viernes, 29 de septiembre de 2017

Philip K. Dick- Blade Runner ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?






Pocos relatos en la historia de la literatura han estado más fagocitados por la película que inspiraron como ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? de Philip K. Dick. Hasta el punto que es más conocido como Blade Runner, el título de la película dirigida por el gran Ridley Scott en 1982, que por el original. Con motivo del próximo estreno de Blade Runner 2049 –operación meramente comercial fruto de un Hollywood escaso de ideas que basa su estrategias en superhéroes, remakes y continuaciones innecesarias- es el momento oportuno de releer la novela y, posteriormente, volver a ver la película.

Año 1992, tras la Guerra Mundial Terminus la Tierra es un planeta devastado sometido a incesantes lluvias de polvo radiactivo que han llenado su superficie de montañas de basura con tendencia a ocuparlo todo. Ante este desolado panorama, la mayor parte de la población ha emigrado a las colonias establecidas en otros planetas, especialmente en Marte. Como las inhóspitas condiciones del planeta rojo no lo hacen el lugar más confortable para vivir, se premia a sus colonizadores con un androide a su servicio para que les ayude a realizar todas sus tareas haciéndoles la vida más fácil.

Los androides de última generación, denominados Nexus-6, son idénticos a los humanos y en la mayoría de casos, más inteligentes. La única manera de detectarlos es mediante la realización de un test de empatía –ya que carecen de ella-. Precisamente siete androides Nexus-6 han escapado ilegalmente de Marte para regresar a la Tierra, siendo detectados en San Francisco por lo que encargan a Rick Deckard –cazarecompensas de segunda- su búsqueda y eliminación debiendo realizar anteriormente el test para confirmar su origen artificial y evitar errores.

Con este punto de partida, Philip K. Dick, nos ofrece una historia de acción y ciencia ficción que transcurre en una Tierra distópica. Un planeta, como hemos dicho antes, totalmente asolado en que los supervivientes se agrupan en ciudades decadentes y semi abandonadas, esforzándose en protegerse de la lluvia constante y el polvo acumulado, haciendo gala de un resignado individualismo que se traduce en el ansia de posesión de un animal vivo (debido a las consecuencias de la guerra, la inmensa mayoría de las especies se han extinguido siendo sustituidas por réplicas electrónicas). Para llenar el vacío existencial se ha creado una religión -el mercerismo- mientras la televisión emite continuamente un único programa de entretenimiento que encanta a la población aunque no tenga ningún tipo de contenido acertando el escritor en su pronóstico del entretenimiento televisivo en la futura sociedad moderna.

La lectura de ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? es muy dinámica y atractiva ya que el lector acompaña al protagonista durante veinticuatro horas en su intento de retirar a los androides (andys), con lo que los sucesos se acumulan de manea frenética. El personaje de Rick Deckard está muy bien delineado, estando lejos de ser un héroe. Tiene reacciones primarias, es infeliz en su matrimonio y limitado en su trabajo. De hecho, le asignan el caso porque el mejor cazarecompensas no está disponible. Conforme avanza la acción y aumenta su cansancio, las contradicciones se van abriendo paso en su ideario hasta el punto de llegar a sentir empatía hacia los andys y dudar de la necesidad y ética de su eliminación así como de su propia identidad y utilidad.

Philip K. Dick se vale de Deckard para reflejar el miedo ante la diferencia y, especialmente, las incertidumbres ante la mecanización que trae el progreso y la deshumanización que comporta. La naturaleza profética de la misma queda en relieve si tenemos en cuenta que esta novela se escribió en 1968. Casi cincuenta años después estas reflexiones están más vigentes que nunca ante el desarrollo tecnológico, el elevado incremento de la robotización y la inteligencia artificial, el nacimiento y establecimiento de Internet y las redes sociales que han invadido totalmente nuestro espacio e intimidad provocando que a pesar de estar permanentemente conectados podamos estar más aislados que nunca.

¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? de Philip K. Dick sigue estando plenamente vigente y su lectura sigue siendo totalmente recomendable ya sea como novela de acción o por su capacidad de generar preguntas. Simplemente como mención, cabe decir que la célebre película de Ridley Scott es una adaptación bastante libre del texto original.


Philip K. Dick en la Wikipedia

Recomendación: 
Volver a ver la película de Ridley Scott, comprobando lo justito como actor que es Harrison Ford, antes de ver la nueva Blade Runner 2049.
 
