El texto es una adaptación de la reseña sobre el disco In the Flat Field de Bauhaus, con motivo de su 40 aniversario y que se difundió en el Mineral#86, programa de radio emitido en www.ipopfm.com el 18/11/220.
Vamos a celebrar el 40 aniversario de un disco fundamental: In the Flat Field de Bauhaus, que vio la luz el 03/11/1980.
En 1979 el punk estaba acabado. Esta corriente que nació como una protesta, una oposición, prendió como una antorcha; con tanta fuerza que arrasó con todo y esa misma desmesurada potencia provocó que acabará autocombustionando en un período escaso de 3 años. Algo totalmente lógico, necesario y consecuente por propia definición.
Pero el daño, o el bien, mejor dicho, ya estaba hecho y gracias a él, muchos se atrevieron a comprar instrumentos, experimentar con ellos y subirse a un escenario. El Do it Yourself vino para quedarse.
En Northampton, 3 chicos decidieron montar un grupo en 1978: Daniel Ash (guitarra), David J Haskins (bajo), su hermano Kevin Haskins(batería) y como no tenían cantante convencieron a un amigo sin ninguna experiencia en la música: Peter Murphy. Como nombre eligieron Bauhaus 1919, como homenaje a la escuela de arquitectura alemana, aunque con el paso de los meses, las cifras acabarían desapareciendo de su nombre.
A los pocos meses publicaron un single clave Bela Lugosi’s Dead, un tema majestuoso de más de 9 minutos con una guitarra hipnótica deudora del dub, bajo y batería repetitivos y siniestros y una interpretación vocal sórdida y cavernosa.
Justo allí, en ese momento, Bauhaus lanzó su LP de debut In the Flat Field, una de las primeras referencias del novedoso y arriesgado sello 4AD.
En In the Flat Field, que autoprodujeron ellos mismos, encontramos 9 temas en los que mezclan sabiamente influencias como The Doors, Pink Floyd, el dub jamaicano, Bowie, el Krautrock de Can o Neu, Black Sabbath, el existencialismo, la literatura victoriana y el cine de terror. Todo ello sumado a una atrevida experimentación de los músicos con sus instrumentos y una interpretación vocal -nunca mejor dicho lo de interpretación- a cargo de Peter Murphy sencillamente espectacular. Consiguieron un sonido hipnótico, desquiciado, oscuro y tenebroso, sencillamente irresistible, con un vocalista portentoso, que oscila teatralmente entre lo histriónico y lo terrorífico dominando todos los matices intermedios.
El triplete inicial del disco con Double
Dare, In the Flat Field y A God in a Alcove es sencillamente
desarmante, con guitarras desquiciadas y batería y bajo percutiendo sin parar
arrastrando al oyente a un novedoso caos rítmico irresistible.
The Spy in the Cab y Stygmata Martyr suponen la vuelta al redil oscuro al transitar por cauces tenebrosos, lóbregos y densos, rematando el disco con los insanos y desasosegantes 7 minutos finales de Nerves, un epílogo perfecto al disco y que permite atisbar lo que se verá en su siguiente disco Mask.
In The Flat Field tuvo una recepción
dispar entre la crítica: desde conjunto inconexo de sonidos y golpes hasta obra
maestra fundacional del post-punk. A pesar de no tener un reconocimiento
unánime inicial, con el tiempo se ha visto ampliamente reivindicado siendo
considerado con todo merecimiento piedra fundacional del gótico o post-punk y obteniendo
Peter Murphy el título de padrino del goth. Un disco fantástico e importantísimo en el alumbramiento de un nuevo movimiento: el post-punk, goth, after-punk o siniestro, llámalo como quieras.
Cabe decir que el disco que aparece en Spoti corresponde a la edición de 1988 con extras añadidos y no la original de 1980 de 9 temas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario