It feels like a hundred years.
A veces se me aparecen en el umbral entre el sueño y la vigilia, vienen hacia mí y ya no estoy solo.
Ses coses no són fàcils per ningú dins aquest iglú tan descongelat.
The one and only time I ever saw Toxic Boy cry was when some sodium chloride got into his eye.
La gente necesita conocer tu opinión de mierda.
Encara que treguin discos que són castanyes i estiguin més
acabats que els mòbils Ericsson, va haver un temps en que Mando Diao feien unes
cançons tan espectaculars com necessàries.
Dance with Somebody et transporta, des
dels esbufecs inicials, a un univers paral.lel ple de colors que dura
exactament 4 minuts. Temps en el que tot és eufòria, les llums són més boniques
i brillants, pots aconseguir qualsevol Itaca que imaginis i, el més important,
et busco i em trobes i perdent-me en els teus ulls, sé que tot és cert i
estarem segurs en aquest cim sense obstacles ni paranys de cap mena.
Break your happy home
Learn to sing along
To the music, to the music
Clap your hands and shake
On a summer's day
To the music, to the music
I'm falling in love with your favourite song
I'm gonna sing it all night long
I'm gonna dance with somebody
Dance with somebody
Dance, dance, dance
I'm gonna dance with somebody
When you're all alone
We become your home
We're the music, we're the music
When your love's away
And you feel betrayed
We're the music, sweet music
I'm falling in love with your favourite song
I'm gonna sing it all night long
I'm gonna dance with somebody
Dance with somebody
Dance, dance, dance
Dance...
I'm falling in love with your favourite song
I'm gonna sing it all night long
I'm gonna dance with somebody
Dance with somebody
Dance, dance, dance
Como ya he comentado en alguna
entrada anterior, ir a la biblioteca con el tiempo justo es un error. O se
tiene decidido de antemano los libros que quieres o acabas cogiendo lo primero
que te llama la atención, sin poder disfrutar del momento de rebuscar y elegir. En mi última visita solo disponía de un cuarto de
hora por lo que me encaminé apresuradamente al estante de novedades. Allí, un chico joven miraba con
expresión de tristeza desde la portada de un libro. Su título me sorprendió, Para
Acabar con Eddy Bellegueule (Adéu a l’Eddy Bellegueule en la edición catalana),
y sin tener ninguna otra referencia me lo llevé a casa.
Eddy Bellegueule es un niño de 10
años que reside en un pequeño pueblo de 500 habitantes de la región francesa de
Picardía. Su vida diaria es un infierno. Sus gestos amanerados, su voz aguda,
incluso su inteligencia le convierten en el rarito, el afeminado, el mariquita
del pueblo. Como allí todos los chicos tienen que ser duros, su condición
sexual diferente es un estigma, una marca que solo merece reprobación, escarnio
y violencia, por lo que Eddy es víctima de burlas, descalificaciones y
agresiones de manera continuada.
Vivir en un entorno social
desfavorecido tampoco ayuda demasiado. Sus padres le quieren pero desearían que
su hijo fuese más normal y que no supusiese otro problema que sumar a su
desesperada situación económica. A lo largo del libro (que recorre de los 10 a los 14 años del
protagonista), Eddy toma consciencia de su sexualidad, intentando negarla, ocultarla
e incluso experimenta con chicas con tal de dejar de ser un marginado. Una vez asume
que le es totalmente imposible fingir decide que tiene que dejar el pueblo y la única oportunidad que se le puede presentar será gracias a los estudios.
Éste es el duro argumento de Para
Acabar con Eddy Bellegueule, novela debut y autobiográfica de Édouard Louis. El
autor tiene actualmente 23 años y, pese a su juventud, sorprende positivamente
el tono contenido del libro, sin caer en el sentimentalismo ni cargar tintas ni
lanzar exabruptos sino limitándose a relatar los hechos que conformaron su infancia
y primera adolescencia sin juzgar a los protagonistas en ningún momento. Se
trata de una novela corta, de escasas 160 páginas, pero plagadas de aristas
cortantes que provoca que el lector asista con el estómago encogido a los
episodios de violencia escolar contra él (bullying es una palabra que se queda
corta), se desconcierte ante los primeros escarceos sexuales que se convierten
en hábito y se horrorice ante los episodios de violencia familiar.
