Dorian
posiblemente sea, junto con Lori Meyers, el grupo indie español que suscita más
filias y fobias. Desde aquí tenemos una cierta debilidad por ellos, las
razones; su valiente apuesta por el electro-pop, algunas canciones enormes en sus 2 primeros discos (A
Cualquier Otra Parte, Te Echamos de Menos) y
especialmente sus fantástico 3er disco, La Ciudad
Subterránea, poseedor de un sonido impresionante.
Los barceloneses publicaron hace un par de meses su 4º disco, La Velocidad del Vacío. Para grabarlo se fueron hasta México y en él contaron
con el productor Phil Vinall que anteriormente había trabajado con grupos como
Placebo o Radiohead. Muchos medios para conseguir el que tenía que ser la confirmación
definitiva de Dorian.
Y el disco empieza con Los Placeros Efímeros, una intro que nos
recuerda a los M83 más sinfónicos. A continuación entra Ningún Mar con
unos reconocibles teclados y un crescendo muy típico del grupo. Una buena
canción aunque los 5 minutos que dura provocan que se vuelva repetitiva. Seguimos
con Tristeza, con una batería que marca el ritmo de la canción,
guitarras marcadas y un estribillo infalible a pesar de la reiteración de la
palabra que le da título. Si la oyes 2-3 veces ya no te la sacas de la cabeza,
avisados estáis.
La próxima es Los Amigos que Perdí, una canción más cercana al
pop-rock que al electro típico del grupo. A pesar de un muy buen trabajo del bajo,
omnipresente en todo el tema, el ritmo contenido de la canción no se adapta
bien a la voz de Marc, sonando ésta demasiado estridente estando muy alta
respecto a los instrumentos. La siguiente es El Temblor, que empieza
otra vez con un línea de bajo muy marcada hasta la entrada de la voz. Como en
la anterior el ritmo de la canción es lento y la voz llega a molestar, hecho
incrementado por una letra que reúne todo los tópicos habituales de Dorian.
Continuamos con El Sueño Eterno, solo diré que creo que es un error
de edición del disco. Un horror de canción, 5 minutos de languidez y
aburrimiento rematado con 2 de los peores recursos de las canciones infumables:
niños y lluvia.
Para compensar semejante desacierto la siguiente canción, Arde sobre
Mojado, empieza de manera mucho más enérgica y mantiene el tipo durante
toda su duración. Seguimos con Soda Stereo, a mi entender la mejor y más
disfrutable canción del disco. La orientación más pop-rock se manifiesta en unos
llamativos juegos de guitarra cruzados con, otra vez, el bajo omnipresente.
Para finalizar Horas Bajas y Las Palabras, 2 canciones que
suenan a piloto automático y que no aportan absolutamente nada al disco, por
mucho que Las Palabras empiece con un novedoso sonido de piano se
convierte en una canción totalmente plana y monótona.
En este disco Dorian ha querido
abrirse más hacia el pop-rock dejando un poco de lado su faceta electro, de ahí
una mayor presencia de guitarras y bajo. El tratamiento de este último
instrumento es el mayor acierto del disco. Paralelamente han ralentizado el
ritmo de sus canciones y esto es un claro error. La bajada de intensidad no se
adapta bien a la voz aniñada de Marc que delante de tanta contención se
manifiesta chillona y llega a resultar molesta al sonar muy por encima de los
instrumentos (supongo que será un elemente buscado por el productor). En las
canciones más eléctricas parece que han querido reflejarse en los M83 más
atmosféricos quedándose a medio camino. Para rematarlo, en algunos temas la
producción resulta algo confusa sonando el conjunto bastante peor que el
anterior La Ciudad Subterránea, que contó con un
sonido maravilloso.
Como consecuencia del mayor sosiego en el ritmo de las canciones podemos
fijarnos más en las letras y éstas no están a la altura. Nunca han sido la
mayor virtud de Dorian , pero en este
caso la reiteración de sus tópicos (personajes siempre en el límite, referencias
a las drogas, una cierta paranoia de los protagonistas) hace que sean por
momentos sencillamente ridículas.
Algunos ejemplos: me junté con gente sin medida de la que nadie quiere
conocer; me especialicé en noches suicidas; ningún mar te hizo naufragar; en un
bar de Oaxaca provoqué un huracán lo arroje al Pacífico Norte como un boomerang
(???); compartís los mismos vicios imposibles de nombrar; de donde nadie vuelve yo te vi regresar con
un sol en los labios que te puso el mezcal (ejem ejem...)... no sigo, pero
hay más.
Que las mejores canciones del disco sean Soda Stereo, Tristeza y Ningún
Mar tendrían que hacer reflexionar al grupo sobre el camino a seguir, eso es volver al electro contundente y acelerado, intercalando canciones pop-rock que
sigan incidiendo en los juegos de guitarra y la omnipresencia del bajo,
olvidándose totalmente de la calma y el sosiego ya que no les sientan nada bien
y sobre todo que ni se les ocurra volver a hacer un medio tiempo o una balada.
Dorian es un grupo para que suenen de noche en un club o pub con sus bases contundentes
y graves omnipresentes que consiguen envolver sus estribillos demoledores, haciéndote
mover los pies al ritmo de la música. Siendo así les perdonaremos hasta sus
letras. Cuando no se dan estos condicionantes el castillo no aguanta y se
derrumba.
Después del fantástico La Ciudad Subterránea,
Dorian querían dar un paso adelante y
con éste La Velocidad del Vacío han dado claramente un paso atrás dando argumentaciones a sus detractores y pocas
armas a sus defensores.
Me gusta como suena. Una vez más me descubres música que no conocía y, como ya te dije.. voy a poner "Vagando por Urano" de nombre a una lista de Spotify al paso que voy
ResponderEliminarGracias por el aporte
Todo un honor. Muchas gracias.
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