En ocasiones y por casualidad, escuchamos una canción que te llama la atención. Recuerda a muchas cosas conocidas, lo tienes en la punto de la lengua pero te desconcierta porque no la acabas de ubicar. Insistes con el resto de los temas y puede que sea un espejismo, pero a veces uno es afortunado, se concatenan los astros y acabas descubriendo un tesoro. Precisamente esto me pasó con Umbrella de The Arctic Flow, grupo que me era totalmente desconocido.
The Arctic Flow es el proyecto de Brian Hancheck, un juanpalomo artesanal que lo inició hace casi una década y que bajo este nombre ha publicado unos cuantos singles, cinco EPs y dos LPs; All the way until december (2009) y el mencionado Umbrella, tan solo hace unos meses.
La escucha de Umbrella nos traslada irremediablemente al Reino Unido de mediados de la década de los ochenta. Justo en el momento de la publicación de C86, el recopilatorio de la revista NME que supuso la mayoría de edad del twee-pop. Género con brumosas texturas ensoñadoras y repletas de evocadora nostalgia aderezadas con unas letras que oscilan sobre la inocencia del amor ilusionado y el amargo desamor descrito con dolida melancolía, que tiene claro reflejo en temas como Crashin waves, Port Orange, Perfume on my pillow o I can’t decide que indudablemente recuperan a grupos como Felt, The Pastels, The Field Mice o Trembling Blue Star. El dream-pop está presente en Take my heart gracias a unos densos teclados que también recuerdan a Radio Dept y unas cristalinas guitarras deudoras de Cocteau Twins. En Nothing Left, Umbrella y As long as you’re beside me, las guitarras jangle y la sección rítmica asumen el protagonismo y aparecen Heavenly e incluso, en algún momento, The Smiths, parecido reforzado por alguna inflexión vocal similar a Morrissey. Reforzando esta idea, la bonita y naïf portada ya ofrece una clara pista sobre el contenido del álbum.
Umbrella es un disco corto y compensado, de tan solo 8 canciones. Tan modesto en sus pretensiones como magnifico en su resultado al estar repleto de canciones bellas, delicadas y de gran poder evocador, que penetran en el oyente sin esfuerzo, convirtiéndose en perfectas compañeras de momentos lluviosos, no solo climatológicos. Resulta fácil imaginar a Brian Hancheck tejiendo bonitas melodías, maleándolas para regalarlas en forma de canción. Lo más sorprendente de The Arctic Flow es que procede de la soleada Myrtle Beach (South Caroline) en lugar de cualquier humeda y gris ciudad inglesa.
PORT ORANGE
UMBRELLA
I CAN'T DECIDE
UMBRELLA en Spoti
En su bandcamp están todas las publicaciones de The Arctic Flow con el precio a voluntad.
The Arctic Flow Bandcamp
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