Édouard Louis describe a partir
de su historia, la vida en un pueblo pequeño dependiente de una fábrica que da
trabajo a la mayoría de los habitantes del mismo. Narra un ecosistema
asfixiante con una cotidianeidad llena de violencia en que los hombres deben
ser muy duros para demostrar su virilidad, el papel de la mujer es de total
sumisión respecto al hombre, el alcohol está tan presente que su ausencia casi
está mal considerada, el racismo exacerbado es la respuesta a muchos problemas,
la diferencia no se comprende sino que se reprime y la falta de expectativas es
tan implacable que las vidas de sus habitantes no dejan de ser grises réplicas
unas de otras.
El acoso escolar es un elemento tan presente y habitual que incluso Eddy
lo acepta, hasta el punto de acudir voluntariamente al encuentro de sus
agresores para que le humillen y apaleen e incluso se preocupa por sus
agresores si un día no acuden a su espeluznante cita. Esta sumisión a su
condición de diferente y el convencimiento de que merece ser castigado por ello
provoca escalofríos.
En la contraportada describen la prosa
de Édouard Louis como un cóctel de Zola y Dickens, lo que es totalmente cierto.
Podríamos definirla tranquilamente como literatura naturalista, con la
importante diferencia es que la acción transcurre hace escasamente 10- 15 años
en un pueblo de Francia, una de las primeras economías mundiales y no en la
Inglaterra o Francia del S. XVIII. No deja de sorprender y doler que en estos
tiempos de progreso e información no dejen de producirse estas situaciones y no
solo en lugares tan claustrofóbicos como el pueblo descrito. En el norte de
Francia, en Occidente, en la actualidad, ahora mismo. Por desgracia, el caso de
Eddy no es el único sino que es mucho más frecuente de lo que creemos.
Para acabar con Eddy Bellegueule
es una novela triste y devastadora, en la que el tono neutro de la historia
realza la descorazonadora acusación hacia la sociedad occidental en que estamos
viviendo por su falta de educación y de valores.
Impactante debut literario de
Édouard Louisajustando cuentas con su pasado.
La fantasía está muy bien pero unas dosis de realismo (aunque no sea mágico) también apetecen y son necesarios. Seguir la carrera de Édouard Louis.
Durante la escritura de
esta reseña escuché el majestuoso Kicking against the pricks del gran Nick Cave con sus Bad Seeds, también los premonitorios lamentos agónicos del ya mítico David Bowie en BlackStar así como admiré todavía más a Polly Jean en This is Desire?.
El pasado sábado, 9 de enero, el
sello El Genio Equivocado organizaba una fiesta en Barcelona, después de la de
hace un tiempo en Madrid, para presentar los nuevos lanzamientos de varios de
los grupos que integran su escudería así como para poder ver a bandas que no se
prodigan demasiado por los escenarios catalanes.
El recinto elegido fue La [2] de
Apolo, un acierto seguro ya que la sala de Nou de la Rambla es perfecta en
cuanto a tamaño y, especialmente, sonido para este tipo de eventos. Lo del
tamaño no es cuestión menor ya que la práctica totalidad de grupos solo cuentan
con uno o dos discos publicados y, a pesar de su calidad, la asistencia no
estaba garantizada.
Al inicio del festival el
ambiente era algo desangelado aunque a medida que avanzaban las actuaciones la
afluencia de público fue mucho mayor, cuando tocó el turno a los previsibles cabezas de cartel, Hazte Lapón y
Murciano Total, la sala estaba totalmente abarrotada de un público entregado
que tenía muy claro a quién venían a ver.
