso, El asesinato de Ramón
Vásquez es pura ficción. Usa un lenguaje descarnado y sin cortapisas para
narrar sus desventuras y, especialmente, su desmedida entrega a la bebida y sus
más bajas pulsiones. Sus personajes no acostumbran a ser amables y no
superarían un juicio moral objetivo, de hecho, en muchas ocasiones son
despreciables. No tiene demasiada buena consideración de él mismo ni, mucho
menos, de la sociedad que le rodea repleta de hipocresía, falsa moral y
estupidez. Se le ha calificado de narrador de los desheredados de la sociedad,
aunque discrepo de este calificativo ya que no se puede calificar como tal a
quien toma un camino alternativo por voluntad propia, aunque bien es cierto que
ataca sin piedad al poder del Estado y la burocracia necesaria para ello. Bukowski
es consciente de su imposibilidad de adaptarse a un trabajo de oficinista, conocedor
de que gastará hasta el último de sus centavos en alcohol, mujeres o apuestas
de caballos sin importarle las consecuencias de sus irresponsables actos. El
milagro es que sea capaz de narrar su propio universo con esta cercanía, brillantez
y una extraordinaria fuerza narrativa repleta de cáustico humor negro, características
todas estas que le emparentan claramente con su maestro, John Fante.
Leer a Charles Bukovski puede
llegar suponer un esfuerzo para acostumbrarte a la abruptez y precisión escatológica
de su narración, en ocasiones desagradable. El escritor se vale de sus exagerados personajes para lograr
que el lector se reconozca en situaciones, impulsos o deseos que tiene o ha
querido tener pero nunca reconocerá en voz alta. Leerle es identificarse
con el nihilista, el descreído. Leer a Bukowski en estos tiempos de tanta falsa corrección impostada es reivindicarle y reivindicar el libre pensamiento y, solo por
eso, nunca hay que dejar de hacerlo. Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones es
otra estupenda colección de relatos que puede abrirte la puerta a un universo tan
propio como característico.
Charles Bukowski en la Wikipedia
Recomendación:
Charles Bukowski, si alguien quiere empezar con él que lo haga con La Senda del Perdedor, crónica de la infancia y juventud del mismo. John Fante.
Sí, soy pesado con este último disco, pero ya se ha convertido en un fiel compañero. Puestos a poner notas a pie de página, destacar que sigo sin comprender cómo un grupo magnífico como Maronda puede tener tan poca repercusión con la cantidad de grupos morrallosos, y muy inferiores a ellos, que transitan con éxito en el pop-rock español.
La mayoría de los libros que reseñas o no los conozco o no los he leído, lo cual está muy bien para coger ideas pero muy mal para dejar algún comentario interesante en la entrada. En este caso por lo menos puedo decir que he leído un libro de Bukowski, Cartero, y que me gustó bastante, sobre todo por el estilo, pero creo que si repitiese con el autor me acabaría cansando la temática.
ResponderEliminarLos comentarios siempre son interesantes y se agradecen las aportaciones.
EliminarEn cuanto a Bukowski, cuando te apetezca léete La Senda del Perdedor y me dices. Creo que puede gustarte mucho. Por cierto, Cartero es una delicia.
Gracias por comentar.
Es cierto que leer a este hombre siempres supone un choque por el esfuerzo que hace falta para no apartar la mirada. sin embargo, ese realismo sucio que tiene tan bien depurado ha hecho que me lea todos sus títulos. (Los últimos son un poco más flojetes, lo reconozco)
ResponderEliminarBesos
Pienso similar, Charles Bukowski no admite medias tintas. O lo dejas a las pocas páginas del primer libro o lees todo lo que ha publicado.
EliminarBesos
Me ha gustado mucho Pulp, el único que he leído de este autor. Autentica parodia de la vida de un detective privado.
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