La
lejanía en el tiempo, 4 años, de la publicación de su anterior disco –el
irregular Penny Sparkle- había producido una cierta expectación ante el
nuevo disco de Blonde Redhead. El grupo
formado por los italianos hermanos Pace y la japonesa Kazu Makino consiguieron
hacerse un nombre respetable a base de grandes canciones repartidas en sus
anteriores 8 discos y por su constante evolución, pasando de un noise-rock
inicial a ser los mejores exponentes del actual dream pop, hasta el punto de
convertirse en una de nuestras bandas favoritas.
Al
publicarse la noticia de su nuevo trabajo y ver su título, Barragán, no pudimos evitar que se nos
escapara una sonrisa. Pero no, no está dedicado al peculiar cómico barcelonés
sino que es un homenaje al arquitecto mexicano Luís Barragán.
El
disco se inicia con la inofensiva instrumental Barragán en la que suenan
una tibia guitarra acústica y una flauta (sí, habéis leído bien, una flauta!).
La impresión de desnudez y escasa instrumentación preside la primera mitad del
álbum con canciones tan lineales e insulsas como Lady M, Cat on Tin
Roof o Dripping. La segunda mitad mejora a nivel rítmico, empezando
con la tensa No More Honey así como con los teclados hipnóticos de Mind
to be Had aunque sus casi 9 minutos provocan que se haga interminable, algo
sucedido ocurre con Defeatist Anthem (Harry and I) y su fantástico
inicio con la etérea voz de la cantante pero que en su segunda parte se vuelve
agónica. A continuación, el mejor corte del disco, Penultimo, canción
reconocible de Blonde Redhead con los
intercambios vocales entre Amedeo y Kazu para acabar el disco con la sosa
Seven Two.
La
lánguida instrumentación de las canciones y la ausencia de sus característicos
juegos de guitarras y teclados envolventes que como una niebla, envolvían y
realzaban la voz de Kazu Makino convierten el disco en una sucesión de
canciones minúsculas. La reiteración de la estructuras de muchas de las
canciones con casi un único instrumento sonando de manera repetitiva y sobre
él, la voz de Kazu, provoca que ésta sea la gran protagonista y, muy a nuestro
pesar, en ocasiones se nos revela demasiado parecida a la de Bjork en Medulla
o Vespertine, con sus gorgoritos y momentos histriónicos incluídos, no
solo no pudiendo cargar en solitario con el peso del disco entero sino que
incluso llega a ser, al igual que la islandesa, irritante en algunos momentos.
Barragán
es un disco lineal, aburrido y carente de emoción. Esto último es lo que más se
echa en falta respecto a los grandes trabajos anteriores de Blonde Redhead (Misery is a
Butterfly, 23) y provocará que caiga rápidamente en el olvido. Igual si el
homenaje hubiese sido a nuestro Barragán el aburrimiento no sería su elemento predominante,
aunque si le preguntamos a éste igual dirá que el disco es una castaña.
PENULTIMO
MINT TO BE HAD
THE ONE I LOVE
Barragán en Spoti