A destacar el precio: 10e para
ver a seis grupos (7e en anticipada), un regalo. Esperemos que los chicos de El
Genio Equivocado vendiesen muchos discos y productos de merchandising para
poder cuadrar los números. Un aplauso cerrado para la organización por
ofrecernos este gran festival en formato pequeño.
Los únicos puntos negativos, la
corta duración de los conciertos (obligados por el formato) y el escandaloso
precio de las bebidas en la barra.
A continuación, las actuaciones:
GRUSHENKA:Papel siempre ingrato el
de abrir un festival. Cuando empezaron la asistencia a la sala no era demasiado elevada aunque contaron
con un enfervorizado grupito de incondicionales (no hay nada como jugar en casa).
Sorprendió la bajísima edad media de los integrantes del grupo, con un bateria
(bestia parda el tío) y una bajista prácticamente adolescentes. Destacaron más en
las partes instrumentales que en los vocales y nos premiaron con una gran versión de Suedehead del
gran Morrissey.
EL LADO OSCURO DE LA BROCA:Los
zamoranos fueron, posiblemente, la mayor sorpresa del festival. Al iniciar su
set pocos de los asistentes les conocían pero después de mostrar la apisonadora
sónica en que se han convertido y de ganar el combate por KO técnico, lograron
un buen número de conversos. Una banda muy potente que reprodujo a la perfección
el noise, shoegaze y escarceos kraut de Beta, su álbum debut, impactando especialmente en De
Luces y en la fantástica Los Líderes Africanos
BLACANOVA:Su mezcla de delicado dream
pop y desbordante post-rock nos ofreció un concierto tan intenso como emocionante,
destacando especialmente en los crescendos incendiarios de sus canciones. Gustaron
más cuando se envolvían de intensidad que cuando se refugiaban en delicadeza. La
propuesta de Blacanova no es nada común y muy original dentro del pop
español pero triunfaron sobradamente, gracias a una banda de gran empaque, terminando el concierto por todo lo alto y epatando a todo el público asistente. Si a alguien no le gustaron, al menos pudo deleitarse con la película japonesa en blanco y negro que proyectaban en la pantalla situada detrás del batería.
HAZTE LAPÓN:Cuando empezaron los
“lapones” la sala estaba a reventar, clara muestra de quiénes eran los cabezas
de cartel. Hazte Lapón con su genial disco No Son Tu Marido han dado un
enorme paso adelante tanto a nivel de calidad como de popularidad. Solo
empezar el concierto ya se pudo ver que se trata de un grupo en estado de
gracia: la expectación creada, el público coreando absolutamente todas las
canciones, los músicos muy sueltos en escena, incluso Lolo marcándose unos simpáticos
pasos de baile y las caras de fascinación del público reflejando el gran
momento por el que pasa el grupo. Tienen tanta seguridad en su repertorio que
incluso se atrevieron a travestir su hit, Odiar, en clave de rumba. El concierto
fue tan divertido que se hizo extremadamente corto. Los grandes triunfadores de
la noche, logrando con extrema facilidad convertir a todo el público en integrantes
de la secta lapona.
MURCIANO TOTAL:Fueron las
víctimas del cansancio que empezaba a apoderarse de nosotros y nos perdimos su
actuación mientras estábamos haciendo unas cañas. Al entrar, ya habían acabado
pero preguntando a las primeras filas, nos dijeron que el concierto fue muy divertido, el grupo sonó muy bien y el público salió muy satisfecho.
COSMEN ADELAIDA:Había muchas
ganas de ver a los Cosmen ante lo poco que actúan por tierras catalanas. Salieron
con muchas ganas, tocando varias canciones nuevas lo que provocó una cierta
contención expectante en los asistentes. Cuando apretaron el acelerador y
empezaron con Viento de Invierno, Familia, Trabajo y El Parque, la sala se
convirtió en una fiesta hasta el final del set, cerrando de manera
apoteósica con Becerro de Oro. Gran concierto el que ofrecieron Cosmen Adelaida.