Mientras escribía esta reseña he escuchado el apabullante Skin de Animic, el intenso y desasosegante Predación de Pablo und Destruktion y el muy fresco Watercourse de The Sea Pinks.


jueves, 21 de septiembre de 2017

Royal Blood- How did we get so dark?. Una crítica




Royal Blood aparecieron en 2014, casi de la nada, con un disco de título homónimo que sorprendió a propios y extraños, alcanzando grandes cotas de popularidad con su mezcla de sonidos entre Queens of the Stone Age, Black Sabbath, White Stripes, algo de Muse y unas gotas de stoner rock (y, en general, de cualquier grupo de rock denso y poderoso). Canciones agresivas, directas y sin filtros como fruto de la combinación de la monolítica batería de Ben Tatcher y el omnipresente bajo de Michael Kerr, con un caudal de sonidos tan rico y poderoso que se llegó a dudar que contasen con tan solo dos instrumentos, duda ésta que queda claramente descartada al verles en directo ante la cantidad de pedales que domina a placer Kerr. Aunque algunos decían, ciertamente, que no hacían nada nuevo deslumbraron con sus canciones, tan arrolladoras como cautivadoras, convirtiendo a los de Brighton en la última esperanza del rock y arrasando en las listas, incluso en Urano para convertirse en el nuevo grupo favorito de muchos


Todo esto rollo introductorio solo sirve para poder explicar que había una importante expectación ante el nuevo LP de los ingleses, How did we get so dark?. En él han vuelto a actuar ellos mismos como productores contando de nuevo con la ayuda de Tom Dalgety y Jolyon Thomas. Parece que ser que alguna ruptura sentimental y una mayor madurez provocan tanto el título como unas letras más desencantadas y pesimista.



El disco empieza con How did we get so dark y Lights out –primer single- y llama la atención una menor contundencia y un sonido más accesible acercándose a unos Muse inspirados (esos que por desgracia desaparecieron hace tiempo). Continúan con la bravucona, chulesca y whitestripiana I only lie when I love you, en la que Kerr canta orgullosamente. En She’s Creeping ofrecen un delicioso tema de indie-rock quejumbroso marcado por el efecto penetrante del bajo. En algún sitio he leído, Revista Rock concretamente, que recuerda a Weezer y como más se escucha más razón tienen en su observación.



En la parte central, formada por Look like you know, Where are you now? y Don’t Tell, los paralelismos con los alargados desarrollos de los enormes Queens of the Stone Age son más que evidentes. En la última de ellas Kerr tira de falsete en la mayor parte de la canción dándole un punto glam. Hook, Like & Sinker, acertado segundo single, rompe con una cierta monotonía procedente de los temas anteriores en un canción agresiva con cuerdas punzantes, persistentes y repletas de efectos. En Hole in your heart vuelven a ser la envidia de los actuales Muse en un tema claramente grower hasta reventar en su estribillo. Terminan con Sleep, el tema más largo -único que supera los 4 minutos- protagonizado por un bajo que no deja de retorcerse y mantener la intensidad durante toda la canción.



How did we get so dark? es un disco claramente continuista aunque pueden observarse algunas pequeñas variaciones: un tono general más accesible, una mayor variación en la forma de cantar de Michael Kerr tirando de falsete en varios temas y  algunos ritmos novedosos en Don’t Tell o I only lie when I love you, aunque estos cambios son poco significativos. Su escasa duración, 34 intensos minutos para 10 canciones, y su ritmo contagioso provoca que se escuche con facilidad una y otra vez aunque en conjunto se vea lastrado por la pérdida de la capacidad de sorpresa y, especialmente, porque excepto en Hook, Like & Sinker o I only lie when I love you, el nivel medio de las canciones es inferior y menos inspirado que en su disco debut. A pesar de estas objeciones estamos seguros que a final de año Royal Blood estará en los puestos altos de los charts,  Urano incluido, aunque el disco se vea devorado por las expectativas generadas y quede distancia de su inmenso primer disco.

 LIGHTS OUT 
HOOK, LIKE & SINKER

I ONLY LIE WHEN I LOVE YOU
HOW DID WE GET SO DARK? en Spoti 



jueves, 14 de septiembre de 2017

Luís Brea y el Miedo- Usted se encuentra aquí. Una crítica




Usted se encuentra aquí es el tercer disco de Luís Brea, segundo bajo el nombre Luís Brea y el Miedo que da cabida en él a la banda que le acompaña, y tiene el objetivo de querer afianzar el incremento de popularidad obtenido, tal y como presagiábamos, tras la publicación de su magnífico trabajo homónimo dos años atrás.

