Ya he comentado
anteriormente en estas páginas virtuales que el Premio Goncourt es uno de mis
referentes, puesto que salvo algún esporádico tropiezo este galardón es garantía
de historias de interés. No hace demasiado y en una demostración de buen gusto,
me regalaron Canción Dulce, escrito por Leila Slimani, segunda novela de la autora y vencedora de la edición
de 2016 del citado premio.
Paul y Myriam
son dos parisinos de clase media que recientemente han tenido a su segundo
hijo, poco después de su primogénita. La madre está en un estado de insatisfacción
constante y al borde de la depresión al haber encerrado su mundo entre las
cuatro paredes de su casa, desbordada por el cuidado de sus hijos. Para salir de ello decide volver a su trabajo de abogada iniciando un cuidadoso
proceso de selección de la niñera que cuidará de ellos. Tras varias
entrevistas, encuentran a la persona perfecta Louise, una mujer pulcra y menuda,
con experiencia y buenas referencias por lo que la contratan inmediatamente.
Louise no
solo se gana fácilmente a los niños sino que además, y sin pedir dinero
de más, realiza tareas de asistenta e incluso cocina maravillosamente. Gracias
a ella, todo está en orden y en su sitio adecuado. Los padres están
encantados, por lo que empiezan a alargar sus horarios convirtiendo a Louise,
cada vez más, en un miembro indispensable de la familia con un creciente ascendiente sobre sus hijos. A pesar de que empiezan a detectar
en ella fijaciones y obsesiones preocupantes, la comodidad que les aporta es
superior a la inquietud, hasta que poco a poco el equilibrio empieza a resquebrajarse.
Esta sinopsis
estaría muy lograda sino fuese porque desde la primera página sabemos que los niños
mueren. No, no es un spoiler, la escritora nos lo indica sin tapujos al inicio
de la novela. Si ya lo sabemos, entonces dónde radica el interés?. Claramente,
en el andamiaje que va construyendo la autora para narrar la deriva de la
niñera. Parte de un punto de partida optimista, con los padres encantados de la
situación, y con el transcurrir de las páginas logra sembrar la semilla de la
inquietud y la congoja en el lector. Mediante capítulos cortos que describen
situaciones cotidianas, Louise muestra un carácter cada vez más obsesivo que no
presagia nada bueno. La renuncia total a una vida propia fuera de su jornada
laboral provoca que su enfermiza fijación en ser indispensable se incremente
hasta límites insoportables. Leila Slimani demuestra un gran dominio de la
tensión narrativa que solo decae en algunos momentos, por la normalidad de las
situaciones descritas, pero la presencia de capítulos puntuales alumbrando el pasado
de Louise la incrementan al ayudar a comprender las raíces de su desequilibrio.
El uso de un lenguaje seco y directo, desprovisto de ornamentos contribuyen a incrementar la
sensación de aprensión durante la lectura.
Canción Dulce
plantea cuestiones destacables; la principal radica en que muchos padres
hoy en día, debido al asfixiante ritmo de vida y los exigentes horarios
laborales, se ven obligados a dejar el cuidado y educación de sus hijos en
manos de un/a desconocido/a tras una breve entrevista y unas escuetas
referencias. Otra significativa reflexión surge del hecho de que en muchos de
estos casos, la niñera es una persona inmigrante y de otra raza, con el
contrasentido de que no les abrirían la puerta para integrarles en su círculo
de amigos pero sí para entregarles a sus hijos pequeños. Para terminar, también
quiero reflejar que aunque los padres vean algunos signos de tener el “monstruo
en casa” no lo reconocen ni actúan por las ventajas que suscita su presencia a
nivel de orden familiar y lo complicado de renunciar a ello.
Canción Dulce
es un libro muy interesante. A pesar de que se lea con facilidad plantea
preguntas de difícil respuesta y provoca una reflexión entorno al cuidado y
educación de nuestros hijos. Leila Slimani se revela como una hábil narradora
que sabe provocar congoja y malestar en el lector al tocar unos temas tan
delicados.
Leila Slimani en la Wikipedia
Leila Slimani
Recomendación:
Desde luego no ver durante un tiempo la película La mano que mece la cuna, salvo que no se quiera recurrir a terceros para cuidar críos hasta el fin de la eternidad.
Durante
la redacción de esta reseña escuché a los fabulosos TRAU en su debut sixtie de aires beatlemanianos Déu vos guard, por ahí cerca también anda el estupendo Foxhole de The Proper Ornaments. Además de dos discos de estilos parecidos pero completamente opuestos: el atractivo shoegaze luminoso de Nothing en Tired of Tomorrow y el tesoro llamado Records de Kyoto de Últim Cavall, con su belleza recóndita escondida tras capas de sonido.
THE SMITHS - THE HAND THAT ROCKS THE CRADLE
Lo de que desde el principio se sepa qué va a pasar al final y aún así no se pierda el interés demuestra que Hitchcock tenía razón: mejor suspense que sorpresa.
ResponderEliminarLe tengo ganas a esta novela.
Cuando al inicio de la narración la escritura explicita que los niños no sobreviven, te deja KO técnico, pero el libro remonta el vuelo y revela a una narradora muy hábil. Tu cita es perfecta en este caso.
EliminarSaludos
Pésimo libro. Ninguna sutileza. No genera interés. No resuelve misterios innecesarios autogenerados, ni produce placer su lectura. Básicamente todo es relleno. Los personajes carecen de cualquier consistencia, cuesta imaginarlos. Es un festival de clichés y sentido común sacado de imaginería barata de cine de poca monta. El o la narradora funciona por azar, se mete en la cabeza de cualquiera, de todos, pero aún así oculta información al lector por puro gusto de aplazar la información que de cualquier modo no llega. Al final la asesina es una loca, no una vívtima de las circunstancias, como se nos intenta hacer creer. Que le hayan dado este prestigioso premio es un misterio der mayor interés que el de la trama de la novela.
ResponderEliminarYo también creo que el Goncourt ha tenido días mejores. Aunque no tanto, en mi caso, por esta novela sino por No Llorar en 2014.
EliminarNo creo que Canción Dulce sea un libro pésimo ya que el planteamiento de dejar a los niños en manos de desconocidos, me parece más que interesante. Aunque como siempre, cuestión de gustos. Y más si quien discrepa, lo argumento como es el caso.
Gracias por comentar.