Larga vida y muchos éxitos a El Genio Equivocado.
La mayoría de fotos de esta crónica son propiedad de Toni Ultrapop (gràcies Toni).
Aquest matí, ben d’hora, ens hem despertat amb la notícia de la teva mort. No puc dir que m’hagi sorprés, el cert és que després de llegir ja fa temps que el teu estat de salut no et permetia fer concerts no deixava d’esperar la notícia. Digue’m “agorero xungo” si vols, però així és.
Casualment, ahir venint en coche desde Barcelona vaig escoltar per primer cop el teu nou disc, BlackStar (ja és collonut que s’hagui publicat tant justet. Haguès estat un genial disc pòstum, ara ho seran algun dels 30 recopilatoris que sortiran properament) i t’asseguro que en les primeres cançons vaig pensar que el disc era el lament d’un moribund. Sí, de ben segur que he estat suggestionat pels vídeos de BlackStar i Lazarus.
De tota manera, ara no em ficaré un vestit que no em correspon. Mai m’haguès pintat una franja a la cara per imitar-te, ni m’haguès afilat els ullals per assemblar-me a tu. Tens discs que no m'agraden gens (la part americana sobretot, però a la mitificada època berlinesa també hi faria una bona poda) però t’he de reconèixer que t’admiro molt, que et considero un dels personatges més importants de la música pop, que el teu talent, la teva Intel-ligència i les teves mutacions t'han convertit en un mite amb total mereixement.
I sí, m’has acompanyat molt, sinò de què estaria fent ara tot això?. Sense cap mena de dubte, el meu Bowie és el Ziggy Stardust arrastrant la guitarra com una pesada condemna però Scary Monters, Hunky Dory y Aladdin Sane també sonen al meu subsconcient. I després, retroban-te gràcies a la genial pirueta que dones a mitjans dels 90 i ens regales Outside, Heathen, Hours i, especialment, el fantàstic Earhtling. Però que llest que has estat sempre i quin ull tenies (no sé quin dels dos, el bo o el millor).
Space Oddity és de les cançons que més cops i més m’han emocionat a la meva vida, t’ho he de reconèixer. Velvet Goldmine em segueix fent pesigolles a l’estòmac, el piano inicial de Life on Mars continua tant meravellós com el primer cop que el vaig sentir. Cada cop que escolto Absolute Beginners (meravellós llibre, per cert) et vec regnant a la película, omplint-ho tot i sonric, no ho puc evitar. I sí Rock’n’Roll Suicide és una cançó per a que soni al meu funeral, fa molt temps que ho tinc clar.
Moltes gràcies David, només et demano que el major Tom segueixi vagarejant per l’espai i que en Ziggy Stardust se’n torni amb les seves aranyes al Planeta Roig, lloc tan ple d’emoció al meu pensament, que gràcies a ell i a l’amic Ray Bradbury van donar nom a aquest espai, només que el vaig haver de canviar perquè no estaria a l’alçada.
Els que estimem la música ens hem quedat una mica més orfes, deixa’t passar algun cop per aquest planeta que de ben segur que nosaltres vindrem a veure’t al teu
Esta mañana, temprano, hemos despertado con la noticia de tu muerte. No puedo decir que me haya sorprendido, lo cierto es que después de leer -hace ya tiempo- que tu estado de salud no te permitía dar conciertos no dejaba de esperar la mala noticia. Llámame agorero chungo si quieres, pero es así, te lo aseguro.
Casualmente, ayer viniendo en coche desde Barcelona escuché por primera vez tu nuevo disco, BlackStar (ya es curioso que su publicación haya sido tan justita. Hubiese sido un genial disco póstumo, ahora lo serán alguno de los 30 recopilatorios que saldrán próximamente) y te aseguro que en las primeras canciones pensé que el disco era el lamento de un moribundo. Sí, seguramente, estaba sugestionado por los vídeos de BlackStar y Lazarus, pero en eso pensé.
