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viernes, 25 de septiembre de 2015

Muse- Drones. Una crítica.


La escucha de los últimos discos de Muse es como ver jugar a tu jugador preferido en el máximo rival. Las críticas hacia él van a ser implacables y si encima, el Figo de turno provoca, no puedes ni quieres evitar cebarte en él. Un poco como pasó con The Resistance y The 2nd Law.



De todas maneras, el hecho de que Muse anunciaran que con Drones volverían a sus raíces despojándose de parte del ropaje electrónico que llenaba el deplorable The 2nd Law provoca que su último trabajo fuese un disco muy esperado y estuviésemos expectantes a su publicación. Después de unas cuantas escuchas vamos a desmenuzarlo tema a tema.



DEAD INSIDE: El inicio de esta canción ciertamente recuerda a discos pretéritos de Muse. Buena guitarra, gran batería marcando el ritmo, hasta que en poco tiempo decae. La canción no es más que un calco de muchas de ellas, faltándole fuerza e interés y, además, Matt se empeña en creer que son U2 y aburre con su manera de cantar.



(DRILL SERGEANT): Interludio inspirado en el original de la película Full Metal Jacket que se utiliza como excusa para llenar de gritos la siguiente canción.



PSYCHO: Primer single. Guitarras y guitarras que recuerdan a Deep Purple o a los Marilyn Manson más hard-rock. Muse intentando apabullar al oyente con riffs poderosos de guitarra y pesadas baterías.  El tema se defiende bien hasta llegar a los samplers plagados de gritos del Drill Sergeant y sus soldaditos que logran arruinar la canción si es que el repetido “Your ass belongs to me now” no lo había hecho ya. Bajísimo nivel en la letra que tira de slogan efectista para captar nuevos adeptos.



MERCY: Eliminan pirotecnia, reducen intensidad, ahorran gritos y efectos innecesarios, consiguiendo una buena canción. En este caso, menos es más.



REAPERS: Después de Mercy nos quedamos de piedra con el inicio de Reapers, ya que pinta a gran tema. El grupo debió darse cuenta de que lo podía ser y a partir del minuto 2 empiezan a destrozarla: épica desmedida, falsete particularmente molesto de Matt, tedioso solo de guitarra de casi un minuto y estériles guitarrazos alargados y repetitivos.



THE HANDLER: Efectos en la voz y buenos teclados, guitarras efectivas y contundentes. Un tema normalito en la carrera de Muse pero entre medio de tanta pompa es de lo mejorcito del disco.



(JFK): Otro interludio marcando postura. En un disco con clara conciencia política no podía faltar el asesinado presidente americano.



DEFECTOR: El tema más Queen del disco. Los chillones coros son, sencillamente,  insoportables.



REVOLT: Esta canción contiene el mejor estribillo del disco y nada más. Por tanto, se limitan a repetirlo hasta arruinarlo y provocar que el oyente termine odiándolo.



AFTERMATH: Decir que recuerda Brothers in Arms de Dire Straits lo dice todo. En algunas críticas han destacado esta canción aunque lo único que destaca es el bostezo que produce. Matt Bellamy meets Bono. Empieza a ser preocupante tanta reiteración en este punto de encuentro.



THE GLOBALIST: 10 minutos de canción compuesto por: 1:30 de silbidos, 1 minuto de solo de guitarra,  Matt Bono en un medio tiempo un par de minutos, a mitad de canción empiezan a atronar riffs de guitarreras convirtiéndose en un pesado grupo de metal, 3 minutos después se convierte en una nana grandilocuente hasta el final de la canción. Esta extraña mezcla inane, inocua y larguísima no funciona en absoluto. Escuchar esta canción es desperdiciar 10 minutos de vida.



DRONES: Para terminar tienen la genial idea de hacer un tema a capella. Ridículo, pero como hace un cuarto de hora que he desconectado ya ni me importa.



La deriva político-conspiranoica que han tomado las letras de Muse –en Drones bordeando el ridículo frecuentemente- provoca que cada vez recuerden más a U2 y al tedio insondable que producen los discos de los irlandeses desde el siglo pasado. Como Matt Bellamy y los suyo son chicos listos, han decidido combatirlo a base de épica, pirotecnia y contundencia, llenando todas las canciones de metaleros riffs de guitarra, falsetes, coros imposibles reminiscencia de Queen y gritos, muchos gritos. Todo ello metido en unos temas que se alargan excesivamente para dar cabida a estribillos que se repiten con frecuencia para poder destacar dentro de canciones excesivamente saturadas dando como resultado un batiburrillo ampuloso e indigerible, provocando que Drones sea un disco excesivo, pesado e incluso molesto. Buena muestra de lo flojo que es el disco es que canciones como Mercy y The Handler se convierten en lo mejor del disco, cuando en discos anteriores serían temas que no destacarían en absoluto.



