En la pasada Diada de Sant Jordi
tenía muy claro que uno de los libros que caerían sería Seixanta-Vuit de Ramon
Usall, el segundo título de la colección del detective Rafael Rovira –casi diez
años después de la primera entrega-. Ramon Usall está cimentando una buena
carrera como escritor, alternando ensayos históricos y sociológicos –con el
fútbol como protagonista de algunos de ellos-, e incursiones en la ficción con
relatos y libros que transitan por la senda de la novela negra.
Sexanta-Vuit empieza cuando el
detective Rafael Rovira, siempre necesitado de casos para aliviar su tensa
situación financiera, recibe la ansiosa llamada de la que fue su profesora de
francés, Enriqueta Pasqual. En ella, le pide que localice a su antiguo novio,
Ignasi Camprubí, que la abandonó cincuenta años atrás, en París, y casi al pie
del altar. En todo este tiempo no había vuelto a tener noticias de él, ninguna
carta, ninguna llamada, y de repente recibe una postal de Ignasi pidiéndole
perdón y diciéndole que siempre la querrá. Enriqueta, incendiada, pretende
recuperarle a cualquier precio.
El detective, asombrado ante la
revelación del pasado de su –en otros tiempos- estricta profesora, acepta el
caso inmediatamente. Su estupefacción se incrementa de manera exponencial cuando
Enriqueta le explica que con Ignasi se enamoraron y vivieron intensamente el
mayo del 68 parisino, siendo parte activa del mismo, y militando en diferentes
grupúsculos revolucionarios. Así como su convencimiento de que la dejó para
poder abrazar sin ataduras de ningún tipo las causas y utopías que perseguía.
Rovira se traslada
rápidamente a París, acompañado de su eficiente ayudante Betina. Cuando después
de muchas preguntas consiguen localizarle, encontrarán al primero de una sucesión
de cadáveres, todos ellos relacionados con Ignasi y las pesquisas del detective, hasta
el punto que las sospechas recaerán sobre el desorientado sabueso.
Ramon Usall consigue poner al
lector en la piel del detective Rovira, acompañándole en sus pesquisas en busca
de un personaje que se ha mantenido en la clandestinidad casi cincuenta años.
Con las preguntas a los antiguos compañeros de militancia, traslada la acción a los
lejanos tiempos revolucionarios y detalla los diferentes caminos emprendidos
por cada uno de ellos. Se sirve de este enfoque para reflejar las diferentes
fidelidades: desde el que se aferra a ellas y defiende inflexiblemente su
integridad, aunque sea utópica e injustificable, hasta el que se pasa al bando
contrario renegando totalmente de su pasado para no perjudicar su actual bienestar
y posición social (cuántos políticos acaban negando
sus pensamientos de juventud?). También pone de manifiesto la vigencia del
espionaje político y económico y el escaso valor de una vida humana en
contraposición con estos intereses y los efectos de la masiva inmigración en la grandes ciudades.
El gran mérito del escritor
estriba en conseguir todo esto con un lenguaje próximo y sencillo. Aborda temas
comprometidos sin querer trascender, con un tono cercano y costumbrista que,
por momentos, logra un cierto paralelismo con el gran Andrea Camilleri. Como el italiano, aprovecha sus páginas para lanzar dardos críticos con la sociedad que nos rodea, con sus evidentes
desigualdades y la incapacidad de los políticos para solucionarlas mientras
derrochan en dinero público en equipamientos escasamente rentables pero de
alcance puramente electoralista. Destaca también en la construcción de los
personajes, que tienen gran fuerza y están muy bien trazados, siendo entrañables
gracias a sus imperfecciones, especialmente tanto el protagonista Rafael
Rovira, detective de buen talante pero con escasa perspicacia y totalmente
alejado del estereotipo del investigador clásico, como su valiosa ayudante
Betina Antunes, que conforme avanza la novela se revela como un personaje imprescindible
así como Enriqueta Pasqual, que después de una vida estoica decide abrazar la
pasión por última vez en su vida.
Este tono cercano proporciona una
lectura ágil y amena, con la complicidad de un lector que se pone claramente de
parte de los protagonistas, provocando que sus más de trescientas cincuenta
páginas transcurran con facilidad hasta llegar a un final esclarecedor y
satisfactorio, dejando el autor varios anzuelos para poder usarlos en futuras
entregas.
Ramon Usall aprueba con nota al
retomar, gracias a Seixanta-Vuit, la serie del detective Rovira. Ahora habrá
que pedirle que no tarde diez años en publicar otra nueva entrega.
Ramon Usall en la Viquipèdia
Ramon Usall
Recomendación:
Ahondar en los ensayos del autor, especialmente los futbolísticos. El primer título de la colección: Tots els camins porten a Romania.
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