César Pérez Gellida
deslumbró, hace ya 7 años, con su tremendamente adictivo debut Memento Mori -primer
volumen de su trilogía Versos, canciones y trocitos de carne-. Desde entonces,
ha publicado 9 libros más, revelándose como un autor tremendamente prolífico.
En su momento leí la trilogía inicial, causándome una grata impresión y ya
tenía ganas de volverme a poner con el autor vallisoletano. Para ello nada
mejor que ir a por la segunda trilogía del inspector Ramiro Sancho: Refranes,
canciones y rastros de sangre del que Sarna con Gusto es el primer volumen.
Tras el caso Augusto
Ledesma y unos meses de suspensión de empleo y sueldo, el Inspector de
Homicidios Ramiro Sancho se reincorpora a su trabajo en Valladolid. Solo
aterrizar, se produce la noticia de la desaparición de una adolescente en la
ciudad. Conforme pasan las horas va tomando cuerpo la certeza de que se trata
de un secuestro. La chica, Margarita, es hija del concejal de Urbanismo de la
ciudad y nieta del propietario de una importante empresa alimentaria, por lo
que las altas esferas no dejarán de presionar exigiendo resultados satisfactorios.
Las horas van pasando y no se tienen indicios de paradero de la chica por lo que todas las esperanzas se centran en el proceso de negociación con los secuestradores,
que están demostrando ser muy experimentados. Al mismo tiempo, Olafur Olafsson,
su amigo islandés, se ahoga tanto en alcohol como en sus fantasmas y le pide
ayuda y cobijo a Ramiro. Para acabar de complicar la situación, tanto Ramiro como
Érika Lopategui van a recibir un informe completo e incriminador sobre La
Congregación de los Hombres Puros, una poderosa organización delictiva secreta
con muchos años de antigüedad que no está dispuesta en absoluto a verse
amenazada, por lo que ya ha enviado a 2 de sus sicarios para eliminarlos.
Una sinopsis larga,
pero hay que tener en cuenta que en Sarna con Gusto el autor ya introduce todos
los elementos a desarrollar durante la trilogía. La trama principal de este
primer volumen es el secuestro de la joven adolescente y en su narración el
escritor se luce. La planificación, cautiverio, negociaciones para liberar a la
joven y, especialmente, la plasmación de los sentimientos y angustia de los
familiares están magníficamente expuestos, lo que refleja un importante trabajo
de estudio y documentación por parte de Pérez Gellida. Proceso que también ha
seguido para dar visos de realidad a la investigación llevada a cabo por el
Grupo de Homicidios, su funcionamiento interno y las presiones recibidas.
Sarna con Gusto es una
novela extensa, supera por poco las 500 páginas, aunque no lo parece y se
consume con rapidez y facilidad debido a las claves habituales del escritor
vallisoletano: escenas muy visuales; ritmo narrativo frenético y con un
atractivo punto de tensión implícita siempre a punto de estallar; personajes
atractivos y bien perfilados, un Ramiro Sancho -ya nuestro- obstinado, tenaz, impulsivo
y todavía reconcomido por las vivencias del caso Augusto. Pero no es el único,
también destacan el secuestrador Chimuelo (muy profesional; como aseveraría sin
dudar Pazos en Airbag) e incluso tanto la secuestrada Margarita como su madre,
Azucena; así como los hilos que va abriendo, pudiendo parecer deslavazados al
principio y que terminan conformando una cohesionada madeja donde todo encaja
sin estridencias, a pesar de contener diferentes elementos espaciales e incluso
temporales (en este caso destacan los años más duros del conflicto vasco, la
crudeza e irracionalidad de la delincuencia en México o incluso el tráfico de
influencias a nivel local). Otro elemento que nos gusta en la narrativa de
César Pérez Gellida es que no le tiembla el pulso a la hora de hacer sufrir a
sus personajes (o mejor dicho, hacerles pasar las de Caín) si la historia lo requiere
sin falsas conmiseraciones ni Deux ex Machinas redentoras e injustificadas.
Todo esto proporciona una lectura tan interesante como adictiva, en que el
lector corre el peligro de abstraerse totalmente ante su magnetismo, devorando
páginas sin notar el transcurrir de los minutos y las horas.
Sarna con gusto confirma
y reafirma la idea de que César Pérez Gellida es uno de los pesos pesados del género
negro que han aparecido en este país en los últimos diez años. Para finalizar, cabe
resaltar que aunque sea el primer volumen de la trilogía Refranes, Canciones y
Rastros de Sangre puede leerse de forma totalmente independiente.
OTRAS RESEÑAS DEL AUTOR:
César Pérez Gellida en la Wikipedia
Recomendación:
Para Ramiro Sancho: vas mejorando al dejar de lado a los acomodados Vetusta Morla y Love of Lesbian, pero no has de tener miedo en buscar entre nuevos (o no tan nuevos) grupos de pop-rock indie. Pelirrojo, ahí van unos unos cuantos: Triángulo de Amor Bizarro, Belako, Carolina Durante, Cariño, Anabel Lee, Salvador Tóxico, Viva Suecia, Mujeres, Melenas, Cala Vento, La La Love You, Confeti de Odio, Apartamentos Acapulco, Los Punsetes, Mourn, Tulsa, Sierra, Miqui Puig, Holysun, C.A.R.R.E.R.A., Kokoshca, L'Emperador, Pantocrator, Luces Negras, Atención Tsunami, Arista Fiera, El Lado Oscuro de la Broca. Mad Robot, Neleonard, Lebend, Tittyshev, Yawners, Sindicato Vertical, Últim Cavall o The Levitants. Alguno te gustará, seguro.
Mientras escribía esta reseña he disfrutado del magnífico nuevo disco de Belako, Plastic Drama. También del excelente recopilatorio The Divided Self de los enigmáticos This Cold Night, un disco en el que perderse repetidamente. Así como he disfrutado del tratado de pop llamado 15 canciones de amor, barro y motocicletas del gran Miqui Puig.
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