De todos modos, ahora no ostentaré un vestido que no me corresponde. Nunca me hubiese pintado una franja en la cara para imitarte, ni me hubiese afilado los colmillos para parecerme a ti. Tienes discos que no me gustan nada (la parte americana especialmente, pero a la mitificada época berlinesa también le conviene una buena poda) pero te reconozca que te admiro muchísimo, te considero uno de los personajes más importantes de la historia de la música pop y que tu talento, inquietud, inteligencia y tus mutaciones te han convertido en un mito con todo merecimiento.
Y sí, claro que sí, me has acompañado mucho, sino de qué estaría haciendo todo esto. Sin ninguna duda, mi Bowie es Ziggy Stardust arrastrando la guitarra como una pesada condena aunque Scary Monsters, Hunky Dory y Aladdin Sane tambien suenan en mi subconsciente. Después la genial pirueta que diste a mediados de los 90 para regalarnos Outside, Heathen, Hours y -especialmente- el genial Earthling. Pero qué listo qué has estado siempre y qué ojo tenías (no sé cual de los dos, el bueno o el mejor).
Space Oddity es de las canciones que más veces he escuchado y más intensamente me han emocionado, te lo reconozco abiertamente. Velvet Goldmine sigue haciéndome cosquillas en el estómago. El piano inicial de Life on Mars continúa tan maravilloso como la primera vez. Cada vez que escucho Absolute Beginners (maravilloso libro, por cierto) te veo reinando en la película, llenándolo todo y sonrío, no lo puedo evitar. Y sí, Rock’n’Roll Suicide es una canción para sonar en mi funeral, hace mucho tiempo que lo tengo claro.
Muchas gracias David, solo te pido que Mayor Tom siga vagando por el espacio y que Ziggy Stardust se vuelva con sus arañas al Planeta Rojo, lugar tan lleno de emoción en mi pensamiento, que gracias a él y al amigo Ray Bradbury dieron nombre a este espacio, solo que tuve que cambiarlo porque sabía que no estaría a su altura.
Los que queremos la música nos hemos quedado un poco más huérfanos, pásate alguna vez por este planeta. Te aseguro que nosotros vendremos a verte al tuyo.
Reconozco que compré Karoo al ver
su bonita portada, el dibujo de un tipo despeinado, sin afeitar y con las gafas
rotas que te mira directamente mientras está sentado sobre un montón de
libretas desparramadas, asomando entre ellas un cerebro, un corazón y una
botella de whisky. Ese aire desafiante a la par que desvalido me conquistó. En
la contraportada se indica que Steve Tesich fue guionista de cine y que falleció
sin ver publicada su novela. Ésta se publicó de póstumamente y obtuvo el éxito
varios años después hasta convertirse en una novela de culto con aura de libro
muy divertido. ¿Les suena? Exacto, el paralelismo con La Conjura de los Necios es
evidente.
Doc Karoo es un reputado reescritor
cinematográfico, un reparador de guiones ajenos, corrige y poda
toda arista y signo de originalidad para amoldarlos a la fórmula de éxito
hollywoodiense, sacrificando talento ajeno en aras de éxito económico. El
dilema moral queda sepultado bajo las enormes cantidades de dinero que le pagan
por su trabajo. Su profesión le ha ayudado a convertirse en un cínico egoísta, un
mentiroso impenitente que bajo su trabajada careta y a base de años, se blinda
del mundo exterior sin querer a nadie hasta el punto de evitar la relación con
su propio hijo.
