martes, 27 de junio de 2017

Joan Miquel Oliver- Atlantis. Una crítica.


Durante el pasado mes de abril, Joan Miquel Oliver presentó su cuarto disco; Atlantis, segundo desde la disolución de Antònia Font, el mejor grupo pop en catalán. En las entrevistas promocionales el músico explica que es el disco central de una trilogía, tras Pegasus –dedicado al aire-, versando sobre el agua y los mundos marinos (a saber qué temática tendrá el tercero), aunque siendo sinceros, nunca ha dejado de reincidir en sus temáticas habituales: el mar y el océano, el cielo y el espacio y, especialmente, las pequeñas historias de las personas, que él convierte en cuentos singulares en forma de canción.

En el nuevo trabajo, Joan Miquel Oliver, ha realizado todo el trabajo exceptuando tan solo la aportación a la batería de Toni Toledo. Un poco como contraposición al anterior Pegasus -de ritmo lánguido, relajado y con demasiado folk de bajo octanaje- se enchufa a la corriente y nos entrega un disco variado, de amplio espectro y plagado de imaginativos arreglos que esconden un mensaje de protesta, al poner de manifiesto la degradación de los espacios naturales ante la incontrolada y constante presencia del turismo masificado y sus devastadoras consecuencias en el entorno y la población de, en su caso, las Islas Baleares.


El disco se abre con la delicada y naïf Nins a tobogans para dar paso a un bloque de tres canciones mayúsculas en que la presencia de los sintetizadores y los arreglos electrónicos son las grandes protagonistas. Oliver es un tipo espabilado y descubrió, hace años ya, en canciones como la festiva y contagiosa Hansel y Gretel, lo bien que se adaptan las bases y arreglos electrónicos a su, no especialmente dotada, voz y forma de cantar. Es meus reggaetons como dice él mismo. 
Este bloque está formado por las verbeneras y efervescentes Agricultors Ingràvids, Incident a sa pista Dos y Atlantis, sobre las que planean referencias al techno hortera ochentero alemán de Modern Talking, Nina o Sandra, ecos del Ritmo de la Noche pasando por los irreverentes Devo. Después de ellas viene la maravillosa Rumba del Temps, una deliciosa rumba posmoderna -reconstruida que dice el autor- de ritmo juguetón y letra tan visual como delirante. Una de las mejores y más efectivas canciones que haya hecho nunca que pone colofón a una excelente y festiva primera mitad.


A partir de entonces, rebusca en su extenso catálogo de recursos para evitar caer en un exceso fácil que impediría tomárnoslo en serio y vira inteligentemente la dirección del disco.  Relaja el tono en la intimista Cançó de Contacte que se ve enriquecida por unas cuerdas tan protagonistas como acertadas. Posidònia esconde bajo un envoltorio de pop amable el ejemplo más claro de hartazgo ante la invasión turística antes mencionada. Sube el volumen desempolvando la guitarra eléctrica para ofrecer dos afilados temas rockeros como son La mar treu sabates y Torneig amistós, convenciendo plenamente en la primera que se convierte en uno de los puntos álgidos del disco. Entre ambas, Ses Personas, en que  recupera el trip hop gélido massiveattackero –que enlaza con la sublime Polo de Llimona de Bombó Mallorquí-, en una melancólica canción sobre el paso del tiempo. Los dos últimos surcos: Disseny de producte y Ses coses, son plácidos e hipnóticos y conducen el disco a un tranquilo final aunque pecan de una cierta reiteración.



Joan Miquel Oliver tiene un talento innato para el pop y en Atlantis vuelve a demostrarlo en otro brillante ejercicio de estilo. El mallorquín sigue a su aire haciendo lo que le viene en gana -reforzando ese hilo conductor que le une a Jaume Sisa y a Quimi Portet para conformar el referencial triunvirato galáctico del pop-rock catalán- para seguir ofreciendo delicados y, a la vez, potentes artefactos pop llenos de magia mundana como este destacable y meritorio Atlantis, que se sitúa a la estela del magnífico Bombó Mallorquí.


Joan Miquel Oliver es un superclase, así de fácil. Pero como es por aquí cerca, de Sóller concretamente, y tiene pinta de tipo normal, no lo sabemos apreciar. Si en lugar de ser mallorquín fuese de Seattle, Bristol, Hoboken, o Manchester se le reivindicaría como lo que es, un músico genial. 

RUMBA DEL TEMPS 

INCIDENT A SA PISTA DOS

LA MAR TREU SABATES


ATLANTIS EN Spoti


sábado, 17 de junio de 2017

THE NEW PORNOGRAPHERS- WHITEOUT CONDITIONS. Una crítica.




