miércoles, 19 de junio de 2019

ALBERT SANCHEZ PIÑOL - FUNGUS, Una crítica

No tengo ningún reparo que soy fan de Albert Sánchez Piñol. Su primera novela La Pell Freda (La Piel Fría) me gustó y sorprendió a partes iguales con la imaginativa trama que proponía, a pesar de cierto decaimiento en su parte central, y Pandora en el Congo, sencillamente me encantó, pasando a ser junto con Marc Pastor mis escritores preferidos de novela fantástica de proximidad, tanto espacial como temporalmente. Con tales antecedentes, cuando llegó a mis manos Fungus, la última novela del escritor barcelonés, rápidamente ocupó un lugar de privilegio en mi lista de espera. A pesar de mi predisposición también tengo que decir que tengo en casa Victus y VAE Victus, pero están acumulando polvo ya que las tan manidas “novelas históricas” que tanto triunfan últimamente me provocan una pereza insondable. 

1888, a un valle perdido de los Pirineos (cerca de Francia y no muy lejos de Andorra) llega un fugitivo, intento de revolucionario anarquista, llamado Ric-Ric, huyendo de la limpieza que se produce en Barcelona con motivo de la Exposición Universal. El tipo es un pobre diablo sin oficio, beneficio ni dinero por lo que le emplean como criado en una posada de alta montaña. Allí, entre contrabandistas, malos tratos del hostalero y mucho frío y nieve pasa sus días de manera monótona hasta que conoce y se enamora de la maestra del pueblo.

Un día volviendo borracho a la cueva en la que duerme, despierta sin darse cuenta a una seta gigante - un fungus- poseedora de unos poderes descomunales. Piensa; si despierto a uno puedo despertar a todos, y así empieza a hacerlo con todos las que encuentra hasta tener un ejército de seres tan descomunales y poderosos como desconocidos, entonces se le ocurre la brillante idea de adoctrinarles en los ideales anarquistas para instaurar una nueva sociedad, enfrentándose por ello a la guardia civil española y, posteriormente, al ejército francés. Conseguirá finalmente Ric-Ric cambiar el mundo al mando de su ejército de criaturas aberrantes o bien malogrará su fascinante descubrimiento?.

Fungus es otra incursión en el fantástico por parte de Albert Sánchez Piñol, algo que nos alegraba a priori. Acierta al relacionar la leyenda  montañesa de los menairons o minairons con los fungus que aparecen en el libro, aunque no sean exactamente lo mismo. El problema estriba en que las expectativas no se cumplen y la novela naufraga por diferentes motivos. Para empezar, el motivo del despertar de los hongos es tan inverosímil que hasta el autor le da vueltas varias veces durante la narración, como si quisiera terminar de convencer y convencerse. Que sí, de acuerdo, es fantástico, pero por qué Ric Ric logra hacerlo y en decenas o siglos nadie más lo consiguió?. Excalibur salió de la piedra por las cualidades de Arturo pero lo de Ric-Ric es más casualidad que cualidad. Y ya que le mencionamos, cabe decir que el nombre, Ric-Ric, es un clarísimo error de casting. Este nombre resta cualquier atisbo de seriedad a la trama. Parece evidente que ha faltado un punto de reflexión para algo tan importante como el nombre de uno de los protagonistas.

Pero no es solo eso, el comportamiento de los personajes es bastante errático; la chica de la novela pasa de aborrecer al personaje a ser su amante, los monstruos tan pronto dejan de obedecer como se quedan parados hasta recibir una orden. Por sus características no pueden llevar a cabo determinados comportamientos y, de repente, los realizan. Todo bastante incongruente y la reiteración de las explicaciones sobre las motivaciones en el comportamiento de los personajes solo provocan pesadez y dudas sobre estas mismas razones. Encima la subtrama ideológica de la novela se estructura en torno a la búsqueda del poder y se resuelve en unas pocas líneas, con una explicación que parece más un programa de un partido político creado artificiosamente con ínfulas de trascender o bien, una idílica conclusión después de una fumada colectiva en una comuna hippie en la Formentera de hace unas décadas. Por todo esto la lectura de las 356 páginas de la novela se convierte en un ejercicio árido y dificultoso. La fatigosa sensación de que la historia avanza en círculos se da en varias ocasiones, aunque cabe decir que al final, debido a las escenas de lucha descarnada, el ritmo mejora subiendo ligeramente el nivel. 

Fungus ha supuesto una decepción. La primera fricción importante con la obra de Albert Sánchez Piñol. Una lectura que deja una sensación de precipitación y, sobre todo, de historia fallida, que tenía un buen punto de partida pero con un desarrollo erróneo. Aunque tenemos claro que esto no nos impedirá seguir bien de cerca al autor, uno de los grandes de la novela fantástica de proximidad.


Albert Sánchez Piñol en la Wikipedia

Recomendación: 
Atreverse con novelas fantásticas actuales. Albert Sánchez Piñol, Marc Pastor, Ismael Martínez Biurrún. Podéis sugerirme alguno más.
Mientras escribía esta reseña escuché el apabullante Xeristar de Linda Guilala, el tan sorprendente como gratificante Vltra de Atención Tsunami y El Verano del Incendio de Luís Brea, un disco que sigue sonando fresco varias años después y con unas canciones demoledoras.

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