En alguna entrada anterior ya comenté que John Connolly acostumbra a ser mi fiel acompañante en los viajes en tren. El último de ellos, de casi cinco horas, no iba a ser la excepción a la regla, así que Cuervos (el volumen #10 de la serie Charlie Parker) fue el título que me acompañó.
En el pueblecito de Pastor’s Bay, voluntariamente olvidado dentro de una angosta península de Maine, ha desaparecido una niña de catorce años. La abogada Aimee Price ofrece un caso a Charlie Parker, pero no es la búsqueda de la niña sino la investigación de unas fotos que recibe por correo otro habitante del lugar; Randall Haight. Fotos que quieren relacionarle con la desaparición de la niña. Fotos que le angustian porque Randall Haight tiene un secreto que ha logrado preservar y si se revela, hundirá su reputación y su vida; en su juventud, asesinó a una niña.
La investigación de Parker no avanza por el hermetismo de su cliente y la escasa simpatía que despierta su visita en una comunidad tan cerrada. El detective intuye que algo mucho más grande se esconde en el lugar cuando reconoce a un agente del FBI especializado en la Mafia y sus conexiones. ¿Todo es una mayúscula casualidad o Haight miente? ¿Qué relación puede tener la Mafia con Pastor’s Bay y la desaparición de una niña? Parker quiere llegar al fondo de la cuestión y encontrar a la chica, aunque no sea su caso.
En Cuervos encontramos las constantes en las novelas de la serie Parker: poderosa fluidez narrativa que exuda tensión y violencia explícita; subtramas independientes que acaban convergiendo en el hilo principal con precisión de automatismo; descripciones precisas y escrutadoras que esconden un subsuelo ponzoñoso; personajes poderosos, delineados perfectamente y muy atractivos para el lector; y la eterna lucha entre la luminosidad del Bien y la absoluta oscuridad del Mal que acecha tras cualquier esquina.
Entre los diferentes temas que John Connolly refleja en las páginas de Cuervos destaca la lacra de los abusos a niños y adolescentes, plasmados en el secuestro de la chica, así como que los pedófilos pueden ser personas de apariencia perfectamente normal, que esconden su execrable perversión revelándose solo en escenarios propicios para su superioridad física. También refleja en el personaje de Randall Haight la dificultad de iniciar una nueva vida bajo una identidad ficticia. En otra de las subtramas trata los complicados equilibrios de poder entre las bandas mafiosas (y por extensión, de cualquier banda criminal en lucha con sus rivales) y la dura caída de los derrotados.
Cuervos, como es habitual, proporciona una lectura muy gratificante. Posee un gran ritmo y consume con avidez sus 380 páginas logrando mantener un gran interés por la dificultad de la investigación. Puede que no sea su novela más sorprendente pero mantiene el altísimo nivel de la serie de Charlie Parker sin acusar desgaste, a pesar de ser ya el décimo volumen. A estas alturas, solo cabe decir que sigue siendo un placer abrir las páginas de un nuevo libro de John Connolly y sumergirse en su turbios vericuetos.
OTRAS RESEÑAS DEL AUTOR:
John Connolly en la Wikipedia
Recomendación:
La serie Charlie Parker y empezar por el primer título de la misma: Todo lo que muere.
El nuevo disco de Medalla, intensidad sónica desde Cerdanyola del Vallès.
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Mientras escribía esta reseña he escuchado el oscuro post-punk de Lebanon Hanover en su disco Besides the Abyss, el magnífico y reciente Medalla del grupo de mismo título y el fantástico Sentido del Espectáculo del, posiblemente, mejor grupo de punk español actual; Biznaga.
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