Por experiencia -y desengaños varios- uno acaba desconfiando de las superbandas. En muchas ocasiones no son más que meros pasatiempos en los que músicos famosos se juntan para publicar un disco precipitado y anodino, montar una gira y embolsarse una buena cantidad de dinero. Una de las mayores excepciones a esta regla son The New Pornographers que hace unos meses publicaron Whiteout Conditions, su séptimo disco desde 2000, por lo que no solo son una excepción sino que tienen una trayectoria más que consolidada.


Los canadienses hace tiempo que encontraron su particular piedra filosofal que no cejan en afinar y perfeccionar para conseguir todavía mejores resultados: una suerte de power pop salpicado de enérgicos sintetizadores que enmarcan unas fantásticas melodías alternándose al cantar -en unos bonitos juegos de armonías vocales- tanto AC Newman, Dan Bejar como Neko Case o la sobrina del primero, Kathryn Calder.


El excelente nivel de su obra anterior, Brill Bruisers, la ausencia en este trabajo de Dan Bejar -al estar volcado en el nuevo trabajo de Destroyer- así como el cambio de batería, relevando Joe Seiders al miembro inicial Kurt Dahle, provocaban dudas ante la salida del nuevo LP pero Whiteout Conditions responde totalmente a las expectativas, si no las supera, gracias a su colección de grandes canciones. El disco se inicia de forma espectacular debido a sus grandiosos cuatro primeros temas: Play Money, Whiteout Conditions, High Ticket Attractions y This is the World of the Theater, cuatro temas exuberantes, vitalistas e infecciosos, pudiendo ser claros singles cada uno de ellos, y que conforman uno de los mejores inicios en lo que llevamos de año. Una auténtica gozada escucharles cantar y notar como sus canciones traspúan lo que se divierten tocando. La parte central del disco la componen Darling Shade, Second Sleep y Colosseums y transita por terrenos algo diferentes; bajan ligeramente el ritmo frenético, los temas se acortan y las pueblan unos imaginativos arreglos, destacando incluso en Colosseums el uso de un glockenspiel (o es una marimba?) que se encaja perfectamente al adaptarse su ritmo a los coros de los cantantes. El primer y único momento de reposo del disco lo encontramos en el octavo tema, We’ve been here before que termina derivando en un mantra atmosférico y espectral, para terminar el disco con otros dos temas soberbios: Clockwise y Avalanche Alley que enlazan con los iniciales y enganchan al oyente a otra espiral de ritmo contagioso mientras descubre, asombrado, que el disco ha llegado a su fin al escuchar como se separa la aguja del plato.


Once canciones para un total de cuarenta y un minutos, en un disco muy disfrutable que transcurre con rapidez y se hace muy corto provocando ganas de empezarlo de nuevo. Ante la ausencia de Dan Béjar, AC Newman carga con el peso del grupo, compone todas las canciones, potencia teclados y sintetizadores para dotarlas de unas inspiradas melodías que se ven favorecidas por lo bien que empasta su voz, tanto con Neko Case como con Kathryn Calder así como entre ellas mismas. Mención aparte destacar como brillan las partes vocales de Neko Case evitando caer en ningún momento en cierto histrionismo que aparece en sus trabajos en solitario. En cuanto al nuevo batería, Joe Seiders, se adapta perfectamente al grupo, destacando tanto en los rítmicos y veloces temas iniciales como, especialmente, en Darling Shade donde su batería es la gran protagonista.


A estas alturas de la función The New Pornographers difícilmente se convertirán en tu grupo favorito. El power pop es un género complicado para generar este tipo de adhesiones incondicionales pero, trabajo a trabajo, los canadienses han logrado una trayectoria encomiable con una colección de canciones más que destacable y este Whiteout Conditions es una nueva joya, otra más, a añadir a su reluciente catálogo. The New Pornographers sigue siendo uno de los grandes tapados y si alguien no les conoce y les descubre con este artículo, entonces la reseña habrá valido la pena.

 HIGH TICKET ATTRACTIONS

PLAY MONEY


AVALANCH ALLEY


 Whiteout Conditions en Spoti

domingo, 11 de junio de 2017

Marcelo Luján- Subsuelo. Una crítica.







Al posar la vista en el estante de libros del atiborrado estudio reparé en el título de uno de ellos, Subsuelo, para recordar que me lo habían regalado un tiempo atrás y ahí se quedó, olvidado, esperando su momento. Buena prueba de mi ignorancia es que no tenía ninguna referencia del mismo ni de su autor, Marcelo Luján, pero su atractiva sinopsis y la relación de premios de la vitola me impulsaron a elegirle para ser la próxima lectura.

