miércoles, 21 de agosto de 2019

CHUCK PALAHNIUK- PIGMEO. Una crítica


Verano, tiempo de desplazarse, de ir a la playa o a la piscina. El libro, imprescindible, no puede ser un tocho por lo que es una buena oportunidad para recurrir a los libros de bolsillo por su poco espacio. Con esta premisa, para las vacaciones me decidí por uno de mis trangresores favoritos, Chuck Palahniuk, y su Pigmeo en edición de Debolsillo.

Como parte de un programa de intercambio de estudiantes, un grupo de terroristas adolescentes procedentes de un país comunista asiático (no se cita pero planea la sombra de Corea del Norte) llegan a USA. Entre ellos, el protagonista, el agente 67 -rebautizado Pigmeo por sus huéspedes- que a pesar de su frágil aspecto ha seguido un duro entrenamiento dominando varias artes marciales así como es poseedor de elevados conocimientos en química.

La finalidad de los jóvenes terroristas es, por un lado, inseminar al máximo de nativas estadounidenses para extender la semilla de la revolución y, por otro, llevar a cabo la Operación Estrago, un atentado en el que utilizarán una toxina mortífera para causar el máximo daño posible. 

La misión se complicará ante las tentaciones de la sociedad capitalista occidental y, especialmente, ante el descontrol de sus hormonas al estar en contacto con jóvenes rebosantes de sexualidad. Será suficiente su férreo entrenamiento y su sólido discurso ideológico para poder continuar con el plan marcado o bien sucumbirá placenteramente en el intento?.

Como es costumbre en el escritor estadounidense el planteamiento es ciertamente original. Utiliza los asombrados ojos de un recién llegado de una cultura totalmente distinta (prácticamente de otro planeta) para diseccionar, tan hábil como grotescamente, aspectos de la sociedad norteamericana y por ende occidental. Desde la religión y el bullyng escolar pasando por los centros comerciales, la insatisfacción de la clase media o los tiroteos en las escuelas, destacando a tenor con la edad del protagonista, la constante presencia del sexo en nuestra sociedad. Para acentuar el choque conceptual, Pigmeo se refugia en citas de sus referentes; sujetos como Hitler, Mussolini, Stalin o Trotski. 

El libro se estructura en 36 comunicados (con una media de 6-7 páginas) del protagonista a su central en los que cuenta los avances de su misión, excepto en algunos de ellos que narra aspectos de su educación y entrenamiento en su país. Es decir, Pigmeo es siempre el narrador y, por una parte, provoca hilaridad en su percepción del choque de culturas pero por otra, se expresa con voz pasiva y al no dominar el idioma, inventa conceptos sustitutivos de algunas palabras (p.ej: máquina de pensar por cerebro). Ante ello se ha de resaltar la enorme labor del traductor, Javier Calvo, y el dolor de cabeza que le habrá supuesto la búsqueda de los sustitutivos. Este estilo narrativo provoca, en algunos momentos, una cierta sensación de aridez en la lectura. Creo que Chuck Palahniuk es consciente de este riesgo y limita la duración de la novela a 260 páginas, ya que alargarla más hubiese sido malograrla. 

Chuck Palahniuk es un escritor que sorprende por sus originales y cáusticos argumentos, aunque Pigmeo quedará como una obra menor dentro de su bibliografía. Una lectura ideal para el verano, que se coge y se deja con facilidad por su tenue hilo argumental. Cuenta con momentos divertidos aunque acusa cierta falta de la corrosividad típica de su autor. De todos modos, cumple perfectamente con su cometido como lectura ligera. 


Recomendación: 
Chuck Palahniuk, siempre con su estela sorprendente y provocadora.
Durante la redacción de esta reseña escuché el grower El Resto del Mundo de Apartamentos Acapulco con su delicado shoegaze-pop, el espectacular Dance on Walls de Ghostland así como el fenomenal Vietnam de los post-punker neozelandeses del mismo nombre. Un tesoro la reedición de este último disco editada por BFE.

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