El disco empieza exuberante con tres canciones inmediatas y efervescentes: Nueva Generación, Amanece y Kraken en las que mandan unas guitarras espléndidas y unos efectivos estribillos. Temas power-pop de alcance instantáneo que enganchan con rapidez al oyente, de hecho tanto la primera como la última del terceto han sido lanzadas como single. Reducen ligeramente la velocidad en las siguientes Como una ola (valentía la suya al utilizar este título) con un inicio que puede recordar a Pulp aunque luego la canción sigue por otros derroteros, y la juguetona y gritona Perfecto.

En la parte central del LP viran la dirección aparcando el vértigo de la primera mitad, para ofrecer unos registros muy diferentes; Habanera donde Luís Brea se vuelve a transformar en Julio Iglesias, tópico tan recurrente como real en su carrera, para entregar un tema que coquetea con el bolero. La confesional y ligeramente autocomplaciente Berlín. El Estanque donde -quizá estoy influido por el título- el cantante homenajea bunburizando (época inicial Héroes) en un evocador tema y Trenes, en el que un bajo vibrante soporta todo el peso de la canción.


Para el final, en la esquina más recóndita, reservan dos gratas sorpresas: la crepitante Manuel Rodríguez y, especialmente, La Casa del Misterio, un tema de letra melancólica con un desarrollo que lleva a un crescendo irresistible, en unas coordenadas similares a los mejores momentos de Arcade Fire.


Usted se encuentra aquí es un disco continuista al seguir los patrones que les llevaron a un cierto éxito en su disco anterior. La banda formada Jorge Martí (guitarra y sintes), Lázaro Fernández (Batería), Nacho Mora (bajo y coros) está plenamente consolidada ofreciendo un sonido compacto y enérgico, con protagonismo de las guitarras bien secundadas por bajos rítmicos y enriquecido con precisas y acertadas líneas de sintetizador. Consciente de que sus mejores temas son los más rítmicos y trabajados, por momentos incluso power-pop, Luís Brea prácticamente renuncia a su faceta de cantautor clásico dándole escasa cancha en este trabajo. Estableciendo paralelismos, Nueva Generación vendría a ser El Verano del Incendio y La Casa del Misterio tiene el mismo aroma poderoso a canción mayúscula que desprendía Mil Razones.

Las letras continúan versando principalmente sobre las relaciones amorosas y la cotidianeidad pero en esta ocasión son más brumosas, crípticas y abstractas, incluso perdiendo un poco su lírica reconocible, renunciando al detalle de una escena puntual por un concepto más genérico y abierto. Esta niebla no beneficia a sus canciones, especialmente los temas menos directeos, ya que las letras visuales y perdurables de Luís Brea es uno de sus principales aciertos. Por ahí hemos leído que este oscurantismo deriva de una mayor madurez aunque lo cierto es que corren el riesgo de acercarse a una serie de grupos muchísimo más vulgares en sus textos, que tienen la costumbre de recurrir a la trascendencia para envolver su falta de mensaje. Aunque también tenemos que reconocer que varios de ellos disfrutan, incomprensiblemente, de amplio reconocimiento.   

Usted se encuentra aquí confirma el paso adelante dado por Luís Brea y el Miedo, logrando una consolidación del sonido y potencial del grupo y ofreciéndonos unas muy disfrutables canciones como Nueva Generación, Manuel Rodríguez y La Casa del Misterio aunque, en conjunto, no logra superar a su predecesor. A pesar de ello, su nivel es muy superior a la mayoría de discos que se publican dentro del indie español.


NUEVA GENERACION (Atentos a los cameos)

LA CASA DEL MISTERIO
AMANECE

USTED SE ENCUENTRA AQUÍ en Spoti

OTRAS RESEÑAS DEL GRUPO:

viernes, 8 de septiembre de 2017

Will Self- Mi idea de la Diversión. Una crítica





Cuando estoy en casas ajenas siempre dedico una mirada a recorrer los libros a la vista. Como tenga un mínimo de confianza enseguida me pongo a dar la tabarra con ellos y pido una recomendación (por muy snob que uno sea, hay un mar de títulos y escritores que desconozco). Hace unos meses en casa de un familiar y ante la espléndida biblioteca que posee, estuver un buen rato deleitándome en su contemplación para terminar llevándome Mi idea de la diversión de Will Self. No tenía ninguna referencia sobre el libro pero palabras en su contraportada como divertidísima, malévola, comicidad feroz o humor muy negro me convencieron totalmente.