Una calurosa noche veraniega en la sierra madrileña. Dos adolescentes mellizos, chico y chica, y un amigo algo mayor. Un flirteo incipiente. Un encargo familiar; ir a buscar hielo a la gasolinera vecina. Una imprudencia al volante y la tragedia, acechante, que sucede cuando menos se la espera. El drama y sus terribles consecuencias que empeorarían si aflorase un secreto sobre el accidente. Una vida de sumisión al chantaje para impedirlo. La semilla del odio que crea tumores familiares que crecen amenazando con desbordarse. Y lo harán, irremediablemente, porque la fuerza del odio puede con todo.

Antes he hablado de los premios ganados por Subsuelo y no deja de sorprenderme que sean todos de novela negra. Bien es cierto que con el auge y popularidad alcanzada por el género en los últimos años, sus límites se han difuminado y se utiliza el término con mucha alegría, pero aún así pienso que Subsuelo tiene mucho más de thriller psicológico que no de novela negra. Cierto es que hay algún muerto e incluso un plan “perfecto” pero seguimos sin tener clara que esa clasificación sea acertada.

Marcelo Luján sabe provocar el interés del lector, no le da evidencias sino que juega con él suministrándole la información poco a poco, siempre con la sensación de que  guarda alguna carta oculta (de ahí la sensación de thriller psicológico). En el capítulo inicial, llamémosle el desencadenante, los personajes ni siquiera tienen nombre limitándose a ser la chica morena, el chico rubio y el chico moreno. El uso por parte del escritor de frases cortas con continuos puntos y seguidos, dotan a la narración de un ritmo ágil y tenso que fija la atención del lector al lograr una sensación de inminencia ante unos acontecimientos imprevistos. Como consecuencia de todo esto, el arranque, el punto de partida –el capítulo inicial- es brillante y genera un rápido enganche a la historia provocando elevadas expectativas. A partir de aquí la estructura del libro alterna el presente con la noche en que se produjo la tragedia, volviendo a ella en forma de círculos concéntricos y con cada anillo o vuelta el escritor revela nuevos detalles, libera nueva información para una mejor composición de la escena. También me parece destacable el uso de una metáfora tan apropiada como las hormigas bajo la tierra como símil de los problemas y diferencias enquistadas dentro del seno de la familia.

Pero precisamente esta estructura revoloteadora sobre el punto de partida acaba siendo el mayor lastre de la novela, produciendo una cierta sensación de reiteración que no logra mitigar el resto de la historia, al no estar a la altura del deslumbrante inicio. La prometedora sensación de inminencia no logra verse culminada con el desenlace de la narración, la historia se agota, el globo se deshincha, no da más de sí como para darle tantas vueltas lo que provoca un cierto cansancio. Cuando llega el final catártico, el lector se ha desenganchado de la historia. A ello también contribuyen unos personajes desenfocados, recurso inicial del escritor pero en ningún momento se profundiza demasiado en las motivaciones de su comportamiento.

A pesar del párrafo anterior, Subsuelo no es una mala novela, en absoluto tal y como atestiguan los premios recibidos, tan solo que en mi caso no termina respondiendo a las elevadas expectativas que despierta su prometedor inicio.   

Marcelo Luján en la Wikipedia

Marcelo Luján

Recomendación: 
No hacer demasiado caso de las vitolas de los libros. Todos ellos serían obras maestras y nos aburriríamos mucho ante tanta calidad y perfección.
 
Durante la escritura de esta reseña escuché Els Afores, el decidido afianzamiento pop de Renaldo & Clara, también el magnífico Sedición del crepuscular Pablo und Destruktion así como el oscurísimo Mirror Being de The KVB.

sábado, 10 de junio de 2017

The Vaccines- Post Break-Up Sex

La publicación en 2011 del magnífico What did you expect from The Vaccines? provocó que los londinenses The Vaccines se convirtiesen en la nueva esperanza del pop-rock british, los nuevos Oasis para entendernos. Ellos mismos se aplicaron en desmentirlo gracias a sus dos anodinos y decepcionantes trabajos posteriores. Por aquí cerca terminaron provocando hartazgo porque una canción suya era banda sonora del anuncio del verano de una conocida marca de cerveza. Entre la reiteración de escucharlos a todas horas en la tele y el asco inmenso que provocan este tipo de anuncios, con su pretenciosa carga de insulsa y estúpida modernidad, el nombre de The Vaccines terminó convirtiéndose en un sarpullido en su particular verano del (no) amor.

Mientras confiamos en que vuelvan a publicar algo decente, seguiremos escuchando esta atemporal joya llamada Post Break-Up Sex de su inmenso primer disco.


I can barely look at you
Don't tell me who you lost it to
Didn't we say we had a deal?
Didn't I say how bad I feel?

Everyone needs a helping hand
Who said I would not understand?
Someone up the social scale
For when you're going off the rail

Post break up sex that helps you forget your ex
What did you expect from post break-up sex?

Leave it till the guilt consumes
Fucking in the nearest room
All our friends were unaware
Most had just passed out downstairs

To think I hoped you'd be okay
Now I can't think of what to say
Maybe I misunderstood
But I can't believe you're feeling good

From post break-up sex, helps you forget your ex
What did you expect from post break-up sex?

