Lo reconozco, elegí este libro
por varias razones. Por su título, Lamentaciones de un prepucio, por estar
editado por Blackie Books (siempre una garantía de buen gusto) y, sobre todo,
porque la sinopsis anuncia que nos desternillaremos de risa a costa de las
experiencias del autor con la religión.
Shalom Auslander es un judío
ortodoxo americano y en el libro nos narra su educación dentro de la comunidad
judía, una educación temerosa de un Dios omnipresente, implacable y sediento de
venganza. Un Dios acechante que vigila uno por uno a todos los integrantes de
su rebaño, siempre esperando que cometan alguna falta -por pequeña que ésta sea-
para castigarle.
Bajo esta educación represiva, el
pequeño Auslander va creciendo asustado de las consecuencias de sus actos si se
desvía de la línea marcada con trazo grueso por los rabinos de su comunidad,
hasta que a los 9 años descubre los Slim Jim (pequeña barra de carne que
evidentemente no se ajusta a los preceptos de la religión judía y
está prohibido su consumo). Desde ese momento, Shalom se cuestiona las normas
de su religión y empieza a incumplirlas sistemáticamente, descubriendo la
pornografía, la masturbación y la marihuana, tentaciones a las que sucumbe
desesperadamente.
Todos estos placeres prohibidos
le producen gloria y satisfacción momentánea pero los remordimientos y el temor
al castigo divino como consecuencia de sus actos no dejan de martirizarle en
todo momento, con el ejemplo de Moisés tatuado perpetuamente en sus
pensamientos, hasta que al hacerse mayor decide romper con su religión
alejándose de ella. De todos modos, es demasiado tarde y Auslander tendrá que
convivir con la neurosis y paranoia fruto de la educación recibida, lastres que
deberá afrontar en cada decisión que tome en su vida adulta.
El tono del libro es humorístico
y el lector se ríe de las peripecias del protagonista debido a los dogmas de su
religión. A pesar de este tono, tiene un trasfondo triste y realista que nos
afecta mucho más de cerca de lo que podría parecer. La religión (ya sea judía,
católica, musulmana, etc) utiliza el miedo y la represión para que sus seguidores
cumplan sus leyes aún a costa de instalar una cierta neurosis en sus cabezas.
No hace falta subrayar ciertos paralelismos con la educación católica que hemos
recibido en este país y que, actualmente, el gobierno de este estado laico
quisiera volver a imponer.
A pesar de este tono humorístico,
la lectura del libro no acaba de avanzar porque el tono anecdótico del mismo no
sustenta sus 300 páginas, siendo su lectura desigual, oscilando entre momentos
hilarantes y otros más tediosos. Lamentaciones de un Prepucio es un libro ideal para leer en verano a ratos
sueltos.
Mientras
escribía esta reseña he
escuchado el novísimo If de Neuman que supondrá un paso adelante en su carrera y el hipnótico y olvidado The Waking Hour de Dali's Car. Todo ello alternado con noticias y reportajes del Mundial de Fútbol.
Shalom Auslander en la Viquipèdia
Recomendación:
No hacer ni caso a la etiqueta lecturas de verano y en este período seguir leyendo lo que le apetezca a cada uno. En cuanto a la religión que todo el mundo haga lo que quiera, pero sobretodo que se haga preguntas.
Hace tiempo que tengo este libro y lo dejé sin leer precisamente porque una amiga me comentó algo parecido a lo que tu cuentas, que es divertido, simpático pero que hay partes más espesas y que sólo con el humor como que no llegaba. Ahí está, lo mismo algún día cae, pero sin prisas.
ResponderEliminarBesos
Me gusta que tu amiga haya pensado como yo, de todas maneras el libro vale la pena leerlo. No cambiará tu vida pero te descubre cosas curiosas sobre la cultura judía y se ríe de ello.
ResponderEliminarSi se pasa alguna página en diagonal, tampoco pasa nada.
Besos.