En una cena con sus amigos, tan burgueses como él, a Ian Wharton –triunfador ejecutivo treintañero- le preguntan sobre qué entiende por diversión. Ian, impertérrito, elude la cuestión y se pone a escuchar al resto de asistentes ya que no puede confesar en voz alta su perversa, depravada y enfermiza idea de la diversión. Tan repulsiva y cruel que su sola mención provocaría el desprecio de sus semejantes y, casi con total certeza, alguna denuncia que acabaría con sus huesos en una oscura mazmorra policial.
Pero Ian no fue siempre tan malévolo. Una vez fue un niño inocente. Tan inocente como retraído y solitario. Una madre siempre atareada y la ausencia de un padre fugado provocaron que Ian aceptara sin rechistar la presencia y guía de un tutor impuesto, el Sr. Broadhurst, un viejo amigo de la familia. Cuando a un muchacho joven e impresionable, autotorturado por poseer una prodigiosa capacidad eidética (habilidad comúnmente conocida como memoria fotográfica) le tutela un ser tan misterioso como descomunal, tan elegante como egoísta, tan excéntrico y excesivo como metódico, cualquier cosa puede enraizar en el cerebro del talentoso Ian, pudiendo convertir la brújula de sus enseñanzas en una peligrosa deriva que le lleve a despreciar totalmente a sus semejantes.



Y sí, yo también creo que la sinopsis promete y si además, le añadimos un sustrato de humor cáustico soterrado entonces las expectativas de lectura disfrutable se disparan exponencialmente. Pero no, y siento mucho pinchar el globo, en absoluto cumple lo prometido. El libro se divide en dos partes: la infancia-adolescencia de Ian y su edad adulta. En la primera, reflejo de la admiración del chico por su tutor y como su influencia va calando en él, tiene un estilo perezoso y tedioso plasmando la misma afición al pleonasmo en la escritura que el Sr. Broadhurst en su lenguaje y explicaciones. Párrafos con abundantes símiles y metáforas, un vocabulario barroco y rebuscado no consiguen más que cansar al lector, sobrevolando una permanente sensación de que la historia no lleva a ninguna parte. La segunda parte es un delirio constante, una incursión permanente en el absurdo, un absurdo tan excesivo como poco esclarecedor y, por tanto, innecesario. Las páginas transcurren en un insulso y disparatado limbo cotidiano, hasta que llega un momento en que el autor decide acabar la historia y, en unas pocas hojas, abre una puerta mágica que alumbra a Ian las claves de su comportamiento, provocándole una revelación, una aceptación que le permiten llegar tan pancho al final del libro. Con la salvedad de que esta revelación guarda poca coherencia con lo leído en las casi trescientas páginas anteriores.



Recargada tendencia al ornamento superfluo, escaso interés de la acción, historias paralelas insustanciales. El uso de estas expresiones dan una idea de la aridez de su lectura con el consiguiente desinterés hacia el devenir de Ian. Ante esto, por qué no dejé el libro? Primero por cabezota (mi inmensa fe en un giro prodigioso que no se producirá) y luego, porque reconozco que a partir de la página cien recurrí a la lectura en diagonal, hecho éste que me ayudó decididamente a llegar al final. Asumo que muy posiblemente sea culpa mía y no haya entendido absolutamente nada, ni mucho menos haya detectado las claves ocultas que deben poblar la narración para convertir la lectura en interesante y, ya no digamos, en cáustica, divertida y gratificante.



En este páramo creo que es necesario mencionar la ingente labor de traducción llevada a cabo por Cecilia Cerani y Txaro Santoro para trasladar el recargado universo de Will Self al castellano. Creo que no puedo destacar nada más salvo que acabó pareciéndome una total pérdida de tiempo. O siendo más elegante, digamos que la historia surgida de la imaginación del autor no tiene nada que ver con Mi idea de la diversión.


Will Self en la Wikipedia

Recomendación: 
Más que una recomendación, una orden: devolver siempre los libros prestados.

Mientras escribía esta reseña he escuchado el refrescante Watercourse de Sea Pinks, el decepcionante Everything now de Arcade Fire así como el contundente How did we get so dark de Royal Blood, sin dudar una de las mejores bandas de la actualidad.