Este vida sin emociones se ve
alterada con motivo de la reconstrucción (destrozo sería la palabra correcta) de
la última película de un veterano y venerado director de cine. Mientras la está
viendo, Karoo tiene una corazonada que se transformará en certeza y en un
arrebato de humanidad se lanza cuesta abajo a luchar por un sueño, una ilusión,
una utopía que, por primera vez en muchos años, pueda mejorar la vida de
alguien ajeno. Conseguirlo repercutirá favorablemente en su propia vida, hasta
el punto de entroncar con su pasado y reparar viejos errores, dando lugar a un
nuevo y encantador Karoo. ¿Pero podrá este Ave Fénix adaptarse a su nuevo y
feliz día a día después de tanto tiempo?.
El libro se estructura en 3
partes. En la primera, el protagonista naufraga por New York mostrando todo el
repertorio de tics del personaje que él mismo se ha creado. La suma de anécdotas y
situaciones ridículas tendría que ser humorística pero lo cierto es que las 150
páginas de exhibición impúdica se convierten en una lectura pesada y farragosa.
En la segunda parte- el renacido Karoo- la ilusión llena las páginas, el ritmo
narrativo aumenta mientras asistimos a una explosión de sentimientos. Con ello
la lectura se vuelve fácil y adictiva aunque el lector empieza discernir negros
nubarrones sobre el horizonte, nubarrones que el protagonista ni tan solo
intuye. En la tercera parte del libro, las nubes se convierten en diluvio. El
tono se ensombrece y ralentiza, el uso de la tercera persona sustituye la voz de Karoo provocando que la narración se vuelva neutra y tome distancia, potenciada por el uso de imágenes surrealistas que nos llevan al desenlace final. Esta tercera parte torpedea el vuelo que había alcanzado la narración y desconecta ligeramente al lector de la historia.
Steve Tesich fue guionista de
cine y en esta obra lanza una durísima crítica contra la industria
cinematográfica al reflejar el materialismo de un mundo que no duda a devorar a
sus integrantes –y su talento- en pos de una mayor recaudación económica para
seguir alimentando el engranaje. La certera descripción de su profesión, la
hipocresía y banalidad de las relaciones entre los integrantes del mundo del
cine y, especialmente, la descripción y comportamiento del productor exitoso son clarísimos
cartuchos de dinamita contra la industria.
Karoo es un libro entretenido.
Destaca en el conocimiento y descripción de los ambientes propios de la industria aunque le lastra una cierta tendencia a alargar demasiado
las situaciones. De todos modos, el problema principal de la novela estriba en
las expectativas creadas: comparar cualquier libro con La Conjura de los Necios
puede servir como argumento de venta pero difícilmente el libro en cuestión
resistirá la comparación. Los momentos humorístiscos escasean (de hecho, el
tono trágico está muy presente), el absurdo no aparece ya que ha sido vencido
por el cinismo y Doc Karoo deambula y naufraga en su vida por elección propia
mientras que Ignatius J. Reilly no tiene opción, es un cretino redomado que
funciona al ritmo de sus neurosis.
La contraportada dice que Karoo
es uno de las mejores novelas de los últimos cincuenta años, desde aquí no secundamos
–ni de lejos- esta idea aunque acercarse a ella sin expectativas seguro que conllevará
una lectura gratificante.
Dejarse aconsejar pero también cuestionar las portadas, contraportadas y solapas de los libros que leemos.
Sin ninguna duda: The Meaning of 8 y Feel Good Ghosts de Cloud Cult.
Durante la escritura de
esta reseña escuché ese terremoto de corta duración pero largo alcance titulado Año Santo de Triángulo de Amor Bizarro, posiblemente uno de los grupos más importantes del rock en nuestro país en los últimos años. También me dejé mecer por la obra de arte de ir por casa que es The Meaning of 8 de los orfebres Cloud Cult.
Según la nota de la solapa, Edward
Bunker fue un delincuente –principalmente atracador a mano armada y traficante-
que pasó varios años de su juventud entrando y saliendo de la cárcel. Consiguió
convertirse en escritor basando sus novelas en su propia experiencia, posteriormente fue guionista de Hollywood e
incluso, actor ocasional.
