jueves, 20 de agosto de 2020

SPIKE MILLIGAN - MALA PINTA. Una crítica.

Y la peque de casa volvió a agotar su reserva de libros por lo que tocaba ir de nuevo a la librería en busca de provisiones. Una vez allí y satisfechos sus deseos con mangas, libros de curiosidades de animales y otras filias, no podía irme sin llevarme algo que me llamase la atención. Humor irlandés y cerveza? Esa es una buena combinación. Así es como me llevé Mala Pinta de Spike Milligan para casa.

A pesar de que Spike Milligan sea bastante desconocido en nuestro país es todo un referente en el Reino Unido. Tuvo un programa radiofónico “The Goon Show” durante casi 10 años en la BBC con, entre otros, Peter Sellers y ha sido citado como referencia ineludible por los Monty Python -que incluso le dieron un papel en La vida de Brian-. Mala Pinta se publicó en 1962, bajo el título original de Puckoon, y si no estoy equivocado la cuidada edición de Blackie Books -con traducción de Julia Osuna y una portada tan preciosa como acertada- es la primera que se publica en este país.

En 1924, tras la Declaración de Independencia de la República de Irlanda, la Comisión de Fronteras debe delimitar la ubicación exacta de la línea fronteriza entre la República de Irlanda (Eire) e Irlanda del Norte. Tras diez días de estériles discusiones sin llegar a ningún acuerdo, los participantes acuerdan coger entre todos un lápiz sobre el mapa y trazar una línea que será la frontera definitiva. Así lo hacen, con la fortuna de que la línea atraviesa de pleno un tranquilo pueblecito llamado Puckoon.

En el pueblo hallamos toda una caterva de curiosos personajes: Dan Milligan, vago y borrachuzo que tiene la facilidad de hablar con el escritor (con el que coincide en el apellido y actúa como convencido demiurgo); el Doctor Goldstein, el médico judío de la localidad; el revolucionario padre Rudden, que necesita desesperadamente dinero para reformar su decrépita iglesia; Dan Doonan, un difunto de noventa y ocho años con tendencia a no estarse quieto ni después de muerte e, incluso, un policía chino, entre otros muchos. Hacia este tranquilo y nacionalista pueblo se dirigen los funcionarios para instalar un puesto fronterizo y trazar el recorrido que separará ambos países, sin importarles que transcurra por el cementerio, la taberna y casas particulares, con las consecuencias y malentendidos que esto puede provocar. Lógicamente, los lugareños no están de acuerdo y, entre trago y trago y trago y trago, traman como poder revertir la decisión mientras el IRA, siempre acechante, también quiere aprovechar para desarrollar alguna acción armada con desopilantes consecuencias.

Esta vendría a ser una aproximación a la trama principal, aunque lo cierto es que tampoco es demasiado importante ya que no se recurre a ella hasta bien avanzado el libro. En Mala Pinta el autor nos presenta una sucesión de personajes variopintos y les coloca en situaciones oscilantes entre lo absurdo y lo esperpéntico, provocando en el lector un elenco de reacciones desde la satisfactoria carcajada inesperada hasta el pestañeo estepicursórico.

Aprovecha Spike Milligan para, mientras nos hace reír, mofarse de los irlandeses (beodos, tacaños, brutos) IRA incluido; de los ingleses (funcionariales, lerdos); de la religión y, en fin, de todo lo que se le pone por delante. La mejor virtud de Mala Pinta es a la vez su mayor defecto; esta colección de gags enlazados que es el libro provoca la risa en muchos momentos, aunque también cansa por saturación. Evidentemente, los personajes no tienen ningún tipo de profundidad ya que solo se resaltan sus aspectos más ridículos y risibles. Ante esto, podríamos decir que el libro vendría a ser más una extensión de sus programas de radio, una frenética sucesión de gags cómicos, más que una narración al uso. Teniendo claras sus intenciones, el escritor liquida el libro en unas accesibles 180 páginas para no empachar demasiado al lector.

Tras la lectura de Mala Pinta, puedo afirmar que la tan cacareada influencia de Spike Milligan sobre los Monty Python es totalmente cierta y, por extensión, sobre el humor absurdo inglés. No solo eso, creo que Tom Sharpe (autor al que aprovecho para reivindicar, siempre) también aprendió mucho de Milligan sobre el planteamiento de situaciones inverosímiles en las que emplazar al pobre Wilt.

Mala Pinta me ha parecido un libro divertido aunque excesivo. He alternado momentos en que la risa me ha atacado a traición con otros de franco desconcierto, dejando el balance final en un empate ligeramente decepcionante. Puede ser que el problema sea mío ya que prefiero una estructura más clásica. De hecho, el mismo Spike Milligan me da la razón ya que en una de sus páginas encontramos este párrafo:

¿Se puede saber de qué va este libro? Estamos… ¿qué?, en la página…., -miró hacia abajo-, en la página86… y no hay más que gente que viene y va, ¿adónde va a ir a parar todo esto?

Spike Milligan en la Wikipedia
Recomendación: 
El humor irlandés y británico por extensión. Una buena muestra de él es La Tumba del Tejedor de Seumas O'Kelly que reseñé hace ya un tiempo.

Ahora que lo pienso, lo suyo hubiese sido escuchar a The Pogues para inspirarme (no a U2 no, que no quiero aburrirme soberanamente) pero la verdad es que no ha sido así. Mientras escribía esta reseña he puesto en el plato el reconfortante The New Abnormal que nos recupera a The Strokes. Tampoco nos pasemos, 3-4 canciones del disco pero es muchísimo más de lo que nos ofrecían en sus anteriores discos. También he escuchado el post punk de Heather, desde Barcelona, en su disco Union. Y hablando de post-punk, no dejéis escapar a los poco conocidos franceses Glasszone. Música de atmósferas hipnóticas y sinuosas.

4 comentarios:

  1. Qué difícil es el género de la novela de humor. A mí me atrae casi en la misma medida en que me da pereza, porque es muy fácil que no salga bien y que un buen gag vaya seguido de diez que no funcionan o que resultan repetitivos.

    A esta le tenía echado el ojo pero me daba miedo que se basase demasiado en el humor de borrachos (en plan: qué gracioso es beber como un cosaco), que no me hace demasiada gracia.

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    1. Es complicado encontrar una novela de humor en su punto justo y que no sea demasiado gruesa. Tienes toda la razón.

      Arto Paasillinna es un muy buen ejemplo de humor ajustado dentro de una novela.

      Abrazo.

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  2. Me ha llamado mucho la atención. Además, el humor negro británico me encanta.
    Un abrazo.

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    1. Me alegro que te haya gustado la reseña.

      Otro para ti.

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