A raíz de la muerte del escritor británico Tom Sharpe me propuse hacerle un
pequeño homenaje leyendo algún libro suyo y, precisamente, tenía en un estante
L’Herència de Wilt, último libro publicado por el autor.
Tratándose de otro nuevo libro de la serie de Henry Wilt y habiendo leído 3-4 de ella, ya contaba con que la
capacidad de sorpresa sería mínima pero aún así un tributo es un tributo.
En esta ocasión la queridísima esposa de Wilt, Eva, está encantada de la
vida cuando conoce a una aristócrata –Lady Clarissa Gadsley- y más todavía cuando
se hace amiga suya y al presumir de su marido profesor universitario consigue
que ésta le quiera contratar para dar clases particulares al zopenco de su hijo
con la finalidad de que consiga entrar en la Universidad de Cambridge y así seguir la tradición de su familia. Si además la cantidad pactada es un auténtico dineral y, por
añadidura, consigue casa para las vacaciones para toda la familia (una mansión en la
campiña) entonces el planteamiento es perfecto para
las ambiciones de Eva y sus ansias de codearse con la nobleza.
Completando el cuadro, las maravillosas hijitas del matrimonio Wilt –cuatrillizas,
casi nada- son ya adolescentes, terroríficas para más señas, y causan una
retahíla de desastres por donde pasan (cuál Atila campando a sus anchas por los
exclusivos colegios ingleses) teniendo sus padres serios problemas para evitar
que las expulsen de las escuelas a las que vayan por muy caras y elitistas que
estas sean.
Y precisamente los problemas económicos motivados por la elevada factura
del colegio de las niñas son los que hacen aceptar el trabajo a Wilt a pesar de
que no le apetece nada la emboscada que le ha tendido su esposa.
Cuando nuestro protagonista llega a la mansión, siguiendo el camino que más
que llevar a ella parece querer disuadir a los visitantes, y comprueba que es
un edificio sencillamente horroroso empieza a sospechar que no será una empresa
fácil. Sospechas que se verán que se verán acrecentadas cuando percibe que el
matrimonio Gadsley se odia profundamente, que el interés de la Sra. Gadsley por
Wilt no se circunscribe al apartado meramente docente y que el
alumno que le encomiendan, Edward, es un auténtico zoquete al que solo le
interesan las armas y poderlas disparar así como la animadversión que despierta
el nombre Gadsley en el pueblo vecino.
Cuando entran en acción Eva y las cuatrillizas la trama se enreda de manera progresiva hasta desembocar en una serie de situaciones confusas típicas de la
escritura del autor.
Tom Sharpe en esta obra vuelve a tocar alguno de sus temas habituales: las
críticas a la alta sociedad inglesa (el juez autoritario y con perversiones
varias, la esposa ninfómana y alcohólica, el mantener las apariencias por
encima de todo, el servicio cotilla muy a su pesar), el modelo de enseñanza
británica tanto contra las exclusivas universidades como sobre los centros más
accesibles y la ineficacia de la policía que asiste desorientada y estupefacta
a los enredos que se generan alrededor de la familia Wilt.
L'Herència de Wilt es un libro que se lee con facilidad y es ameno aunque la falta de sorpresa
provoca que sea un tanto anodino y poco memorable. De todas maneras las
reflexiones de Henry Wilt y determinadas situaciones desternillantes, sobre todo provocadas por las niñas, bien valen
la lectura de este libro.
Su lectura es ideal para una tarde de verano tirado
en una tumbona y con un buen refresco al alcance de la mano, con ella no cambiaremos el mundo pero pasaremos un buen rato.
Tom Sharpe en la Wikipedia
Recomendación:
Si se es un profano en Tom Sharpe empezar por el auténtico clásico, Wilt, y avanzar por la saga. Otros del autor: Reunión Tumultuosa, Exhibición Impúdica, Vicios Ancestrales.
En un tono similar otro grande: Arto Paasilinna.
Otra más genérica: disfrutar de las pequeñas cosas.
En un tono similar otro grande: Arto Paasilinna.
Otra más genérica: disfrutar de las pequeñas cosas.
Escribiendo esta reseña escuché Tara, Motor, Hembra de Nudozurdo, Yank Crime de Drive like Jehu así como Europe de Allo Darlin.
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