A pesar de tan interesante vida
lo cierto es que desconocía totalmente al autor. Menos mal que, con excelente
criterio, me regalaron No Hay Bestia Tan Feroz. Solo tener en las manos la
cuidada edición de Sajalín Editores, me llamó la atención tanto la bonita
portada del libro como que el prefacio lo firmase el gran James Ellroy, además
de figurar un elogio de Quentin Tarantino en la banda publicitaria. Todo ello
buenos presagios sobre lo que depara la novela.
En No Hay Bestia Tan Feroz, el
autor explica la historia de Max Dembo, justo en el momento en que –ya en la treintena- le conceden la condicional y sale de la cárcel tras ocho años
de estancia. Max vuelve a su ciudad, Los Ángeles, con la firma intención de
dejar de delinquir y reinsertarse en la sociedad pero los escasos sesenta y
cinco dólares que posee poca ayuda le ofrecen.
Ante la imposibilidad de
encontrar trabajo por la negativa de todo empresario a contratar un exconvicto,
por su precariedad económica y, especialmente, por la actitud arrogante y
desconfiada del agente de la condicional, Max se halla en una encrucijada y
decide volver a lo mejor –y único- que sabe hacer, delinquir, quebrantando la
condicional convirtiéndose en un fugitivo y renunciando a vivir dentro de la
ley.
A partir de ese momento, Max deja
atrás sus recién adquiridos prejuicios y se dedica a planear y ejecutar atracos
cada vez de mayor envergadura, reclutando a viejos conocidos para poder
llevarlos a cabo. Aunque como muy bien sabe, como mayor es el botín deseado
mayor es el riesgo, conociendo que puede llegar a pagar el precio más alto, su
propia vida, o en el mejor de los casos pasar una muy larga temporada en la
cárcel al haber quebrantado su condena anterior. A pesar de ello, Max se lanza
a tumba abierta a su retomada carrera delictiva confiando en su inteligencia y
minuciosidad en los preparativos. Pero, ¿será ello suficiente para que no le
capturen?.
Está claro que Edward Bunker sabe
de qué escribe. El escritor coge al lector de la mano y le hace pasar la última
noche en la cárcel al lado del protagonista, las mismas penurias y
humillaciones que padece Max mientras intenta ser un hombre de bien, le lleva
de visita por los bajos fondos de Los Ángeles para que vea como beben,
trafican, pinchan y se relacionan sus integrantes, le hace partícipe de la
planificación de los golpes, así como sufrir la tensión y la angustia del desarrollo
de los mismos.
Si a todo esto le sumamos una
narración vigorosa, de una verisimilitud casi tangible y unos personajes
sólidamente perfilados nos encontramos con una novela muy atractiva para el
lector que la devorará para saber si la huida hacia delante emprendida por Max
Dembo será exitosa o le llevará al fracaso como parece estar condenada desde el
principio.
La narración se sitúa a
principios de los años setenta aunque tiene un carácter totalmente atemporal ya
que lo que nos dice su triste trasfondo es la total incapacidad de escapar de
su triste destino por parte de los ladrones, yonkis, traficantes y otros
delincuentes de baja estofa que habitan las páginas del libro, sumergiendo a
sus familias en el mismo lodo que pisan cotidianamente. También critica al
sistema judicial, reflejándose en el comportamiento despótico del agente de la
condicional que ya ha juzgado y condenado a Max Dembo de antemano así como la
imposibilidad de reinsertarse en la sociedad de alguien que sale de la cárcel y
no encuentra ninguna oportunidad que le evite reincidir.
No Hay Bestia Tan Feroz es una gran novela criminal que recomiendo
encarecidamente.
Durante la escritura de
esta reseña escuché el divertidísimo FFS de Franz Ferdinand & Sparks, el sorprendente Bleeders Digest de los desconocidos Say Hi y los turbios y claustrofóbicos Tender Prey y Prayers on Fire de Nick Cave and the Bad Seeds y la anterior banda del australiano, The Birthday Party, respectivamente.