Post break-up sex that helps you forget your ex
What did you expect from post break up sex?

Oh when you love somebody but you find someone
And it all unravels and comes undone

Post break-up sex that helps you forget your ex
What did you expect from post break-up sex?
Post break-up sex that helps you forget your ex
What did you expect from post break-up sex?




viernes, 2 de junio de 2017

Niños Mutantes- Diez. Una crítica.



Diez es el título del, precisamente, décimo disco de Niños Mutantes –incluyendo la compilación Canciones para el primer día en la tierra-. Publicar diez discos no es tarea baladí y todavía es más meritorio en el caso de la banda granadina; veinte años de carrera prácticamente sin cambios en su formación y con una repercusión limitada durante muchos años. Esta repercusión se ha ampliado gracias a sus dos trabajos anteriores: Náufragos y El Futuro, en gran parte facilitado por una suavización general de su sonido, ahuyentando la distorsión tan presente hasta entonces, en busca de estribillos coreables que les han hecho acceder a un mayor espectro de público. La publicación de Mutanciones, disco de homenaje con otras bandas interpretando sus canciones también ayudó lo suyo. Cierta renuncia a sus principios y el incremento de popularidad acabó pasando factura, al provocar tensión, hartazgo y una cierta extenuación que casi les hace arrojar la toalla después de tanto tiempo.


La incertidumbre ante el camino a escoger provocó un cierto escepticismo ante el nuevo trabajo pero los mutantes demuestran que son chicos listos; reconocen su error,  recuperan su esencia, dejan atrás tanta accesibilidad y entregan un disco rockero, veloz y lleno de aristas. Para lograrlo, tuvieron el acierto de irse a grabar Diez en casa del mítico Youth (Killing Joke) confiando los mandos de la producción a César Verdú y Abraham Boba (León Benavente) –con escasa experiencia como productores pero muchísimo bagaje como técnicos de sonido- y estos han sabido inocular el punto necesario de rabia, fuerza y tensión. Un retorno a las fuentes rock, punk y post-punk que habían perdido en sus últimos trabajos, plasmado en unas agresivas guitarras eléctricas desterrando al rincón de pensar a las acústicas, unos bajos vigorosos que refuerzan y enriquecen el esqueleto de las canciones, complementando a la perfección una batería tan poderosa como versátil, sazonándolo todo con unos sintetizadores que se adaptan perfectamente al ritmo de las canciones, mientras Juan Alberto continúa cantando en su estado de gracia habitual. Consiguen dotar al disco de un tono oscuro y musculoso que recorre todo su armazón y se refleja en canciones tan contundentes como directas.


La primera cara de Diez sorprende por la alta calidad de todos sus temas; se abre con el crudo riff krautrockero de Menu del Día y su letra sobre la alienación, en la confesional y autoreivindicativa NM el bajo crepitante se impone sobre las bellas texturas que crean el resto de instrumentos, Jovencita supone un puñetazo punk en la mandíbula. Pero sobre todo, destacan dos canciones; la píldora de tenso rock electrónico que supone Glaciares y Volcanes y la tan ochentera como descreída No Continuar, que suponen los dos mejores temas del disco y a la altura de las mejores canciones de su carrera.


La segunda cara se abre con el primer single, la naturalista Pura Vida, un tema ampuloso en torno a un turbio y bluesero riff de guitarra destinado a ser un himno en sus conciertos aunque peca de una cierta reiteración en su estribillo. Continúa con una gran línea de bajo en Balada del Hombre Libre y su crescendo sostenido hasta el final del tema. FGL es un homenaje a Federico García Lorca, pero no al poeta romántico más topificado sino al de los versos más tensos y amenazantes de Poeta en Nueva York. Sigue con Salmo, una pieza de rock americano en que resalta la monolítica batería mientras desgrana una oración acusadora para terminar con El Instante, tema que se inicia en tono bajo para desparramarse finalizando el LP con gran intensidad.


Con Diez, Niños Mutantes reflejan reflexión sobre los últimos años, recuerdan de donde proceden y qué les llevo a ser lo que son y, una vez reforzados en su identidad lo plasman, ansiosos, en un disco formidable. Posiblemente no sea el mejor disco de su carrera pero es, con diferencia, el más necesario. Diez no es un paso adelante si no un retroceso, un coger carrerilla para saltar con mayor impulso. Tiene gran mérito invertir la tendencia en que se hallaban imbuidos y no continuar por inercia hasta saltar en pedazos. Siempre hemos querido a Niños Mutantes y les hemos admirado como músicos pero ahora, además, alabamos su coherencia.
 PURA VIDA 


NM

NO CONTINUAR

DIEZ en Spoti