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martes, 17 de febrero de 2015

Sam Savage- Firmin. Una crítica.




Hace unos días me acerqué a la Biblioteca Pública, despues de meses sin hacerlo, a recoger un libro para una compañera de trabajo. Una vez cumplido mi propósito me dediqué a uno de mis placeres preferidos: curiosear tranquilamente entre las estanterías ordenadas de libros para elegir alguno de ellos. De repente, una portada me llamó poderosamente la atención: el dibujo de una fea rata leyendo un libro (y qué rata no es bien fea?). Me gustó tanto que tuve muy clara la elección y me lo llevé para casa.



La rata se llama Firmin, título del libro, y su escritor Sam Savage. De ninguno de los dos tenía la más remota idea, a pesar de que en la misma portada figura que ha vendido más de 1 millon de ejemplares en todo el mundo.



Firmin nace en el sótano de una librería en el Boston de los años 60 junto con sus otros doce hermanos. Su madre acostumbra a volver bastante “morada”, digámoslo así, de sus correrías diarias por lo que se tumba a dormir mientras los ratoncillos se apoderan de sus pezones para amamantarse y como Firmin es el más pequeño, canijo y escuchimizado, habitualmente solo llega a los restos que desdeñan sus hermanos. Comiéndose el papel que cubre su escondrijo descubre una fuente de alimentación y de ahí a comerse los libros apilados en las paredes solo hay un paso.



Entre mordisco y mordisco va leyendo palabras y frases de manera aleatoria. Hasta que se da cuenta de que no solo sabe leer sino que todo lo que lee, lo aprende y memoriza con facilidad (será su dieta rica en celulosa o una especial inteligencia?) descubriendo que disfruta mucho con la lectura. En poco tiempo, además de leerse de manera sistemática todo el sótano de la librería, descubre los conductos y grietas entre las paredes y empieza a espiar el piso superior: la librería, a su dueño y a los clientes que entran, descubriendo un mundo que le fascina.



Cuando Firmin tiene claro que los libros no se han de comer sino leer, releer y apreciar, se aventura a realizar excursiones al mundo exterior para buscar alimento. Entonces le seguimos en su descubrimiento del mundo, con sus peligros, incomodidades y algunos placeres  como son el cine, sus beldades ligeras de ropa  y las películas pornográficas (todo un descubrimiento y una adicción). En nuestro viaje con el protagonista vamos percibiendo que debido a tanta lectura y conocimiento adquirido, muy a pesar de su aspecto, cada vez piensa más como un humano y le son muy familiares el egoísmo, el cariño, la ilusión, la depresión y, especialmente, el rechazo ante su propio aspecto. Cualidades estas que le adornan y que irán saliendo a la superficie conforme su mundo se va desmoronando.



Sam Savage ama los libros y ha logrado transmitir su pasión a esta novela y nos la ofrece en forma de un personaje imperfectamente delicioso y continuas referencias a obras literarias. Firmin es un libro que se lee con facilidad, con un personaje principal que a pesar de la repugnancia que provoca su especie, nos cae bien, muy bien de hecho, y consigue que nuestro viaje a su lado sea ameno y divertido. El final es, lógicamente, inevitable pero en esas últimas diez páginas, la escritura de Savage gana varios enteros más y consigue emocionarnos un poquito, solo un poquito, no olvidemos que se trata de una rata.

Una completa sorpresa que me ha dejado un gran sabor de boca. 


Sam Savage en la Wikipedia
Recomendación: 
Hacer excursiones a la biblioteca y dejarse sorprender por libros desconocidos. 
A pesar del tono ligero de la reseña, escribiéndola escuché 23, la obra magna de Blonde Redhead, con sus gélidas y desoladas catedrales sonoras. También el majestuoso Faith de The Cure o cómo lograr que la aflicción y la desesperanza suenen redondas enmarcando una promesa incumplida.








martes, 11 de febrero de 2014

Carlos Zanón- Yo fui Johnny Thunders. Una crítica.





La adquisición de este libro tiene su historia. Después de algún que otro intento fallido  al fin pude ir a la referencial librería Negra y Criminal en La Barceloneta. Precisamente ese día, Carlos Zanón presentaba su nueva novela -Yo fui Johnny Thunders-. Después de un buen rato de divagar y disfrutar ante los abarrotados estantes de la librería, el mencionado libro cayó en mis manos y abrirlo y encontrar la letra de Debaser de los grandísimos Pixies fue decisivo para que me la llevase conmigo.


El protagonista de la novela, Francis/ Mr. Frankie,  vuelve a su barrio después de muchos años. Envejecido, derrotado y expulsado de su sueño de estrella del rock. Sueño consumido a pesar de alcanzar su momento de gloria. Sueño roto porque Mr. Frankie quemó su vida a golpe de jeringa, alcohol y su propia inconsciencia.


Francis vuelve hecho un despojo al piso de su padre, ahora ya septuagenario, tratando no de empezar de nuevo sino simplemente de lograr ponerse en marcha. Una vez fue alguien, tocó con Johnny Thunders, y ahora ya no queda nada de todo aquello, de hecho casi tampoco queda nadie, todos se quedaron por el camino o se apartaron de él.


En este momento, su mundo solo lo conforman sus recuerdos y su padre, así que trata de ampliarlo recuperando su relación con su hermanastra, Marisol, una chica cañón que está liada con un viejo propietario de un casino, y algunos viejos amigos de tiempos mejores. A la vez tratará de recuperar la relación con su hijo adolescente y explicarle por qué le ha fallado tantas veces como padre.


Marisol le consigue un trabajo y por primera vez, Francis, puede emprender el camino de la redención. Pero conseguir esta redención es complicado cuando todas sus cartas y las de los que le rodean están marcadas por la derrota e imposible cuando ésta se alía con los fantasmas del pasado, siempre dispuestos a alcanzarles y ahogarles.


Carlos Zanón nos ofrece una novela dura y desesperanzada y en este tono nos narra con detallada concreción las consecuencias de la gloria efímera, las drogadicciones varias y el egoísmo. Todo ello enmarcado en una Barcelona de barrio pobre muy lejos de las postales turísticas oficialistas.


El libro se devora con rapidez gracias a su estructura de capítulos cortos en los que se entremezcla la actualidad de Francis/ Mr. Frankie con algunos flash-backs de su pasado. El ritmo del libro es muy vivo y las constantes referencias musicales le confieren mucho atractivo y ayudan a este ritmo frenético y adictivo. El escritor destaca en el manejo de la tensión; contenida y creciente durante toda la novela hasta desbocarse en los capítulos finales. También destacaría la coherencia en el desenlace de la historia, guardando el autor alguna sorpresa para las últimas páginas del mismo.


En definitiva, una gran novela con la que he disfrutado muchísimo a pesar, o gracias, a su tono sombrío.



Carlos Zanón en la Wikipedia

Recomendación: 

Indagar en los libros anteriores de Carlos Zanón. Doolittle de Pixies y ya puestos toda su maravillosa discografía, estamos hablando de uno de los grupos más importantes de los 90 junto a Nirvana, Sonic Youth y Dinosaur Jr. 
Visitar la librería Negra y Criminal, no solo por los libros sino también por lo bien que tratan.

Negra y Criminal 
Mientras escribía esta reseña he escuchado el referencial y magnífico Doolittle de Pixies, el sorprendente Grow Up de los rusos Manicure y el divertido y saltarín Ga Ga Ga Ga Ga de Spoon.