Tercera castaña consecutiva perpetrada por Muse que provoca que otra legión de antiguos seguidores se quede por el camino y lo que es peor, hayan agotado casi íntegramente su crédito.
PSYCHO

DEAD INSIDE

MERCY

Drones en Spoti

sábado, 27 de junio de 2015

Niños Mutantes- Errante (Canción Mutante)


no te creas lo que dicen de mi
exageran y hacen daño
pero algo hay de cierto y
tendre que confesarlo
yo no puedo darte lo que quieres
porque soy errante
y mi cabeza gira locamente
en sentido inverso
al que lleva la orbita terrestre
y eso me hace equivocarme
una y otra vez
es tan facil como comprender
el principio del universo
como conservar la nieve entre
las brasas del incendio
y no puedo cambiar
sera que soy muy viejo
yo no puedo darte lo que quieres
porque soy errante
y mi cabeza gira locamente
en sentido inverso
al que lleva la orbita terrestre
y eso me hace equivocarme
una y otra vez
yo no puedo darte lo que quieres
porque soy mutante
y mi cabeza gira locamente
en sentido inverso
al que lleva la orbita terrestre
y eso me hace equivocarme
una y otra vez
una y otra vez
una y otra vez

 


jueves, 21 de mayo de 2015

Belle & Sebastian- Girls in Peacetime Want to Dance. Una crítica.




Belle & Sebastian están considerados uno de los grupos referentes dentro del llamado indie debido a un ya importante contingente de grandes canciones. ¿Quién no tiene un tema de ellos entre sus canciones preferidas?. Después de su discreto disco anterior, Write About Love, los escoceses han tardado la friolera de  5 años en publicar su nuevo trabajo, Girls in Peacetime Want to Dance.



Tanto tiempo esperando se traduce en unas ganas inmensas de devorar el disco al recibirlo y lo cierto es que uno piensa que la espera ha valido la pena al iniciarse el tema que abre disco. Una gran Nobody’s Empire, en que la voz de Stuart Murdoch se apodera del oyente desde el primer momento. Sensación positiva que se reafirma con el estribillo de la guitarrera Allie. La base rítmica que anuncia The Party Line descoloca en un primer momento pero el hedonismo que rezuma la canción y las ganas de bailar que transmite te llevan a su terreno en breves momentos. En la siguiente The Power of Three, cambio de vocalista,  siendo ahora Sarah Martin la que canta en otro bonito tema aunque algo reiterativo. 



Echamos el freno y recapitulamos: 3 grandes temas para empezar, incluso una en la que las protagonistas son las bases electrónicas y un cuarto tema que no baja el nivel.  Girls in Peacetime Want to Dance lleva camino de ser un gran disco.



Pues no, a partir de aquí empieza el vía crucis. El siguiente tema, The Cat with the Cream, es un medio tiempo de más de cinco minutos monótonos, reiterativos y absolutamente planos. Con Enter Sylvia Plath una duda sobrevuela nuestro cerebro al escucharla: Belle & Sebastian meets Camela?. Sí, esa es la sensación. Casi siete minutos de hortera base electrónica ideal para escuchar en una feria. A continuación The Everlasting Muse, un tema que empieza siguiendo una estructura clásica en los escoceses hasta que mediante un puente, acaba derivando en una especie de danza tradicional griega o balcánica –un sirtaki o algo parecido, Un delirante batiburrillo de canción. A continuación Perfect Couples, que puede llegar a recordar ligeramente a la archifamosa Happy aunque en una  versión extremadamente sosa (sí, todavía más), cinco largos minutos de nada que incluso se agradecen después de tanto exabrupto en los temas anteriores.


Y allí, en medio del pasaje desolador en que se ha convertido el disco, aparece como un oasis en el desierto Ever Had a Little Faith. Una maravilla de canción que nos hace recordar porqué nos gustan y acompañan tanto las melodías de Belle & Sebastian. Aunque, desgraciadamente, no es más que un espejismo ya que la chillona base electrónica de Play for Today que se alarga, alarga y alarga durante siete eternos y aburridos minutos de diálogo entre los vocalistas (como unos Pimpinela desapasionados) nos devuelve al mismo estado de incredulidad ante lo que estamos oyendo.



