Hace unos días me acerqué a la
Biblioteca Pública, despues de meses sin hacerlo, a recoger un libro para una
compañera de trabajo. Una vez cumplido mi propósito me dediqué a uno de mis
placeres preferidos: curiosear tranquilamente entre las estanterías ordenadas
de libros para elegir alguno de ellos. De repente, una portada me llamó
poderosamente la atención: el dibujo de una fea rata leyendo un libro (y qué
rata no es bien fea?). Me gustó tanto que tuve muy clara la elección y me lo
llevé para casa.
La rata se llama Firmin, título
del libro, y su escritor Sam Savage. De ninguno de los dos tenía la más remota
idea, a pesar de que en la misma portada figura que ha vendido más de 1 millon
de ejemplares en todo el mundo.
Firmin nace en el sótano de una
librería en el Boston de los años 60 junto con sus otros doce hermanos. Su
madre acostumbra a volver bastante “morada”, digámoslo así, de sus correrías
diarias por lo que se tumba a dormir mientras los ratoncillos se apoderan de
sus pezones para amamantarse y como Firmin es el más pequeño, canijo y
escuchimizado, habitualmente solo llega a los restos que desdeñan sus hermanos.
Comiéndose el papel que cubre su escondrijo descubre una fuente de alimentación
y de ahí a comerse los libros apilados en las paredes solo hay un paso.
Entre mordisco y mordisco va
leyendo palabras y frases de manera aleatoria. Hasta que se da cuenta de que no
solo sabe leer sino que todo lo que lee, lo aprende y memoriza con facilidad
(será su dieta rica en celulosa o una especial inteligencia?) descubriendo que
disfruta mucho con la lectura. En poco tiempo, además de leerse de manera
sistemática todo el sótano de la librería, descubre los conductos y grietas
entre las paredes y empieza a espiar el piso superior: la librería, a su dueño y
a los clientes que entran, descubriendo un mundo que le fascina.
Cuando Firmin tiene claro que los
libros no se han de comer sino leer, releer y apreciar, se aventura a realizar excursiones
al mundo exterior para buscar alimento. Entonces le seguimos en su
descubrimiento del mundo, con sus peligros, incomodidades y algunos
placeres como son el cine, sus beldades
ligeras de ropa y las películas
pornográficas (todo un descubrimiento y una adicción). En nuestro viaje con el
protagonista vamos percibiendo que debido a tanta lectura y conocimiento
adquirido, muy a pesar de su aspecto, cada vez piensa más como un humano y le
son muy familiares el egoísmo, el cariño, la ilusión, la depresión y,
especialmente, el rechazo ante su propio aspecto. Cualidades estas que le adornan y que irán saliendo a la superficie conforme su mundo se va desmoronando.
Sam Savage ama los libros y ha
logrado transmitir su pasión a esta novela y nos la ofrece en forma de un personaje
imperfectamente delicioso y continuas referencias a obras literarias. Firmin es
un libro que se lee con facilidad, con un personaje principal que a pesar de la
repugnancia que provoca su especie, nos cae bien, muy bien de hecho, y consigue
que nuestro viaje a su lado sea ameno y divertido. El final es, lógicamente,
inevitable pero en esas últimas diez páginas, la escritura de Savage gana
varios enteros más y consigue emocionarnos un poquito, solo un poquito, no
olvidemos que se trata de una rata.
Una completa sorpresa que me ha
dejado un gran sabor de boca.
Sam Savage en la Wikipedia
Recomendación:
Hacer excursiones a la biblioteca y dejarse sorprender por libros desconocidos.
A pesar del tono ligero de la reseña, escribiéndola escuché 23, la obra magna de Blonde Redhead, con sus gélidas y desoladas catedrales sonoras. También el majestuoso Faith de The Cure o cómo lograr que la aflicción y la desesperanza suenen redondas enmarcando una promesa incumplida.
Yo lo empecé pero me pareció bastante aburrido y lo dejé a la mitad (o menos). Quizá no estaba en la etapa más receptiva de mi vida, no sé, pero no deja de sorprenderme lo mucho que gusta a casi todo el mundo, incluso a gente que no es especialmente aficionada a la lectura. Una compañera del curro de gustos bastante convencionales dice que es su libro favorito. Realmente no me entra en la cabeza que un libro que yo no conseguí terminar pueda ser el favorito de nadie. Así de egocentrado estoy.
ResponderEliminarDebe ser lo de la etapa poco receptiva, curiosamente a mí puede que me gustase más la primera parte. Sí que entiendo que sea un libro que guste a todo el mundo, por 2 motivos:
ResponderEliminara) miramos con cierto cariño a un animal al que despreciamos sin pensar el porqué.
b) gusta a todo el mundo porque se puede leer de manera simple como divertimento o puedes buscarle todas las metáforas filosóficas y hacerte las pajas mentales que te de la gana.
El egocentrismo no es malo, solo si no logras convencer a los demás de que tu eres el Elegido. Mira a Keanu Reeves, toda la vida siendo un papanatas y al final, pam, va y es Neo.