jueves, 22 de agosto de 2013

Víctor del Árbol- Respirar por la Herida. Una crítica.




No había oído hablar de Víctor del Árbol (ni visto, ni leído) y de repente, con la publicación de Respirar por la Herida, empecé a encontrar referencias en múltiples páginas y blogs (de confianza y buen criterio), que sigo con más o menos asiduidad y todas ellas halagando el libro. Delante de esto, anoté el título del libro en la lista: novelas que han de caer a corto plazo.

La siguiente vez que fui a mi librería habitual me encontré la desasosegante portada del libro, con el tipo que te mira a la cara (extraída de un cuadro de Lucien Freud) y no pude más que llevármelo a casa.

Cuando un tipo te mira con esa mirada adusta e imperiosa no te queda más remedio que coger el libro  y empezar a leerlo rápidamente, no se nos vaya a enfadar dejando escapar toda la magia que contiene.

Prefacio: 3 simples planas que al acabarlas de leer ya te han provocado un agujero en el estómago. Justo después de leer la frase: “en ocasiones el dolor solo puede llorarse por dentro”.

Después de este “prometedor" inicio el libro empieza hablándonos de Eduardo, un pintor que en su día fue talentoso pero a quien la muerte de su esposa y su hija, en un accidente, han devastado por completo y le han llevado por una senda autodestructiva de la que aún no ha conseguido salir. Un buen día, Eduardo recibe un aviso de su marchante, Olga, comunicándole un trabajo: la famosa violoncelista Gloria A. Tagger quiere que le haga un retrato.

Cuando Eduardo va a visitar a Gloria ésta se lo confirma. Quiere un retrato pero no de ella, ni siquiera de su hijo difunto, Ian, sino del hombre que lo atropelló mortalmente mientras conducía borracho, el enigmático y exitoso empresario Arthur Fernández que actualmente cumple condena por ello.

Éste sería el planteamiento inicial del libro y no desvelaré demasiado más, pero en cada capítulo que se inicia se añade un nuevo personaje con su historia a cuestas y, como si estuviésemos en una fina y a la vez intrincada tela de araña, una hebra de esta nueva historia enlaza con el resto de personajes configurando un cosmos de relaciones.

Respirar por la herida es un libro triste y que en algunos momentos llena de congoja, ya que el tema principal es el dolor que provoca la ausencia de alguien (o algo) que ha sido arrebatado. Los personajes son zombies, unos más otros menos, debido a esta carencia. Esta ausencia, las causas de la misma, el dolor que provoca y el ansia de venganza (de hacer pagar el dolor con dolor) son los temas principales de la historia y sus consecuencias son las que unen y hacen encajar todas las piezas. 

Por el libro deambula Eduardo, que vaga sin rumbo sin su mujer y su hija. Gloria Tagger, que no sabe si quiere venganza mientras llora a Ian. Arthur, que también ha perdido a su hija Aroah y con ella, a su esposa, Andrea, que tras la desaparición de Aroah se ha perdido a ella misma. Ibrahim, que perdió su inocencia, su futuro y su amor. El Señor Who que perdió un padre y quiso recuperar unos orígenes que no tenía. Guzmán, que perdió un amor y con él, unos compañeros y unos ideales. El Armenio, que también perdió una hija. El único personaje que no pierde sino que busca es Graciela, que busca desesperadamente amor, junto a su especial hija Sara.

Todos ellos y alguno más que me dejo Respiran por la Herida, sin poder cauterizarla ni superar ese momento en que también dejaron atrás un poco de cada uno de ellos.

Víctor del Árbol sorprende con un libro magníficamente escrito provisto de un rico vocabulario muy preciso. Los personajes están perfectamente definidos y las motivaciones de sus actos son reconocibles. La estructura del libro con capítulos apriori sin relación con lo anterior y que terminan implementándose aunque puede que el lector no se dé cuenta, provoca que el autor suministre información de manera parcial dando lugar a continuas sorpresas. Otro gran acierto es que a pesar de que sea un libro que ahonda en la tristeza en ningún momento cae en el recurso fácil del sentimentalismo barato.

El gran, grandísimo mérito del escritor es crear un ecosistema con todos los personajes y sus historias e irlos encajando de manera paulatina (con la maestría de un delicado orfebre) para dar cuerpo a toda la historia y sus ramificaciones. En un determinado momento parece que todo sea causa del azar (como un Paul Auster en sus peores momentos) pero el autor empieza a revelar conexiones entre los personajes y la investigación que lleva a cabo Guzmán, acaba alumbrando el oculto nudo de la historia y sus ramificaciones, llevándonos a un final sorprendente. ¿Es todo casual? En absoluto.

Del final, lógicamente, no revelaremos nada pero solo cabe decir que las piezas encajan aunque esto no es una película americana donde todo se arregla en la última escena. Las piezas encajan, pero de la única manera en que pueden encajar.

A pesar de sus 520 páginas, la lectura de Respirar por la Herida es ágil y amena, teniendo un final absolutamente frenético. Cuando lo terminas entran ganas de releerlo para reconocer pistas que el autor iba dando y que habían pasado desapercibidas.

Libro fabuloso que desde aquí recomendamos sin el menor atisbo de duda.


- Perder a un hijo es como que te amputen una parte de tu cuerpo, una parte fundamental que a pesar de haber desaparecido sigue doliéndote como si siguiera dentro de ti. Como el dolor somático que siente usted en las terminaciones necróticas de su rodilla. Seguro que sabe de lo que le hablo.

Página web de Víctor del Árbol


Recomendación: 

Claramente Respirar por la Herida así como su libro anterior, La Tristeza del Samurai.

Para escribir esta reseña la música tenía que tener texturas. La elección fue el majestuoso Kveikur de Sigur Ros, el exquisito Before the Dawn Heals Us de M83 así como el increíblemento bello, triste y desasosegante 23 de Blonde Redhead.



2 comentarios:

  1. Me encantó este libro, lo disfruté mucho. Ya me gustaba Víctor del Árbol, creo que es un nombre muy a tener en cuenta en nuestras letras, y en este libro los perfiles de los personajes y el tono me parecen magníficos.
    besos

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  2. He de reconocerte que tu reseña fue de las primeras que me levantó las orejas al respecto. Gracias.

    Ahora a por La Tristeza del Samurai del mismo autor.

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