A estas alturas ya hemos perdido el interés por el disco e incluso una buena canción como The Book of You pasa desapercibida, terminando el mismo con la plana Today (This Army’s For Peace)



Después de dedicarle varias escuchas a Girls in Peacetime Want to Dance uno tiene la impresión de que Belle & Sebastian han querido virar su sonido llenándolo de bases electrónicas y en el camino han perdido el norte, con la excepción de la bonita The Party Line. Eso o que no han escuchado el disco una vez terminado ni les ha interesado el orden de las canciones ni su muy excesivo minutaje. La producción de Ben Allen quiere darle muchos matices, colores y brillos al disco y lo convierte en una verbena excesiva. Tras su vibrante inicio el disco se desmorona espectacularmente. Disco fallido y decepcionante a pesar de las grandes letras que siempre ofrece Stuart Murdoch.

NOBODY`S EMPIRE

THE PARTY LINE

EVER HAD A LITTLE FAITH

Girls in Peacetime Want to Dance

domingo, 28 de julio de 2013

The Strokes- Comedown Machine. Una crítica.




Ya tenemos aquí Comedown Machine, el 5º álbum de The Strokes, 12 años después de Is this It, disco que junto al primero de Franz Ferdinand y, posteriormente, el debut de Arctic Monkeys , explican buena parte de la música que hemos oído estos últimos años y han sido el referente que han seguido (o emulado) infinidad de bandas.

Lo cierto es que la publicación del álbum me ha pillado un poco de sorpresa y los medios de comunicación tampoco se han hecho demasiado eco de ello, clara señal de la posición actual que ocupa la banda neoyorquina.

El disco empieza con un guitarrazo similar al de Prince en el famosísimo Like a Prayer de Madonna, para abrir Tap Out, canción que tiene ritmo y cadencia beat y luego... - qué le pasa a Julian Casablancas en la voz? eso es un falsete? vaya manera de destrozar una canción.

La siguiente es All the Time, donde recuperamos a los The Strokes más clásicos con guitarras compactas, buena percusión y Julián Casablancas cantando aceleradamente. Muy buena canción.

One Way Trigger, empieza oscilando entre la fina línea que separa un teclado juguetón o la consecuencia de haber escuchado demasiado a Camela. Cuando el falsete se apodera de la canción esta se echa a perder de manera irremediable.

En Welcome to Japan, la canción parece que tenga un aire ligeramente funky aunque lo que consiguen es un tema anodino y autocomplaciente con unos coros ciertamente ridículos.

80’s Comedown Machine se inicia con un original teclado envolvente pero mantenerlo como base de la canción durante 5 minutos la convierte en lineal y aburrida.

La sorpresa llega con 50/50, plagada de guitarras ledzeppelianas consiguiendo un tema urgente y desbocado que provoca que se nos descontrolen los pies siguiendo su ritmo. El mejor tema del disco sin ninguna duda.   

Después del punto álgido del disco vienen tanto Slow Animals como Partners in Crime que no son malas canciones pero son bastante planas, dan la sensación de estar hechas con el piloto automático.

Chances, en ésta canción Julian Casablancas se luce con un falsete en el que pretende imitar al Bono más repulsivo y, lamentablemente, se queda muy cerca. Una canción horrenda

Happy Endings, ................ creo que me he dormido con esta canción. Lo mejor el título, a ver si se acaba!. Ah no, que queda Call It Fate, pero esto qué es? de vergüenza ajena.

Reconozco que después de los últimos discos de The Strokes había perdido la esperanza de que publicaran un LP a la altura de los 2 primeros pero hasta en el anterior, Angles, aún mantenían el tipo. En cambio, en este Comedown Machine la bajada de nivel es espectacular.

A pesar de lo anteriormente expuesto, el disco contiene varias buenas canciones; 50/50 es fantástica, All the time está casi a la altura de las de sus mejores discos e incluso salvaríamos Slow Animals. Pero la losa que supone el uso y el abuso del falsete,  la sensación de que varias canciones están hechas con el piloto automático y las 3 horrorosas últimas canciones confirman la cuesta abajo de The Strokes y la nítida sensación de que los tiempos pasados en que eran referentes quedan lejos, muy lejos.

Aunque con las escuchas el disco va ganando (en la primera me pareció un horror) este Comedown Machine es disco condenado a pasar al olvido en poco tiempo. Alguien tendría que decirle al grupo que lo suyo son las canciones urgentes y aceleradas plagadas de guitarras y llenas de ritmo. Las aperturas hacia el funky o algún ritmo beat no acaban de adaptarse bien a la forma de cantar de Julian Casablancas y la utilización desmedida del falsete parece más bien una broma (o apuesta) cómplice con el título del disco.

ALL THE TIME




80's COMEDOWN MACHINE


50/50



COMEDOWN MACHINE EN SPOTIFY