Cuando te vas de vacaciones
acostumbras a hacer previsiones muy optimistas y te llevas varios libros que,
por lo corriente, devuelves a su estante sin haberlos tocado. En las últimas
me pasó todo lo contrario, solo cogí uno y lo terminé enseguida, lo que me
dio una oportunidad magnífica: ir a una librería a comprar uno para empezar a
leerlo inmediatamente. Después de una hora de divagar -Síndrome
de Stendhal al ataque- y sabiendo que lo quería de bolsillo –por precio,
peso y volumen- el elegido fue La Banda de los Sacco de mi muy admirado Andrea
Camilleri.
La obra del veterano autor
siciliano podríamos dividirla en dos bloques: por un lado, las novelas del
comisario Salvo Montalbano que le han dado fama y popularidad y por otro, las obras
en que recrea episodios históricos, perfectamente documentados, de su convulsa
Sicilia. Tan deliciosas de leer unas como otras. La Banda de los Sacco
pertenece a este segundo grupo.
La acción se sitúa a mediados del
S. XIX cuando Luigi Sacco no es más que un pobre jornalero de Raffadali,
Sicilia. Gracias a su honradez junto con sus ganas de aprender y trabajar logra
prosperar hasta tener una hacienda propia con varios campos, se esposa con la
mujer de sus sueños y tienen seis hijos (Vincenzo, Salvatore, Vanni, Girolamo,
Filomena y Alfonso). Todos ellos demuestran haber heredado el ingenio y las
ganas de trabajar del padre, logrando hacer la propiedad familiar más fuerte y
próspera así como abriendo nuevos negocios no solo dependientes de la agricultura.
Hasta aquí todo es alegría y
felicidad pero un mal día a principios de 1920, reciben una carta en la que la
Mafia les exige una elevada porción de sus
ingresos. Los Sacco se reúnen y deciden no pagar, sin hacer caso de la misiva
inicial ni de las posteriores advertencias que reciben. A partir de entonces,
empiezan a sufrir todo tipo de penalidades: robos, incendios, emboscadas que
acaba en tiroteos y acusaciones falsas. Es decir, deben demostrar su propia
inocencia ante la impasibilidad de la policía que incluso les recomienda
colaborar con ellos.
Pero los Sacco no son personas de
renunciar a sus principios y no dan su brazo a torcer. A fuerza de acusaciones
injustificadas por crímenes no cometidos, deciden trasladarse a la montaña,
siempre con el fusil a cuestas, dando lugar a la leyenda de La Banda de los
Sacco, en lucha contra el acoso de la Mafia, de los carabineros e incluso, de
sus propios vecinos –pertenecientes a la organización delictiva o, simplemente,
por no querer ser acusados de colaboracionistas-. Para acabarlo de rematar, con
el ascenso del fascismo se envía a Sicilia al prefecto Cesare Mori, conocido
por sus métodos expeditivos, destinado a acabar con la Mafia, los bandoleros y
toda persona que no sea afín a su ideología. Dada la merecida fama de
socialistas que tienen, el comendador se toma muy a pecho su
captura con lo que el destino no se presenta nada halagüeño para los protagonistas.
Andrea Camilleri es un escritor
tremendamente hábil. Con un estilo sencillo, directo, sin florituras narra una
historia real conocida a partir de las entrevistas con uno de los hermanos supervivientes y de la revisión de la diferente documentación judicial existente,
pero en ningún momento toma partido sino que hace que sea el lector quien decida
ante la exposición de hechos, agravios y sus consecuencias. Incluso, en algún
momento Camilleri duda de su total inocencia. Sus escasas
187 páginas en la edición de bolsillo se leen a una velocidad vertiginosa.
Hecho este favorecido por la estructura de 15 cortos capítulos más apostillas
sobre los mismos. Al acabar cada uno de estos capítulos el lector se queda con
ganas de más e irremediablemente empieza el siguiente, así hasta que se da
cuenta de que ha finalizado siguiendo los avatares de La Banda de los Sacco.
Como el mismo autor indica en la
nota al final del libro, mediante este ha querido mostrar cómo la mafia no sólo
mata, sino que, allí donde el Estado está ausente, también condiciona y
trastorna irreparablemente la vida de las personas. Denuncia claramente el
dominio feudalista que ejerce la organización delictiva sobre la vida de las
personas impidiendo cualquier atisbo de progreso y enriquecimiento sino es con
su consentimiento y “pasando por caja”. Con la expresión “Estado ausente” se
refiere a la actitud permisiva de las autoridades ante sus abusos (hablamos de
inicios del S. XX). En el momento en que se decide a actuar, ya bajo el
fascismo, lo hace enviando a un sanguinario famoso por la brutalidad y
ensañamiento –es decir, el que hace cumplir la ley no tiene ningún problema en
saltársela en el ejercicio de sus funciones- y como siempre, el hecho de querer
acabar con la Mafia no es una idea destinada a proteger al pueblo sino que se
la quiere eliminar para imponer sin oposición las ideas propias del fascismo y,
ya aprovechando la coyuntura, extinguir a cualquier enemigo de esta ideología.
La Banda de los Sacco es una
lectura muy satisfactoria, ideal para una tarde de verano aunque la ligereza
del estilo no ha de impedirnos ver las cargas de profundidad colocadas por Andrea
Camilleri. Otro nuevo acierto del veterano escritor siciliano.
Andrea Camilleri en la Wikipedia
Recomendación:
Lógicamente la serie de novelas del comisario Salvo Montalbano y también las novelas históricas sobre Sicilia. Si alguien está interesado en ahondar en la historia de la isla italiana, Leonardo Sciascia es el autor indicado.
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